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Antonio Santos
Sábado, 6 de abril 2024, 22:25
La megafonía sonó atronadora –«al mismo nivel que el año pasado, que jugaban Betis y Valencia», decía un operario antes de la final–, pero dio igual. Hubo pitidos, sí, pero muy pocos. Durante la interpretación del himno nacional sólo se han escuchado los cánticos de ... la afición del Athletic en La Cartuja. El ya imprescindible 'Lo lo lo loró lo lo... Athletic Club' ha engullido todo lo demás, incluidos algunos silbidos. Un panorama muy distinto al de las anteriores finales disputadas por el Athletic –todas contra el Barça porque la de la Real se jugó a puerta cerrada por el covid–, en las que el nivel de decibelios de la pitada dominó el previo del partido. Ha dado la sensación de que la parroquia rojiblanca ha hecho caso al llamamiento que el viernes realizó la Junta presidida por Jon Uriarte.
Porque en un gesto inédito en la historia del club Ibaigane había pedido a su afición por vez primera en la historia que no pitase el himno nacional «por respeto» y como una «muestra de educación, civismo y tolerancia que trasciende de otras cuestiones o reivindicaciones». Lo hizo, además, con tiempo suficiente para que el mensaje llegase a los aficionados.
En el comunicado, de apenas cuatro párrafos, apuntaba expresamente a la necesidad de mantener un comportamiento ejemplar «con los seguidores del Mallorca, con la ciudad de Sevilla y, dentro de La Cartuja, con nuestros rivales, con el equipo arbitral y con todas las personas presentes». Una referencia esta última –«todas las personas presentes»– que se podía interpretar como una alusión al Rey y las máximas autoridades españolas.
El club justificaba su llamamiento por la necesidad de reivindicar «el respeto, la deportividad y la diversidad como valores propios» de la entidad rojiblanca y recordaba que el silencio protagoniza la interpretación de los cantos nacionales en competiciones deportivas como «los mundiales de fútbol, el rugby o el olimpismo».
El pronunciamiento suscitó una significativa discrepancia entre las autoridades vascas. Preguntados ayer por El Correo, el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, mantuvieron dos posturas opuestas pese a formar parte del mismo partido, el PNV. El jefe del Ejecutivo autonómico se puso de lado de la directiva de Jon Uriarte y respaldó con rotundidad la petición de «respeto» a uno de los emblemas nacionales. «Nunca me ha gustado que se piten los himnos», subrayó Urkullu apenas unos minutos después de que se izara la bandera rojiblanca en la Athletic Hiria de Sevilla.
El lehendakari se mostró, en este sentido, muy contrario a cualquier cuestión que ataque los «signos de respeto institucional». «Sea cual sea el himno que se interprete», insistió, al tiempo que recordaba que en el último amistoso de la selección de Euskadi en San Mamés un sector importante de la grada silbó el himno oficial de Euskadi, el Eusko Abendaren Ereserkia, rechazado por la izquierda abertzale. «El respeto institucional no tiene por qué ocultar los sentimientos de pertenencia».
Una postura que chocó con la que acto seguido, en el mismo lugar, desplegó el alcalde de Bilbao. Aburto fue mucho más tibio al limitarse a decir que «cada uno haga lo que deba». Una frase que el regidor pronunció pese a ser consciente de lo que había dicho el lehendakari justo antes. El alcalde recordó el vídeo que habían protagonizado jugadores de los dos equipos finalistas en el que se dirigían a las aficiones «en euskera, castellano y mallorquín» para pedirles que el de este sábado fuera «un día de convivencia y respeto».
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