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JAVIER BARRIO
Domingo, 18 de noviembre 2018, 03:46
En el derbi de la necesidad resucitó Juan Antonio Anquela y escribió su epitafio Rubén Baraja, desarmado por diez minutos desquiciantes de su tropa y una propuesta a la que le faltó lo de siempre: valentía y chicha en ataque. El Sporting queda como una ruina clasificatoria, que heredará José Alberto López desde hoy, a un meñique de caer a la brasa del descenso. Todo eso contra el subidón de los azules, que bailaron tras el desenlace con la sintonía de la popular 'Juego de Tronos' a todo volumen. Supo pelotear mejor el Oviedo en sus dominios, acelerando el inicio, ajusticiando temprano y refugiándose bien el resto del tiempo.
Real Oviedo
Champagne, Bárcenas (Martínez, m. 70), Forlín, Alanís, Javi Hernández, Mossa, Ramón Folch, Tejera, Joselu, Saúl Berjón (Johannesson, m. 45) e Ibra (Toché, m. 85)..
2
-
1
Sporting
Mariño, Molinero, Álex Pérez, Babin, Canella, Carmona, Salvador (Neftali, m. 62), Hernán, Isma Cerro (Traver, m. 4), Pablo Pérez (Djurdjevic, m. 69) y Neftal
GOLES 1-0: m. 6, Ibra. 2-0: m. 14, Alanís. 2-1: m. 73, Carmona.
Árbitro Trujillo Suárez. Amonestó a Saúl Berjón, Tejera, Javi Hernández en el Oviedo; y a Molinero, Hernán Santana, Neftali en el Sporting.
Incidencias Partido disputado en el Carlos Tartiere ante 23.175 espectadores.
Ganó el mejor. Sin alardes, ni floripondios, pero el más competitivo y certero. El que buscó un arranque más pasional, sin el metrónomo de Rubén Baraja. El Oviedo empujó con todo desde la pizarra. Muy emocional y ambicioso. Menos Toché y algún recurso ofensivo más flexible, como Javi Muñoz, el arsenal de Juan Antonio Anquela estaba concentrado en el rectángulo. Todas las fichas sobre la mesa para forzar un inicio embalado. Dos visiones distintas. Ahí pusieron el intermitente los locales. Y se llevaron por delante a los gijoneses.
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Baraja intuyó una contienda larga y se manifestó conservador en la casilla de salida. Y lo que quemó precisamente a los visitantes fue el inicio. Neftali se presentó como la única novedad que calzó al once el vallisoletano, fiado a su fútbol imprevisible, dentro de un grupo que relacionaba a cuatro jugadores con pasaporte del filial. No entraba en la selección, lógicamente, al angoleño. Un recién llegado. En la despensa sí se dejó soluciones por si las moscas. Pero, a fin de cuentas, un once que se podía recitar de carrerilla en las últimas jornadas.
El arranque dejó una seria cornada en el pecho del Sporting, engullido por el Real Oviedo, totalmente crecido en la cita. La cuadrilla de Baraja quedó grogui por el brutal meneo que recibió de su oponente en menos de diez minutos. Todo vino hilado de una desafortunada lesión y dos desconexiones defensivas de los rojiblancos. En una galopada con Bárcenas, la musculatura de Isma Cerro aulló, con apariencia de rotura. De inmediato fue alistado Álvaro Traver, que peloteó a pierna cambiada. La digestión de esta improvisada secuencia resultó terrible. El equipo rojiblanco se desatornilló y los azules olieron sangre. Embistieron por tierra y aire.
No alcanzaba el reloj el cuarto de hora y el Real Oviedo ya había cantado dos bingos, quedando a un tris del tercero. El primero, en una preciosa acrobacia de Ibra, habilitada por el descuelgue de Traver. El segundo, en un grosero error de marca, con medida a ojo. Ni Álex Pérez, ni Cristian, subieron más alto que el mexicano Alanís, con un martillo en la cabeza para el gol. El descosido visitante era de aúpa y desacreditaba dos estereotipos: ni el Sporting era tan solvente en defensa, ni el Oviedo tan menudo en ataque. El estropicio pudo ser peor si Berjón consigue enfocar mejor ante Mariño.
Con los dos estacazos y el viento a favor se protegió un poco el Oviedo, a la espera de la emboscada, y dio algo de palique al balón el Sporting, que tardó treinta minutos en encontrar a Champagne y darle las luces. Fue Cristian Salvador, con una larga conducción y un fogonazo que se perdió por encima de la portería. Del resto, salvo el pundonor de Canella, había pocas noticias. Jugó algo mejor el equipo rojiblanco esta fase, aunque había mucha cesión de terreno interesada de los de casa, que llevaban muy mala uva en las estrategias. Lucía el Oviedo en las jugadas de laboratorio, indigestas para el Sporting. Y si no había un balón parado de por medio, Saúl Berjón siempre estaba dispuesto a compincharse con Ibra. Tejera engrandecía el fútbol de los suyos.
El '10' de los azules, no obstante, no pudo presentarse a la reanudación. Prestó servicio a la causa hasta que su físico le dejó. Perdía el faro el Oviedo y su exquisita zurda para el segundo acto de la trama. Entró en escena Johannesson, empujado al carril diestro. Bárcenas corrió por delante de Mossa, en una reanudación viril y de fútbol norteño, con demasiado tráfico y poco fútbol. Neftali puso un nudo en la garganta al Tartiere en un exceso de confianza de Champagne, pero más por lo segundo que por ambición.
El partido andaba algo anestesiado de fútbol de área, salvo cuando Cristian Salvador cedía el mando en zona de riesgo y propiciaba alguna contra. Baraja lo detectó y decidió que su primera sustitución fuera Cofie por el zamorano, aunque el partido y el marcador pedían otra cosa. Más chispa. El sportinguismo abucheó a su entrenador tras la sustitución, totalmente distanciado de su pensamiento, mientras que el Oviedo seguía a lo suyo, atrincherado en su campo y listo para salir disparado a la contra. Djurdjevic tardó setenta minutos en pisar el césped. Un mundo para el perdedor.
El Oviedo se empotró demasiado hacia Champagne. Sin el lustre de Berjón, intimidó menos el conjunto de Anquela, que respondió a la entrada del serbio con la de Carlos Martínez por Bárcenas. Ahí dio intriga al desenlace Carmona, verdugo de un penalti de Javi Hernández sobre Neftali, pero únicamente por la apretura del marcador. Se estiraba algo el Sporting, pero sin explotar. Salvo un remate de 'Djuka' y el penalti, no dio más. El Oviedo, sin embargo, sí tuvo la navaja en el cuello de los visitantes al final. Un bombeo de Tejera lo cazó con la cabeza Johanneson. Mariño salvó la honra, propiciando una derrota más cosmética. Triunfó el Oviedo, claudicó el Sporting. Sobrevivió Anquela, se despidió Baraja.
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