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Diegui marca el gol que dio la victoria al Oviedo. DAMIÁN ARIENZA

Un derbi a la medida del Oviedo

Un tempranero gol de Diegui, tras un error defensivo del Sporting, confirma la hegemonía del conjunto azul en el clásico asturiano

JAVIER BARRIO

GIJÓN.

Domingo, 18 de abril 2021, 01:35

Del derbi más relevante de los últimos años salió campeón el Oviedo, que partía más agobiado en El Molinón, sobre un Sporting que volvió a verse a remolque tras soltar un gallo en defensa en los seis primeros minutos. Ahí saltó por los aires el plan de David Gallego y cobró sentido el de 'Cuco' Ziganda. Le tiene tan tomada la medida el conjunto azul a su eterno rival que el guión de la contienda fue casi un calco de todos los que ha preparado el navarro, que lleva pleno de triunfos. Fue un choque con ese trazo jornalero de los dos anteriores. Un martillazo de Diegui, vestido de novedad tras la lesión de Nieto, dejó en ventaja al Oviedo, que puso el partido a dormir y pudo morder yugular al espacio. Por más que el Sporting sobó y sobó, engordando su posesión, se quedó a medias en todo, tapiado por el frondoso bosque azul.

El bingo del lateral, héroe inesperado manteado por sus compañeros en la fiesta del final, marcó todo el partido y dio un chute al Oviedo. Ya demarran los azules en la clasificación, camino de la salvación. Todo lo contrario le sucedió al Sporting. Marchito, con Djuka neutralizado y las bandas en rebajas. Y su afición, de morros. Una nueva derrota en el derbi -cinco en ocho partidos- y un desinfle brutal en la pelea por el 'play off'. El Girona ya sopla la nuca de los gijoneses a cuatro puntos. Gloria de unos, martirio de otros.

Sporting

Mariño; Bogdan (Guille Rosas, m. 70), Babin, Valiente, Saúl; Javi Fuego (Gragera, m. 70), Pedro, Aitor (Nacho Méndez, m. 82), Manu; Campuzano (Pablo Pérez, m. 42) y Djuka.

0

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Real Oviedo

Femenías; Diegui, Grippo, Arribas, Lucas; Edgar, Tejera, Borja (Cristian Fernández, m. 84), Sangalli; Nahuel (Borja Valle, m. 73) y G. Blanco (Obeng, m. 73).

  • Gol: 0-1: m. 5, Diegui.

  • Árbitro: Ortiz Arias. Amonestó en el Sporting a Babin; y en el Oviedo a Arribas, Lucas.

  • Incidencias: partido disputado en El Molinón a puerta cerrada.

Silencioso al inicio, a muchas millas de la liturgia de un derbi, el Sporting-Oviedo se desenrolló como se esperaba. Dominio sportinguista, acuartelamiento azul, esperando para tender la emboscada. Pero antes de los diez primeros minutos, el guión se embaló. Del intercambio de bofetones salió ganador el Oviedo. Una espada a campo abierto que despelotó al Sporting en un centro de Lucas al que no salió Mariño, petrificado. El envío resultó una bomba de relojería al área pequeña que detonó sin que ningún sportinguista diera con el cable a cortar. Diegui, sonora novedad de Ziganda, punteó a gol entre Marc Valiente y Saúl, sobrepasado y con el gancho todo el partido. Todo ante la parálisis del meta. El sopapo dejó destemplado y desdentado al once de casa, que había salido roquero con un peligroso zurriagazo de Aitor al lateral de la red. El tanto le cortó de golpe la crecida.

Lesión de Campuzano

Con viento a favor, el Oviedo se recogió un poco más. Y el gobierno sportinguista aumentó, caminando, eso sí, sobre el alambre. Los azules se atrincheraron bien, protegiendo a Femenías, poco exigido. Al 'toque-toque', el Sporting probó al portero azul con un zurriagazo de Manu García. Aunque el partido empezaba a jugarse delante de una llanura peligrosamente despoblada en la cuadrícula gijonesa. Sangalli, Nahuel y Borja eran bólidos. Una nueva versión flácida del once gijonés en un derbi estuvo a punto de pegarse otro tiro en el pie tras un córner a favor. El balón se revolvió de forma diabólica. Un bumerán, con un contragolpe azul. El Sporting, catatónico en defensa, con las sábanas pegadas y sudores fríos. Saúl García cerró mal, yéndose al centro. Y dejó una autopista sin patrulleros para Nahuel. El rosarino falló el segundo ante Mariño. Comprobó su reloj Gallego, maldijo Ziganda. Ya no miraría tanto el Oviedo hacia Mariño, pero este se quedó con el susto en el cuerpo.

En defensa, el Oviedo se parapetó en su terreno. Dejaba a Gustavo Blanco de llanero solitario. Cerrado a cal y canto por dentro, el balón del Sporting se estrellaba contra el interior. Una vez y otra. Y otra más. Estupenda faena de los azules, descamisados y bien repartidos para la contención. La fluidez de los de casa iba hasta los treinta últimos metros. A partir de ahí, naufragio. Con Édgar y Tejera incansables, maratonianos, el tráfico ahogaba a la tropa de Gallego. La posesión era maquillaje. Cuando cargaba el Oviedo, con Nahuel y Sangalli, las balas silbaban de verdad. Borja, que ponía la chistera, volvió a rematar dentro del área.

Intercambiando virtud por defecto, el Sporting del primer acto fue una calamidad atrás. Un oponente con tiritona, desabrigado por el estiramiento al que le forzaba el resultado. El Oviedo se expresaba de cuerpo entero. Serio y sin floripondios. Tremendamente fiable como jornalero en un guión que le iba de perlas. El incendio gijonés, con Saúl descosido, se oficializó con la lesión de Campuzano, desolado en su retirada. Pablo Pérez se apostó a la espalda de Djuka.

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El Sporting llegó más despejado tras la sacudida de Gallego en el camerino. Aunque el Oviedo seguía a lo suyo. Aitor pateó con furia al salir de la caseta, con rebote de Femenías. Y cuando se esfumó la burbuja, el partido volvió a equilibrar. El paisaje siguió igual de atascado para júbilo de Ziganda y malhumor de Gallego. El Oviedo era un frontón, siempre en hora. Djurdjevic se desesperaba enchironado por Grippo y Arribas. El Sporting sufría empacho de balón sin ver de cerca a Femenías. El marcador ahogaba a unos y radicalizaba a otros en su planteamiento. El 0-1 ya pesaba. A falta de veinte minutos, Gallego se echó al monte. Un lateral más profundo, Guille Rosas, y un mediocentro más jugón, Gragera, se alistaron de urgencia. Ziganda ventiló el suyo con Borja Valle y Obeng. Piernas nuevas de vanguardia.

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El Oviedo empezó a encoger en la recta final. El Sporting adelantó el campamento. Arribas sacó un balón abrasivo que se iba dentro y ante el que ya se relamía Pablo Pérez. El mediapunta taconeó otro centro fuera por muy poco. Gallego metió a Nacho en la derecha en la última fase por Aitor. Y Ziganda se cerró más con Bolaño por Borja, poniendo plomo al balón. El partido se fue ensuciando de camino al desenlace. Centros a la heroica del Sporting. Despejes vigorosos del Oviedo, intentando rebañar tiempo en cada disputa. El árbitro dio cuatro minutos a la prolongación. Un último bombeo de Pedro fue cabeceado por Pablo para el vuelo de Femenías.

Ahí sacó la bandera blanca el Sporting, que salió del derbi trasquilado y tragando saliva en la tabla. Y celebró a todo volumen el Oviedo, que avanza con una zancada monumental hacia la salvación, teniendo tomada la medida al gran clásico asturiano y al Sporting. Su infalible vacuna para alegrar cada temporada.

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