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Ignacio Tylko
Jueves, 9 de marzo 2017, 01:22
«No sabemos defender», advirtió Cristiano Ronaldo a sus compañeros en el túnel de vestuarios del estadio San Paolo de Nápoles antes de comenzar la segunda mitad del choque del miércoles. El portugués describía una realidad, acentuada en el Real Madrid cuando Zinedine Zidane alinea, precisamente, a los tres integrantes de la BBC. Venía a decir a sus colegas que se dejasen de jugar con fuego volcánico y presionasen más arriba a los celestes para marcar y sellar el pase a cuartos de final de la Champions.
Minutos después, dos saques de esquina ejecutados con suma precisión por Toni Kroos y cabeceados por Sergio Ramos, mucho mejor en ataque que en defensa, devolvieron la tranquilidad a los merengues y las aguas a su cauce. Como en la gesta de Múnich, las finales de Champions de Lisboa y Milán, en el Camp Nou o en el Santiago Bernabéu ante el Deportivo, el capitán resultó salvador. Desde la final de la décima ante el Atlético, Ramos ha marcado nada menos que 21 goles y 18 de ellos han llegado con su equipo perdiendo o empatando. Por eso ya se le define al camero como el eterno bombero del Real Madrid.
Ramos sacó de un gran lío a su equipo, a Zidane, en entredicho como téc nico por no ser capaz de tener incidencia en los partidos con sus decisiones. Rescató el central a un grupo que en el primer tiempo deambuló y recibió 11 de los 12 remates realizados por la escuadra de Maurizio Sarri. El Madrid tumbó a los partenopeos a cabezazos y acabó con la incertidumbre.
A falta de un plan, de un estilo definido, de un juego bien gobernado y de más agresividad en la activación tras pérdida, Ramos y las acciones a balón parado marcan las diferencias en los campeones de Europa. No es casualidad que frente al Borussia Dortmund, el Betis, el Barcelona, el Deportivo, el Sporting de Portugal, el Málaga, el Celta, Las Palmas y el Nápoles, el Real Madrid marcase en acciones de estrategia cuando empataba o perdía. Para sus rivales, sobre todo si marcan en zona como el Nápoles y permiten a Ramos saltar en carrera, se hace durísimo poder competir contra esta virtud.
El 'Zizou' más cortante
Acabado el choque, Ramos dejó en evidencia a su entrenador. Mientras Zidane se mostró más seco que nunca, dijo estar «satisfecho con el juego de la BBC y de todo el equipo», aseguró que rectificaron en la segunda parte y soltó un pragmático «hemos ganado 3-1 y 1-3 y ya está» cuando se le insistió en el juego y el planteamiento, Ramos hizo autocrítica.
Reconoció el sevillano que se metieron muy atrás en el primer acto, que sufrieron, que se partieron y que no hicieron algunas de las cosas que debían. No es la primera vez que el defensa enmienda la plana al técnico. Tras la derrota en Mestalla, Zidane habló de actitud, Ramos dijo que fue un problema de fútbol y días después el entrenador reculó públicamente.
Aunque es innegable el 6-2 global ante el Nápoles, que el Madrid es líder en la Liga si gana su partido atrasado en Balaídos y que sigue invicto en Europa, Zidane salió tocado del sur de Italia. Para empezar, tiró más de galones que de sensaciones y alineó a la BBC pese a la exhibición de su equipo en Eibar. Las ayudas defensivas de Lucas Vázquez y Marco Asensio desaparecieron en Nápoles, donde sólo Bale bajó a defender. El equipo repliega sin intensidad y deja en inferioridad a los laterales y a Casemiro, víctima del mal momento de Kroos y de Modric e imponente para tapar tantos agujeros.
A Zidane también se le critica que no tuviese respuesta ante la presión del Nápoles. Los atacantes no bajaron a recibir al centro del campo, los medios recibieron de espaldas y los defensas y el portero insistieron en los pelotazos. Tampoco decidió cambiar para que el pivote defensivo brasileño se viera más arropado. Y sorprende que dejase fuera del banquillo a Kovacic, un centrocampista cumplidor, y contase con dos laterales como Danilo y Nacho. Zizou, de nuevo, se amparó en alguna acción inividual de sus jugadores.
A vueltas con la BBC
Inquietan también en el madridismo la imagen de Marcelo desde su última lesión, ya que se incorpora al ataque menos que antes y se ve superado en defensa con relativa facilidad, y la capacidad goleadora de la BBC, sobre todo de Cristiano. Es muy extraño que en un equipo que encadena 46 partidos marcando, el astro portugués sólo haya firamdo dos tantos en esta Champions. Bale lleva dos y Benzema, cinco.
Salen mal parados estos tres astros si se comparan este curso con la MSN. Mientras la BBC alcanza el 37% de los goles del Real Madrid, la tripleta del Barça se va hasta el 58%. De los 130 tantos de los blancos, 25 son de CR7, 15 de Benzema y 9 obra de Bale. Y de los 132 de los culés, Messi ha sellado 38, Luis Suarez, 25, y Neymar, 12.
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