Emilio González, en las instalaciones del Centro Deportivo Equipo EGN, en Gijón, con sus tres libros publicados. ARNALDO GARCÍA
Emilio González Nosti, 'Emi' | Psicólogo de la Selección Española Femenina

«Creo mucho en Montse Tomé»

«Doy un salto a donde empecé. Yo arranque como entrenador de fútbol femenino y ahora paso a ser el psicólogo de las campeonas del mundo»

Sábado, 21 de octubre 2023, 01:01

Camisetas de futbolistas que fueron en su día o siguen siendo sus pacientes salpican las paredes del Centro Deportivo Equipo EGN de Emilio González Nosti, popularmente conocido por 'Emi'. (Candás, 1985). Exentrenador femenino, exsegundo entrenador de Sergio Sánchez en el Sporting B, tarea que compaginaba ... con su labor de psicólogo, y ahora responsable de mejorar el rendimiento de las campeonas del mundo, acaba de publicar su tercer libro: 'Un año deportivaMENTE'.

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-¿De qué se quejan los futbolistas si lo tienen todo en la vida? Esta es la primera pregunta que pone sobre la mesa en su nuevo libro 'Un año deportivaMENTE'.

-Es una pregunta un poco retórica. La escucho muchas veces. Hay una cosa que no me gusta nada y es asociar psicólogo a problemas. El psicólogo deportivo, que es mi especialidad, no solo soluciona problemas, que también, sino que entrenamos la mente en diferentes factores. Los futbolistas, por ejemplo, posiblemente no tengan los problemas que tenemos los demás. Pero ellos tienen otros. El jugador es muy solitario. Por ejemplo, un futbolista canario que juega en Zamora muchas veces se planteará qué hago aquí. Son afortunados en el sentido de que se dedican a una profesión que todos hemos querido ejercer, son conocidos, valorados... Pero eso no implica ser feliz.

-Uno de sus problemas, por ejemplo, es cómo afrontar algo tan habitual como una suplencia.

-Son problemas diferentes porque tienen una exposición mediática. Por ejemplo, no pueden salir a tomarse algo tranquilamente. Siempre lo hacen con el personaje que representan a cuestas. Están muy agradecidos, pero sí que esa tensión genera un desgaste.

-El ego, afirma con rotundidad, no es sinónimo de prepotencia.

-Correcto. El deportista tiene que tener su ego. ¿Por qué? Porque le sueltan en El Molinón delante de 25.000 personas a juzgarle. Como no tenga un ego lo suficientemente formado... Hay que fortalecer su confianza. Yo he hablado con futbolistas de Primera que te reconocen que no saben generar esa confianza. Y eso es muy llamativo. La han ido formado a base de mensajes externos: eres bueno, te pongo, te queremos... Pero, cuando lo externo falla, no sabe generarlo. A veces se entiende como que son chulos, pero no es chulería. Es supervivencia porque necesitan sentirse fuertes.

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-¿Puede decirse, pues, que se dedica a cuidar a la gente, pero por dentro?

-Yo intento siempre fomentar su confianza desde la autoestima. No hay que trabajar tanto desde fuera, en recibir estímulos y hacerlos propios: como gusto a las chicas, soy guapo; como me pone el entrenador, soy bueno; como tengo muchos amigos, soy popular...

-¿Le han llegado casos de jugadores muy 'tocados'?

-Machacados, que miran continuamente al entrenador a ver si reciben su aprobación o no. Y hablo de jugadores de élite. Nos toca muchas veces recordarles por qué empezaron.

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-Al futbolista le tiene que gustar jugar, ¿no?

-Eso es. Se lo pregunto muchas veces. ¿Sigues yendo a jugar o ya vas a trabajar? Vamos a intentar que en la mente siga predominando el verbo 'jugar'.

-¿Influye el talonario?

-Recuerdo el caso de varios jugadores a los que, en un momento, me dio por preguntarles '¿si te dieran veinte millones, cuántos años jugarías'. Y la respuesta fue 'uno'. Claro que influye, pero yo sigo pensando que el futbolista es muy vocacional. Le gusta mucho competir y se sigue enfadando por no jugar. Muchísimo. No lo dirigiere bien.

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-¿Volverá a entrenar?

-Como entrenador, en este momento tengo el ego saciado. Recibí la llamada de la Federación Española para ser psicólogo, no para hacer nada más, aunque en el Sporting compaginaba ambas dedicaciones.

-Fue leal a Sergio Sánchez cuando el Sporting prescindió de él.

-No sé si leal es la palabra. Recibí tres llamadas, pero no se llegó a concretar nada más. Si él no tenía cabida, entiendo que yo tampoco.

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-¿Cómo surgió la oportunidad de incorporarse al staff de la Federación Española?

-Por mi primer libro. Javi López Vallejo, que es el psicólogo, lo leyó y le gustó. Le pidió a Joaquín Valdés, que es quien había hecho el epílogo, mi número. Hablamos y le mandé mi currículo. A las dos semanas me dijo que era el elegido.

-Y se pone al cuidado de las nuevas camadas.

-Estuve con los equipos desde la sub 21 masculina hasta la sub 15 y desde la sub 23 femenina hasta abajo.

-Y ahora se enrola en la Selección femenina absoluta.

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-Doy un salto a donde empecé. Yo arranque como entrenador de fútbol femenino y ahora paso a ser el psicólogo de las campeonas del mundo.

-¿Cómo fructifica esta oferta?

-Recibí una llamada de la Federación cuando estaban conformando el cuerpo técnico. Me preguntaron si estaría dispuesto a pasar a la absoluta con Montse Tomé. Creo mucho en ella. Y decidí aceptar.

-¿Nadie le dijo 'dónde te metes'?

-Al contrario. No dejas de ir a una Selección que es campeona del mundo, que están jugando la Liga de Naciones, con muchas opciones de ir a unos Juegos, con deportistas de élite reconocidas...

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-¿Decisiones como la de Camarasa de hacer públicos sus problemas son un paso adelante?

-Yo creo que sí. Conozco muchos casos de futbolistas que presentan aspectos mentales que, si fueran físicos, serían considerados lesiones. Porque tienen ciertos ataques de ansiedad, pequeños picos de depresión...

-Tampoco será fácil ser una estrella del fútbol las 24 horas del día, los 365 días al año?

-Tienen que mostrar siempre una imagen de que son perfectos, una entereza, una fortaleza... Porque es lo que visualizamos de ellos. Relatos como el de Camarasa, pero también los de Iniesta o Bojan en su día, abren el camino.

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-¿Los clubes piensan ya que es rentable invertir en este faceta?

-Luis Enrique, al principio, explicaba quién era Joaquín Valdés y qué hacía. Fue un pionero. Todo el mundo lo reconoce como algo fundamental y el que no, terminará haciéndolo. Desgraciadamente, parece que solo nos acordamos de él en las malas. Siéntese a ver una rueda de prensa de un entrenador. Cuando pierde, siempre nos da palos en el aspecto mental: fue por un fallo de concentración, perdimos la atención, no estuvimos con la actitud...

-¿Y eso, en definitiva, es bueno o malo?

-Es bueno porque nos hace estar presentes, pero es malo porque no se entrena de una forma analítica. Parece que tienes que estar concentrado y, si no, lo que voy a hacer desde fuera es gritarte. Pero nadie me ha explicado cómo me concentro yo, cómo recupero la concentración...

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-¿Qué le parecen estas arengas antes de los partidos o los mensajes del entrenador?

-Eso depende de lo que le funcione a cada uno. Hay futbolistas a los que le viene bien, otros a los que no porque los sobreactiva y otros a los que les da absolutamente igual. Está bien porque mandas mensajes con los que puedes 'pescar' a alguien por el camino, pero hay que tener cuidado de no sobreactivar a alguien que ya está al borde.

-Si los ha escuchado, los mensajes de Cali y Ramírez son totalmente opuestos.

-Igual ese contrapunto es el que está haciendo que todo funcione. Uno va por arriba y otro por abajo. Ramírez me parece un tío muy inteligente. Yo veo todas sus ruedas de prensa. Manda unos mensajes muy buenos. Desde el principio me gustó.

-Pero no da, por ejemplo, confianza a un once inicial...

-Igual no está dando confianza a once, pero sí a diecisiete porque cuenta con todos. Nosotros, en el Sporting, éramos así, muy participativos. ¿Por qué? Porque tratamos de involucrar a todos. No creo que sea bueno ni malo. Él tiene muy claro a dónde quiere ir y, encima, cómo quiere ir.

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