La hora de la verdad para el Barça

«Para nosotros es ilusión, esperanza y motivación para pasar a cuartos. Es la competición más grande entre clubes. Es el escenario ideal para hacer un gran partido y demostrar todo lo que hemos trabajado. Es el momento de hablar en el campo», aseguró Xavi en la rueda de prensa previa al partido de su equipo contra el Nápoles. El técnico de Tarrasa reconoció la importancia del choque, aseguró que «la eliminatoria está al cincuenta por ciento» y confirmó que la Champions es «una asignatura pendiente para el club».

No es para menos. El Barça se juega este miércoles muchas cosas. Está en juego la temporada en el ámbito deportivo, ya que la Champions es ahora mismo el camino más recto hacia un título, pero está también en juego la viabilidad del club. Caer frente al Nápoles en los octavos de final supondría perder de entrada 10,6 millones de euros, que podrían ser 12, 15 o incluso 20 más en función del recorrido que el Barça tuviera en la competición. Este baile de cifras está en la cabeza de Xavi y también en la chequera de un Joan Laporta que tenía presupuestado para este curso, como siempre, que su equipo alcanzara, como mínimo, los cuartos de final de la máxima competición continental.

Lograrlo está en manos de un Barça que llega al duelo recuperado al menos en cuanto a resultados. Desde que Xavi anunciara su adiós anticipado, los culés han levantado el vuelo y han logrado diez puntos de los últimos doce en juego en Liga. Lo han hecho sin grandes alardes, sí, pero es suficiente para que la eliminatoria contra el Nápoles se vea con unas perspectivas diferentes a las que se atisbaban hace un mes cuando la crisis del equipo estaba en su apogeo.

Será un duelo en el que el Barça tendrá que huir de su pasado reciente. Liverpool, Roma, Múnich o Lisboa estarán presentes en un partido en el que los culés tendrán que romper con el mal fario europeo y tendrá que hacerlo también un Xavi que apenas ha ganado seis partidos de los catorce que ha dirigido en la Champions. Para ello, podrá contar con Sergi Roberto y Joao Félix, ya recuperados ambos de los problemas físicos que atravesaban, pero no con Marcos Alonso, Balde, Gavi y Oriol Romeu, por lesión. Estas ausencias condicionarán un once en el que el técnico de Tarrasa podría repetir el 4-4-2 que tanto ha utilizado en los últimos encuentros. Christensen podría ser el cuarto centrocampista junto a De Jong, Gündogan y Pedri, mientras que Lamine Yamal y Robert Lewandowski serían los jugadores más adelantados.

Enfrente estará el campeón del fútbol italiano, pero venido a menos. Ya no está Luciano Spalletti, que ahora es el seleccionador de Italia, y tampoco están en su plenitud Victor Osimhen y Khvicha Kvaratskhelia, el dúo diabólico que puso patas arriba la Serie A hace apenas unos meses. El Nápoles no es lo que era. De la gloria se ha pasado a estar en mitad de tabla y de la histeria por el título se ha pasado a una apatía pocas veces vista en la ciudad partenopea.

Todo ello ha llevado al siempre estridente Aurelio De Laurentiis, máximo mandatario del club, a prescindir de Walter Mazzarri apenas 48 horas antes de medirse al Barcelona. Su lugar en el banquillo lo ocupará Francesco Calzona, seleccionador de Eslovaquia y exayudante de Sarri y Spalletti en el Nápoles. El nuevo inquilino del Estadio Diego Armando Maradona se caracteriza por ser un entrenador valiente, que apuesta por el 4-3-3 y que siempre prioriza jugar el balón desde atrás. Para llevar a cabo esa idea, podrá contar con todos sus efectivos a excepción de Cajuste y Diego Demme, que atraviesan problemas físicos.

Nápoles: Meret, Di Lorenzo, Ostigard, Rrahmani, Mazzocchi, Lobotka, Anguissa, Traoré, Politano, Osimhen y Kvaratskhelia.

Barcelona: Ter Stegen, Koundé, Araujo, Iñigo Martínez, Cancelo, Christensen, De Jong, Gündogan, Pedri, Lamine Yamal y Lewandowski.

Árbitro: Felix Zwayer (Alemania).

Hora: 21:00 h.

Estadio: Diego Armando Maradona.

TV: Movistar Liga de Campeones.