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José Antonio Reyes celebra uno de los goles en el triunfo del Atlético sobre el Inter en la Supercopa de Europa. EFE

El fútbol llora al monarca de la Liga Europa

Fallece en un accidente de tráfico a los 35 años Reyes, con el récord de títulos en el torneo continental

IVÁN ÁLVAREZ

GIJÓN.

Domingo, 2 de junio 2019, 01:43

Un trotamundos del balón que se topó con un desenlace trágico muy cerca de casa. La fatalidad cercenó la vida de José Antonio Reyes (Utrera, 1983-Alcalá de Guadaira, 2019), víctima de un accidente de tráfico camino de su Utrera natal. A causa del siniestro, ocurrido al filo del mediodía de ayer, también fallecieron las dos personas que le acompañaban en el vehículo de alta gama ... , una de las grandes pasiones de un futbolista que según cuentan sus excompañeros cambió su cuenta corriente, pero nunca la esencia risueña y la «normalidad» con la que se presentó en la primera plantilla del Sevilla a los 16 años rebosando talento en la pierna izquierda.

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En sus dos etapas en el vestuario del conjunto hispalense pasó de niño prodigio a capitán. Por el camino integró el Arsenal de los 'invencibles' que se proclamó campeón liguero en 2004 sin conceder ni una derrota y cantó el alirón con la camiseta del Real Madrid antes de transformar los reproches 'colchoneros' derivados de su pasado 'merengue' en ovaciones fruto de su rol capital a las órdenes de Quique Sánchez Flores en el Atlético, donde inició el idilio más apasionado de un jugador con la Liga Europa.

Con cinco entorchados, el utrerano es el futbolista más laureado de esa competición continental, que engalana una prolífica y dilatada trayectoria sobre los terrenos de juego que ayer se convirtió en efímera fuera de él. «Cuando subió al primer equipo con 16 años ya veías que iba a marcar diferencias. Ese desparpajo de los jóvenes lo tenía y asumía responsabilidades que a otros les costaría más», expresa el gijonés Fredi Lobeiras, compañero del utrerano durante la temporada de ese precoz estreno en la élite y en las tres posteriores. «Era un chaval muy risueño, que siempre tenía una broma para sacar a los demás una sonrisa», señala sobre un carácter que le permitió ganarse el afecto de un vestuario con capitanes de fuerte temperamento como Pablo Alfaro y Prieto.

«Se adaptó muy bien. Ese desparpajo que tenía en el campo también lo llevaba fuera», confiesa Mario Cotelo, compañero del extremo internacional desde 2001 hasta 2003. «Era un portento y la referencia para los canteranos. Era un futbolista con una condición física brutal y venía a las pretemporadas con dos velocidades por encima de los demás», expone el langreano acerca de los atributos en los que sustentaba un estilo de juego vertiginoso . «Tenía una velocidad, una conducción de balón y un regate innatos», reafima el exguardameta Esteban, testigo directo de la explosividad del extremo zurdo en el duelo disputado de madrugada entre el Barcelona y el Sevilla en el Camp Nou. «Conduciendo el balón fue más rápido y superó en velocidad a Puyol, que le terminó haciendo penalti. Él lo tira y lo marca», recuerda el avilesino, que compartió con el utrerano los últimos meses de su primera etapa en el Ramón Sánchez Pizjuán.

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«Los veteranos se preocupaban de cuidarle porque era nuestro jugador diferencial. Había que mimarle y protegerle», señala. Al abrigo de Joaquín Caparrós, 'el niño', como le denominaban en el vestuario sevillista, creció hasta convertirse en la referencia del equipo y encandilar al Arsenal. «Iban mucho a verle a los entrenamientos y los compañeros vivimos también cómo se desarrolló ese fichaje. Querían retenerle, pero al llegar un club tan potente se lo terminaron llevando», asegura el exsportinguista Javier Casquero acerca de la primera gran venta de Monchi, que convirtió al atacante en protagonista del traspaso más caro de la historia del club nervionense por aquel entonces.

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En su primer año en Londres, bajo las directrices de Arsene Wenger, se proclamó campeón de Inglaterra y dentro de su etapa como 'gunner' fue protagonista involuntario de una peculiar arenga de Luis Aragonés durante un entrenamiento con la Selección Española que dio la vuelta al mundo. «Debe ver las cosas con más luz, tener claridad. Dígale al negro que usted es mejor», vociferó pegado a su cara el carismático técnico aludiendo a Thierry Henry, su compañero por aquel entonces. De vuelta a España, contribuyó a abrochar con un doblete que lideró la remontada frente al Mallorca el título de Liga para el Real Madrid de Fabio Capello, con un epílogo épico.

La temporada siguiente cambió de bando en la capital de España y ese pasado marcó el inicio de su ciclo en el Atlético. Salió cedido, contribuyó a llevar a las vitrinas del Benfica su primera Copa de la Liga y de regreso al Vicente Calderón lució su mejor juego al reencontrarse con Quique Sánchez Flores. De rojiblanco inauguró su palmarés continental, al que agregó tres medallas de campeón de la Liga Europa en el trienio de hegemonía sevillista en la competición.

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Muestras de luto

El utrerano, que la pasada temporada impulsó al Córdoba en su carrera a contrarreloj para alcanzar la permanencia en Segunda, vistió en la camiseta de la Selección Española Absoluta en 21 ocasiones y disputó el Mundial de 2006 en Alemania. «Terrible noticia, descansa en paz amigo. Abrazo para tu familia», expresó el asturiano David Villa, uno de sus compañeros en esa competición que se unió a los numerosísimos mensajes luctuosos que inundaron ayer las redes sociales.

Las muestras de pesar se trasladaron también a los terrenos de juego. En la final de Champions se guardó un minuto de silencio en su memoria y la Liga de Fútbol Profesional desplazó al próximo martes todos los encuentros que había programados para las siete de esta tarde como el de su último equipo, el Extremadura, que comunicó su fallecimiento «con el alma encogida y el corazón roto».

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