Ignacio Tylko
Jueves, 21 de enero 2016, 01:00
Pendiente mucho más de la final liguera del lunes en feudo del Levante, tal y como reconoció su técnico en la víspera, con un equipo repleto de suplentes y el viejo Valerón todavía en escena, Las Palmas complicó la continuidad del Valencia en la Copa del Rey. E incluso estuvo cerca ganar en Mestalla por primera vez desde febrero de 1997, cuando los insulares, entonces en Segunda, se impusieron 0-2 al equipo de Jorge Valdano y pasaron por penaltis. Han transcurrido casi 19 años pero aún se muestra el mago de Arguineguín, capaz de tocar y templar. Se repitió el 1-1 de la Liga, con otro gol de Paco Alcácer, y todo se decidirá en la vuelta. La ilusión grancanaria frente a la necesidad valenciana.
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Para ser el torneo al que se agarra el Valencia esta temporada junto a la Europa League, el equipo de Gary Neville no se empleó con el ímpetu exigible. Tampoco la hinchada, harta ya de estar harta, acudió en buen número a Mestalla para apoyar a un equipo alicaído y con poco juego. Sí actuó con más orden que ante el Rayo, pero careció de profundidad, movilidad y capacidad para generar ocasiones. Pese a jugar con más titulares, no mostró una gran superioridad.
Fue una buena idea de Neville adelantar a Parejo y alejarle de la posición de pivote defensivo, pero el jugador que debe de mover a su equipo apareció más bien poco. Se pudieron adelantar pronto los locales, pero fue por un error de Culio, que se durmió en la salida de balón. Rodrigo asistió a Alcácer, quien falló en el mano a mano ante Raúl, acertado también después al desviar un cabezazo muy bombeado. Se arriesgan los grancanarios, pero ya dijo Quique Setién tras la derrota ante el Atlético que con él es innegociable la premisa de sacar el balón jugado desde atrás.
Se adelantaron los amarillos casi sin querer. Zahibo, un mediocentro francés de origen costamarfileño que sólo había jugado un partido con el primer equipo, cometió dos errores de inexperto. Realizó una falta innecesaria, que le costó la tarjeta amarilla, y el centro posterior lo cabeceó a su propia puerta. Sorprendió a todos el ex del Fuenlabrada, sobre todo al portero Ryan. Una alegría para Setién, que lamentó antes la lesión de Vicente Gómez en el hombro, tras entrada de Danilo.
Daba la sensación de que los isleños manejaban con solvencia la situación en la segunda mitad. Pero justo cuando Neville iba a mover el banquillo para buscar algún revulsivo, llegó el empate. Parejo asistió a Alcácer, que se sacó un gran tiro raso y cruzado desde la frontal. El técnico británico, ganador de tres FA Cups, tardó en introducir a De Paul y Negredo. El arreón final de los locales, resultó insuficiente. Y Alcácer acabó cojeando. Lo que les faltaba. Se quejaron los canarios de que el juez no les dejó sacar el córner final.
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