El acta afirma que dos padres «metieron medio cuerpo» en el vestuario arbitral

El Comité de Competición de la Federación de Fútbol del Principado se reunirá mañana para decidir si hay o no sanciones para los implicados en la trifulca que protagonizaron algunos padres de jugadores y técnicos tras el duelo de tercera infantil entre el Asunción CF. y el Estudiantes, disputado el pasado sábado y que concluyó con triunfo local por 4-1.

Desde ambos clubes se han esgrimido argumentos diferentes, ofreciendo dos versiones antagónicas de lo ocurrido. Desde el Asunción CF., señalan como responsable a algún padre que, según su explicación, sobrepasó los límites de la crítica a la hora de increpar a la colegiada. Aseguran que esa persona fue interceptada por los técnicos locales, llegando a agredir a uno de ellos, que tuvo que ser atendido por una fractura del tabique nasal, por lo que presentó denuncia ante la Policía.

La versión ofrecida por el Estudiantes es diametralmente opuesta. Aseguran desde el club que uno de los jugadores del equipo fue golpeado y eso provocó la reacción de su padre, que elevó el tono pero sin llegar en ningún momento a las manos, tal y como afirman las fuentes consultadas en el club estudiantil. Tanto el niño como su padre, abundan desde la entidad, acudieron a la comisaría a presentar una denuncia por los hechos ocurridos.

¿Quién tiene la razón a efectos federativos? El organismo que presidente Maximino Martínez advierte de que solo puede actuar de acuerdo al contenido del acta arbitral. Una vez analizado y escuchadas todas las opiniones se tomará una decisión. La redacción por parte de la colegiada del encuentro no deja lugar a la duda. En el escrito, al que ha tenido acceso este periódico, la árbitro explica que cuando abandonaba el terreno de juego fue increpada por «un par de aficionados del equipo visitante (Estudiantes) protestaron el resultado mientras me dirigía al vestuario».

Previamente, había expulsado al técnico del Estudiantes después de que protestara todas sus decisiones durante el partido y afirmara que «no tenía ni idea». Después de ser expulsado, siempre según el acta, el técnico siguió protestando y empezó a llamarle repetidamente: «Hija de puta, entre otras cosas»

«Al percibir confrontaciones, peleas y ver que mi integridad física peligraba, puesto que dos padres consiguieron meter medio cuerpo dentro del vestuario siendo sacados por el delegado de campo», detalla la árbitro del partido, que tomó la decisión de llamar a las fuerzas del orden. Una vez que acudieron a las instalaciones de la Universidad Laboral, relata en el acta, «se empezó a calmar el ambiente y los aficionados se fueron marchando».

La colegiada fue acompañada por los agentes del Cuerpo Nacional de Policía hasta la parada del autobús y dejó constancia que abandonó el campo «aplaudida» por las personas que todavía se encontraban allí.

La pelota ahora está en el tejado del Comité de Competición, que se reunirá mañana. Hasta las dos de la tarde, los dos clubes tienen la posibilidad de presentar alegaciones al acta y, si lo consideran necesario, adjuntar las denuncias formuladas ante la Policía.

El secretario general de la federación asturiana, Carlos García Conde, precisó ayer a EL COMERCIO que se actuará en función de lo que refleje el acta, dejando claro que el organismo no puede actuar de oficio por muy graves que sean los hechos acontecidos. «No podemos tomar decisiones por habladurías», advierte, antes de asegurar que el Comité de Competición (órgano formado por cuatro juristas de prestigio) «aplicará la normativa» y determinará las sanciones que correspondan.

Según explica el representante federativo, en otros casos, no ha temblado la mano a la hora de castigar a los infractores, negando incluso el acceso a los campos de fútbol a las personas que se consideren culpables de los hechos.

Habrá que esperar a la decisión del Comité de Competición. De momento, el Estudiantes hizo pública ayer una nota en la que pide «cautela» en las afirmaciones que se están vertiendo y «falsas acusaciones» que, según aseveran, «pueden dañar la imagen del club». Trasladan a las autoridades competentes la responsabilidad de aclarar lo sucedido y señalar a los culpables.