«El derbi tiene que ser un día de fiesta para Asturias»

Comparten Gobierno, el del Principado, pero no partido. Comparten pasión, por el fútbol, pero no equipo. Y aunque los colores tiren, no dudan en atender la llamada de EL COMERCIO para darse un apretón de manos ante el Elogio del Horizonte, hablar con tranquilidad de una de sus aficiones y reclamar normalidad para un evento, el derbi, que en los últimos años carece de ella. «Tiene que ser un día de fiesta para Asturias, de asturianía. Un día vas a las piraguas, otro al Xiringüelu y otro al derbi. Y hacerlo para pasarlo bien en un clima de concordia», reclama Ovidio Zapico, consejero de Ordenación del Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos, coordinador general de IU y sportingista. Una idea que comparte el consejero de Medio Rural y Política Agraria, histórico integrante del PSOE y oviedista, Marcelino Marcos Líndez. «Imagínate ir con la banda de gaitas, tocando el 'Asturias, Patria Querida'. Eso lo ven fuera de Asturias y es un gran reclamo».

La afición por el fútbol de estos dos integrantes del Gobierno regional les viene de cuna. Ovidio Zapico (Laviana, 1971), se crió en la época del mejor Sporting de la historia, el de los Quini, Ferrero y Joaquín, el del subcampeonato de Liga y las finales de Copa. «Estuve en la de Valladolid», recuerda. Ese ambiente y la familia lo llevaron a adoptar unos colores que nunca ha escondido, ni dentro ni fuera de la política. Aún tiene un vago recuerdo de la primera vez que pisó El Molinón, con cinco años y de la mano de su padre. «Solo aguanté la primera parte. En el descanso me tuvieron que sacar. Estaba mi abuela esperándome fuera».

Marcelino Marcos Líndez nació en Oviedo en 1968, pero se crió en Tineo. Allí, reconoce, «había tanto pan como queso», pero su vinculación a Oviedo le hizo adoptar, en el fútbol, el color azul. Sus primeros recuerdos del Tartiere se remontan a cuando era un joven aficionado que se juntaba en La Espina con otros amigos socios del club carbayón. «Era un día de fiesta. Salíamos por la mañana, parábamos en el karting de Santa Marina de Piedramuelle, comíamos el pollo asado en el Buenavista y nos íbamos al Tartiere. El Oviedo estaba en Primera y jugó la UEFA con el Génova. Vi el partido y aún tengo el recuerdo del daño que nos hizo Skuhravý. De ahí viene la pasión. Siempre digo que mis equipos son el CD Tineo, el Real Oviedo y el Real Madrid. Y nunca lo oculté».

Ahora comparten Gobierno, pero entre 2019 y 2023 también espacio en la Mesa de la Junta. Los lunes, en las reuniones de este órgano, eran habituales los piques por lo sucedido el fin de semana. Esa sana rivalidad se reproduce ahora, con sus consejerías ubicadas en plantas contiguas del mismo edificio, donde se cruzan con frecuencia. Además, está también la reunión semanal del Consejo de Gobierno, que se celebra los viernes. «Lo que pasa es que el viernes es más frío», bromea Zapico.

El derbi de esta semana tiene otro color. Tras varias temporadas en la que los dos equipos navegaban en posiciones de poca trascendencia, Sporting y Real Oviedo llegan al partido de máxima rivalidad regional con aspiraciones de, esta vez sí, poder competir por ascender. Los dos consejeros lo tiene claro: que suban ambos.

Esos buenos deseos deportivos se quedan a un lado el día del partido. Cada uno tira para su lado y esperan que su equipo se lleve los tres puntos y dé a la afición la tranquilidad de no tener que aguantar las bromas del máximo rival. Ovidio Zapico cree que el Sporting va a ganar 2-1, mientras que Marcelino Marcos Líndez ve más claro un 1-3, «como con el Racing de Ferrol».

En lo que sí coinciden es en cómo se tiene que desarrollar una jornada en la que, con todas las garantías de seguridad, los aficionados puedan disfrutar de un día de fiesta. «Soy muy pasional, pero la pasión no debe confundirse con otras cosas que a veces, tristemente, se ven en el fútbol. La rivalidad, mientras sea sana y exclusivamente deportiva, pues viene bien», apunta Marcelino Marcos Líndez.