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RAMÓN JULIO GARCÍA
Domingo, 24 de marzo 2019, 03:07
En la víspera del derbi, el oviedismo arropó a los suyos en el entrenamiento que el equipo realizó en el Carlos Tartiere. Más de 2.000 aficionados se dieron cita en las gradas del municipal ovetense y apoyaron con cánticos a los jugadores durante toda la sesión para darles el último impulso antes del encuentro de esta noche en El Molinón.
Los jugadores que llegaron esta temporada al conjunto azul mostraban su sorpresa por lo que estaban viviendo en un entrenamiento y no dejaban de mirar a una grada que volcó con ellos durante la hora y media que se prolongo el trabajo del equipo sobre el césped de estadio ovetense.
El único cambio que el equipo oviedista realizó esta semana previa al derbi fue celebrar la sesión de ayer en el estadio y a puerta abierta para poder recibir el último aliento antes del choque con el eterno rival. El resto de la semana transcurrió con normalidad aunque el ambiente propio de un derbi como el de hoy estuvo siempre presente en la ciudad.
Las puertas del campo se abrieron a las diez de la mañana, media hora antes de que se iniciara el entrenamiento del equipo, y desde entonces los seguidores azules comenzaron a ocupar la parte baja de la grada Norte.
Las gargantas comenzaron a calentar con las primeras consignas hacia los jugadores, que ya desde el vestuario empezaban a intuir lo que les esperaba cuando saltaran al campo. Así fue, ya que la salida de los jugadores fue recibida con un notable incremento en los cánticos y algunos botes de humo azul, que tiñeron la grada.
Anquela, que ya había vivido algo parecido la temporada pasada, caminaba pensativo por el estadio, mientras disfrutaba del baño de oviedismo, ese del que habitualmente señala del que quieren estar a la altura aunque sea complicado.
La sesión fue la habitual de las previas de un partido con los ejercicios tradicionales y un partidillo en los minutos finales.
En los cánticos predominó el «a por ellos, oe!», así como otros alusivos al Sporting y su afición, pero primaron los tradicionales del estadio ovetense. Durante la sesión, en especial en la fase final, se celebraban los goles. Tejera fue con sus lanzamientos postreros de faltas el que más aplausos arrancó de los seguidores del conjunto carbayón.
Cuando la sesión tocaba a su fin los aficionados aprovecharon para cantar el himno del club y despedir a los futbolistas con aplausos. Los jugadores también aplaudieron a los aficionados como muestra de agradecimiento. Los jugadores lanzaron a los espectadores balones y algunos entregaron sus prendas de entrenamiento a una afición entregada y esperanzada.
Entre los aficionados, algunos llegados de otras partes de Asturias, como Íker Areces y Adrián López, de San Esteban de Pravia y Pravia, respectivamante, que portaban sendas cartulinas de ánimo a sus jugadores favoritos, a los que pedían sus prendas de entrenamiento. Íker tuvo más suerte con Javi Muñoz que Adrián con Saúl Berjón y al final de la sesión se fue al bajo Nalón con la sudadera de Javi Muñoz como trofeo.
En las gradas también estuvo siguiendo el entrenamiento del equipo el presidente, Jorge Menéndez Vallina, así como Joaquín del Olmo. También acudieron las familias de alguno de los jugadores, como el centrocampista Ramón Folch o Toché, que al final posaron con sus hijos sobre el terreno de juego para inmortalizar el momento.
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