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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Miércoles, 1 de abril 2020, 00:06
En doce metros cuadrados de habitación, en un piso de Montevil, pasan el tiempo entretenidos como pueden Javi González Barcala, defensa del Sporting Genuine, y su padre Celestino. Este último explica que consumen las horas de confinamiento entre deberes, televisión, charla, buen humor ... y alguna que otra discusión. De fútbol, claro, la gran pasión de su hijo mayor. «Un luchador», se repite estos días en el edificio con orgullo. Porque Javi, de 19 años, con síndrome de Down, fue intervenido de urgencia del corazón con solo dos meses, es asmático y el viernes regresó a casa desde el HUCA tras superar el COVID-19.
Y la vuelta a su domicilio no fue cualquier cosa. Muchos de sus vecinos -hay unos 66 en la comunidad- organizaron un multitudinario recibimiento. La secuencia de su llegada en ambulancia entre aplausos, grabada por su padre y divulgada por el Sporting, se hizo viral. «Nunca había tenido un recibimiento así. Me gustó muchísimo, no lo esperaba», concede el protagonista a EL COMERCIO. «Estoy muy bien. Tengo ganas de hablar con amigos y con compañeros del equipo y del colegio. Y también tengo muchas ganas de jugar al fútbol, mi ilusión», completa Javi, que tiene a su mayor ídolo en el fútbol en su 'tocayo' Fuego.
«Estaba eufórico con el recibimiento, no se lo esperaba. Estamos muy agradecidos a todo el mundo», subraya Celestino. «Fue todo un poco promovido por mi cuñada, que organizó a los vecinos. Luego, yo iba comunicándome con mi marido por teléfono, cuando venían ya en la ambulancia, para ver dónde estaban. La verdad es que, viendo ahora el vídeo, resultó impresionante. No podemos decir otra cosa que gracias, porque fue toda una sorpresa para él», completa Begoña Barcala, la madre de Javi.
En una pared del ascensor todavía se puede ver estos días un improvisado collage que ha ido engordando a base de cariñosas postales, cartulinas y notas con los mejores propósitos. «Javi, desde tu portal todos los vecinos te mandamos mucha fuerza», se puede leer en una. Fue creciendo durante los ocho interminables días que el futbolista del Sporting Genuine pasó en el HUCA. Una tortura para su familia, que ahora, aliviada, aprovecha para mandar a la sociedad un mensaje de fuerza y paciencia. «Lo mejor que podemos hacer para quitarnos el 'bicho' es quedarnos todos en casa. Y por lo demás, mandar un mensaje de fuerza y esperanza, que sabemos que hay mucha gente en una situación difícil, sola, y esperamos que esto pase lo antes posible», desea Celestino.
Desde el 18 de marzo, cuando su hijo fue ingresado en Cabueñes por una neumonía, se convirtió en su sombra, acompañándole en una travesía médica que se extendió hasta el pasado viernes, cuando regresó a casa. Los dos conviven desde entonces en esa habitación con baño, aislados hasta el 10 de marzo como parte del protocolo. Separados por cuatro paredes de una esposa y madre, Begoña, que aún no les ha podido abrazar. Y de los hermanos pequeños de Javi, Nahia y Diego. «Es un luchador. Durante todo este tiempo casi nos ha animado más él a nosotros que al revés», comenta ahora aliviado Celestino, que pone capa a los otros 'superhéroes' de esta historia: «La gente que está en primera fila. Médicos, enfermeras, celadores, las chicas de la limpieza, que lo animaban todos los días... Son lo mejor que hay».
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