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IVÁN ÁLVAREZ
QUINTUELES.
Miércoles, 23 de octubre 2019, 00:08
Encargado de frenarles durante más de una década de trayectoria profesional en la que se erigió como un complicado enemigo para los delanteros, Abelardo invirtió su rol ayer y pasó a ser aliado de los mejores artilleros del fútbol asturiano. El 'Pitu', que dejó su ... impronta goleadora en la historia del fútbol español al abrir el camino hacia la medalla de oro con su testarazo certero en la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona, fue el encargado de premiar a los artilleros más prolíficos del Principado al entregarles el Trofeo Quini.
Los 440 tantos que sumaron los diecisiete artilleros más prolíficos en las distintas categorías del Principado recibieron sus últimos ecos en forma de aplausos en el salón de actos del Hotel Artiem Asturias, escenario de un evento que volvió a honrar la memoria del 'Brujo' a través de sus aprendices del remate más aventajados. Abelardo recogió el testigo de su amigo Luis Enrique y fue el padrino de lujo para casi medio millar de remates certeros recompensados con una de las herencias del emblemático goleador asturiano, con el que compartió infinidad de momentos en Mareo. «Me sentaba enfrente de él en el comedor de Mareo y viajaba delante en el autocar. Era el delegado y vivimos muchas alegrías en el año del último ascenso», recordó el exentrenador del Sporting, que tras entregar los dieciocho galardones con un apretón de manos acompañado de su respectiva enhorabuena y les expresó su admiración mientras restaba de forma humilde importancia a las 42 dianas logradas a lo largo de su carrera profesional.
«Es lo más difícil del mundo, meter goles. Yo, que fui defensa, metí muy pocos. Vosotros tenéis ese don que tenía el 'Brujo'», indicó el entrenador gijonés sobre el idilio con el gol que comparten todos los distinguidos ayer en un evento conducido por el jefe de prensa del Sporting, José Luis Rubiera. «Este año tenemos para entregarlos a un gijonés, sportinguista y extraordinaria persona», señaló sobre Abelardo.
Los compromisos con la Lazio, que mañana afrontará en Glasgow el duelo de la tercera jornada de la Liga Europa, impidieron a Jony reencontrarse con uno de sus grandes mentores futbolísticos, pero delegó ese privilegio en su mejor amigo Alan por segundo año consecutivo. El cangués no fue el único al que su actividad competitiva impidió recoger en persona el trofeo, ya que Carlos Álvarez, Lucía García y Carlos Castro tampoco pudieron hacerlo. Estuvieron presentes de otra forma, al enviar vídeos en los que se mezclaba el agradecimiento por el galardón con las disculpas hacia los presentes al no compartir con ellos ese momento.
«Disculpadme por no poder asistir al estar en Murcia. Van a estar mis padres que seguro que me representan mejor de lo que yo mismo lo haría», indicó con sorna Carlos Álvarez, que lamentó especialmente no poder reencontrarse con Abelardo, que dirigió su progresión en el filial rojiblanco. «Estoy muy feliz de ganar mi Quini World Player, como lo llamaba yo en el Sporting B», expresó el delantero ovetense, que envió a su madre Marigel a recoger el galardón.
«Es un honor y un privilegio este premio. Me haría mucha ilusión ir, pero estoy en Bilbao y no puedo, va a ir mi padre», indicó Lucía García, que además de por su progenitor, Pedro, estuvo representada por su tío Francisco, encargado de recibir de manos de Abelardo un galardón al que da lustre la reina goleadora en Asturias, protagonista asidua de la gran fiesta del gol en el Principado como lo empieza a ser ya Toquero.
El ariete sportinguista cedido en el Caudal ya acumula tres y sigue la estela goleadora rojiblanca de Carlos Castro, que por su rutina deportiva en el Lugo no pudo estar en Quintueles para recoger de manos de su exentrenador un galardón que recibe «con muchísimo orgullo por lo que fue Quini como jugador y como persona». «Fue una persona maravillosa y me ayudó muchísimo en mi etapa en el Sporting», indicó el de Ujo, que delegó el apretón de manos en su vecino turonés José Antonio Redondo.
Entre gestos cómplices de los premiados y Abelardo, algunos casi coetáneos con su hijo como Álvaro Santamaría, hubo doble reconocimiento para Álex García Oyón, que al galardón conquistado gracias a su afinado olfato en la élite cadete añadió un segundo premio como el artillero más prolífico de la Escuela de Fútbol de Mareo el pasado curso. El prometedor atacante, imantado con la portería rival, mantiene su pegada en la presente campaña y camina a revalidar su trofeo en Liga Nacional Juvenil con la docena de tantos que ha celebrado en las ocho primeras jornadas. Compartió alegría con los dieciséis goleadores asturianos el serbio Djurdjevic, que brega cada quince días con los centrales adversarios en el estadio que lleva el nombre de la leyenda sportinguista. Rodeado de las nuevas generaciones del gol, vivió con emoción una jornada destinada a unir a quienes comparten ese pasión por el área rival tan ligada a Quini.
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