Raphinha celebra los tres goles que le marcó el miércoles al Bayern. EP
Opinión

Raphinha ya tiene aura

El brasileño destrozó al Bayern de Múnich y será una de las armas más peligrosas del Barça ante el Real Madrid en el clásico

Daniel Panero

Madrid

Jueves, 24 de octubre 2024, 18:06

Raphinha es el símbolo del nuevo Barça. Su evolución es la que marca el ritmo de un equipo que ha pasado de la ansiedad al júbilo, de la «construcción» a creer que todo es posible, incluso ganar al Bayern de Múnich. El brasileño aplastó ... este miércoles al gigante bávaro en una exhibición coral de los pupilos de Flick que tuvo al ex del Leeds como máximo exponente. Sus tres goles le disparan como el jugador revelación del curso y como la gran sensación de una afición, la del Lluis Companys, que vibró con la goleada y que todavía no da crédito con el jugador que ya tenían en sus filas. Raphinha siempre estuvo ahí, pero ahora tiene aura.

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Y es que contra el Bayern se pudo ver a un líder sobre el terreno de juego. Raphinha fue el capitán, no solo por llevar el brazalete, sino por guiar a los suyos en cada presión en campo contrario y ser el estilete más importante para castigar a un rival que hasta este miércoles parecía imperturbable. Marcó tres goles y todos fueron fundamentales y de bella factura. En el primero tuvo el temple suficiente para sentar a Neuer y marcar a placer cuando el partido acababa de empezar, en el segundo definió con la derecha, una pierna que hasta este año parecía de apoyo, y en el último demostró un estado físico y de confianza al alcance de muy pocos jugadores en Europa en este momento. Ganó a su par, hizo un control prodigioso y definió al ángulo con un disparo cruzado, imposible para el meta rival.

Su exhibición puso patas arriba a la afición del Lluis Companys y convirtió el duelo ante el Bayern de Múnich en un encuentro que el extremo nunca olvidará. «Desde que llegué soñaba con estas noches, marcando goles, jugando estos partidos y siendo decisivo. Ha sido una noche muy especial, salgo muy contento», afirmó Raphinha con una sonrisa de oreja a oreja. No es para menos, hizo tres de los cuatro goles de su equipo, fue ovacionado por una afición que hasta hace poco era escéptica e incluso acabó manteado por sus compañeros tras el pitido final.

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El duelo ante el Bayern confirma todas las buenas sensaciones que Raphinha ha dejado desde que se incorporó a la disciplina de Flick este verano. El brasileño volvió como un tiro, dispuesto a demostrar que tenía sitio en el equipo, y ha logrado convencer a todo el mundo sin excepción. Tras la explosión de Lamine Yamal en el perfil diestro, ha sabido adaptarse a diferentes roles como en la mediapunta o en la izquierda y lo ha hecho para convertirse en un jugador mucho más indetectable para los rivales. Participa en la construcción, es fundamental para que el equipo mantenga la intensidad y su movilidad es una de las principales armas del nuevo Barça. Cada diagonal al espacio es un tormento para los rivales y una bendición para Flick, encantado con el rendimiento de una de sus principales estrellas. «Lo da todo en los entrenamientos y en los partidos, es muy importante para nosotros. Marca goles y tiene una buena dinámica con el balón. Ha hecho un excelente partido», dijo el germano.

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Un problema para el Madrid

El gran momento que atraviesa Raphinha tiene en vilo a un Real Madrid que sabe que tendrá en el brasileño a una de sus grandes amenazas este sábado en el Santiago Bernabéu. Los blancos no tendrán por lesión a Carvajal, especialista en secar en esa demarcación a rivales de talla mundial, y tendrán que encomendarse al buen hacer de Lucas Vázquez y a las ayudas que puedan llegar de otros futbolistas.

Será un clásico especial para Raphinha. Llegará al duelo contra el eterno rival consolidado en el once de Flick, después de cumplir cien partidos con la elástica azulgrana y lanzado. Con los tres goles ante el Bayern, ya suma nueve dianas y seis asistencias en apenas trece partidos que ha disputado este curso entre Liga y Champions. A sus 27 años, atraviesa el momento más dulce de su carrera y tiene por fin el aura que el Barça buscaba cuando desembolsó al Leeds 67 millones de euros entre fijos y variables.

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