A. menéndez
Sábado, 28 de noviembre 2020, 01:25
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Ángel Balmori (Gijón, 1999-2020) falleció ayer después de años de lucha contra una leucemia. «Estamos consternados por el fallecimiento de nuestro exjugador Ángel Balmori, que militó en el equipo juvenil que logró el ascenso a Segunda División y se proclamó campeón del ... Torneo de Barrios», lamentó el Ceares, el último club que defendió el jovencísimo gijonés, que dejó un profundo vacío en el fútbol de la ciudad con su pérdida.
De Balmori todos destacan su bondad y capacidad de liderazgo. De ahí que fuera especialmente querido por todos sus compañeros del Ceares y también, antes, del Arenal, desde donde dio, junto a otros compañeros, el salto en 2016 a la exitosa temporada del club teyeru. «Era nuestro capitán en la sombra», recordaba ayer Hugo García, uno de los futbolistas de aquel equipo que concluyó con el ascenso a Segunda Juvenil sin perder un solo partido.
Una recaída hizo que Balmori tuviera que centrarse en otra lucha y colgara las botas, pero nunca perdió la vinculación con el Ceares. Nunca dejó de lado a su equipo. Ni tampoco al Sporting, su pasión, que le acompañó por siempre.
«Queremos mandar todo el ánimo y cariño a la familia y amigos de Ángel Balmori», escribió ayer el Sporting. El club rojiblanco se había mostrado muy comprometido con la situación de Ángel Balmori, un acérrimo aficionado. En 2016, Nacho Cases y Jony fueron a visitarle al Hospital de Cabueñes y le acompañaron junto al resto de sus compañeros para la comida de despedida de final de temporada que celebraba el Arenal. Ese gesto, según reconocen sus allegados, hizo feliz a Balmori, que ha tenido que lidiar los últimos años contra la enfermedad.
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Nunca perdió la sonrisa ni tampoco la energía. Así lo recuerda su entrenador Eusebio Hevia y su hijo Carlos, quien era su segundo. «Cuando tantas personas quieren a alguien es porque tiene que ser una muy buena persona. Todo el equipo ha estado siempre muy pendiente de él. Todos le querían», recuerda Carlos. «Era un chico ejemplar, educado, amable. Nunca tuvo un mal gesto con nadie», dice con profunda tristeza Eusebio, quien se queda con el éxito de aquel año. No necesitó de adaptación el recién llegado Balmori. «Tenía facilidad para llevarse bien con todos», relatan sus excompañeros.
En 2017 tuvo que dejar los terrenos de juego, obligado por la recaída. Todos los compañeros seguían en permanente contacto. Balmori no marcó muchos goles, aunque siempre era de los primeros en acudir a la celebración de cada uno. «Casi se alegraba él más que tú», repiten todos. «Se ha ido una gran persona. Un gran amigo y un gran compañero», lamenta Hugo.
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