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MARIO ÁLVAREZ
GIJÓN.
Sábado, 20 de noviembre 2021, 01:36
Todo ciudadano tiene obligaciones más allá de su rutinario trabajo. La limpieza del hogar, el cuidado de los hijos o el entrenamiento en el gimnasio son algunos ejemplos con los que lidian en el día a día. La vida de los futbolistas del Ceares tampoco ... es muy diferente, aunque, quizás, su reto sea algo más ambicioso: entrar en la historia. Esa es la pretensión con la que estos futbolistas, pero, paralelamente, también estudiantes, técnicos de compras, opositores de magisterio, técnicos de calibración, conserjes, peones agrícolas, profesores, pintores, monitores y mozos de carga, entre otros, acudirán a sus puestos de trabajo la jornada de la eliminatoria contra el Sporting. Y, aunque el objetivo entraña la máxima complejidad, lo cierto es que la Copa del Rey está repleta de ejemplos en los que el más pequeño tumba al grande. Incluso, en casos más inverosímiles. La última edición del torneo del KO tuvo, por ejemplo, como protagonista al Alcoyano, que, con un jugador menos, tumbó a un todopoderoso Real Madrid en la prórroga. En aquella ocasión la diferencia era de dos categorías. La misma que separa al Ceares y al Sporting.
Sin embargo, la periodicidad con que esta hazaña se repite no resta ni un mínimo de valor a la dificultad que supone lograrlo. Mientras David Gallego puede fijar los entrenamientos a la hora que estima óptima, su homólogo Pablo Busto tiene que hacerlo a partir de las seis de la tarde. Normalmente, lo hace a las siete para que todos puedan salir de sus trabajos y acudir a las sesiones de preparación con cierta holgura.
Esto que resulta tan habitual en el Unión Club Ceares constituye una anomalía en la Segunda RFEF, categoría en la que milita actualmente. «El resto de equipos están profesionalizados. Creo que somos el conjunto que mantenemos un nivel más amateur de todos con los que competimos», explica el entrenador Pablo Busto.
Prueba de ello es que, actualmente, trece miembros de la plantilla tienen otro empleo. Además, dos mantienen una búsqueda activa de trabajo y otros tres encuentran algunas vacantes temporales para conseguir un extra que les proporcione mayor estabilidad económica. Aunque el club no desvela las cantidades, según fuentes consultadas por EL COMERCIO, el salario medio de un futbolista del Ceares no llega ni a los mil euros y en la mayoría de los casos debe ser complementado con, al menos, una media jornada.
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En este contexto, la posibilidad de hacer una buena caja en el partido de El Molinón cobra especial importancia. El Ceares cuenta con un presupuesto muy discreto, inferior al de muchos rivales de la categoría, lo que impide competir en el mercado por traer a jugadores más codiciados. «De todos modos, nosotros apostamos por mantener el bloque de la campaña anterior. Un grupo que hizo muy bien las cosas y con un rendimiento muy elevado a lo largo de toda la temporada. Al margen de las opciones económicas de las que dispusiéramos, también había una apuesta personal», matiza Busto.
Además, el entrenador huye de cualquier excusa. «Antes de ascender, también entrenábamos por la tarde porque trabajaban y nunca hubo mayor inconveniente. Es parte de la esencia de este club», afirma. Asimismo, asegura que en Asturias la profesionalización tarda más en llegar. «Me consta que el Llanera tiene jugadores que también trabajan y, alguna vez, también se ejercitan en sesión vespertina. Por ejemplo, el Coruxo y el Bergantiños entrenan siempre por la mañana. En Galicia compaginar el fútbol con una jornada laboral ordinaria no es tan común», hace hincapié.
Aunque los sueldos no sean elevados en el Ceares, hay factores que lo compensan. Por ejemplo, Óscar Fernández es un opositor de magisterio que está encantado «con la masa social del equipo y el clima de cercanía que se respira». Mientras, Llerandi resalta que el Ceares es el club que más ha puesto de su parte hasta la fecha para que pueda compaginar el fútbol con su especialización: técnico de compra. Y, aunque tengan otros trabajos, la plantilla coincide al señalar que «nunca nos sentimos tan futbolistas como aquí».
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