18.30: La hora de la verdad

El Sporting ha demostrado que no sabe jugar este tipo de partidos. Por lo menos, así se ha constatado en las últimas seis temporadas y media, donde el Oviedo ha hecho de este 'clásico' su particular jardín. Da igual el cambio de actores, el guion pesa mucho a los rojiblancos a la vista de resultados que han suscitado cierto aroma de pesimismo a un sector de la afición cada vez que llega la cita. Pocas explicaciones más allá de los números, que no suelen engañar.

Para aquellos que hacen tabla rasa cada temporada y no miran hacia atrás, tienen el consuelo de que los rojiblancos llegan a la cita situados por delante en la clasificación, aunque solo sea por un punto.

Si el derbi hubiera llegado dos semanas antes, el sportinguista aguardaría eufórico el envite, consciente del potencial de su equipo. Los discípulos de Ramírez habían ganado en Tenerife y acabaron la jornada en ascenso directo, cinco puntos por encima del rival directo, y la sensación de ser un equipo compacto, seguro atrás e incisivo ante la portería rival.

En estas dos jornadas, el Sporting se ha dejado algo más que los puntos. Dos derrotas de distinto pelaje ante Racing de Ferrol y Zaragoza han segado el optimismo que escoltaba la trayectoria del equipo esta temporada, aplaudida por otra parte, y han sembrado dudas en torno a las opciones reales del bloque. «El partido llega en el mejor momento posible», proclamó Ramírez para recuperar el ánimo tras el doloroso revés en La Romareda donde todo, hay que decir las cosas, salió mal. Esta tarde contará con el subidón de un estadio entregado que ve en el derbi el día ideal para cambiar la dinámica negativa.

El Oviedo, sin embargo, ha cogido la ola buena desde el desembarco de Luis Carrión. Después de lidiar con mil problemas por las lesiones de futbolistas titulares, los azules no solo han sobrevivido a las ausencias si no que han demostrado fondo de armario para competir en casi todos los partidos, cambiando la dinámica negativa con la que arrancaron la Liga de la mano de Álvaro Cervera. Los azules se relamen ante la posibilidad de salir airosos (otra vez) de una cita que se les da especialmente bien para regocijo de una afición que sabe que esta vez el valor del partido es triple: ganar al eterno rival, superarlo en la clasificación y resolver el gol average.

Mucho en juego esta tarde en El Molinón entre dos aspirantes al ascenso. La igualdad entre los equipos de la zona alta desata la euforia en el vagón de candidatos, conscientes de que tanto los puestos de ascenso directo como los del 'play off' están al alcance de la mano después de 25 jornadas. El esprint por conseguir el objetivo puede decidirse por un punto o, incluso, por un gol de diferencia.