e. c.
Martes, 8 de diciembre 2015, 21:23
Cristiano Ronaldo sigue aguardando que todo esté a punto en su ático de lujo enclavado en la Avenida da Liberdade lisboeta. Pero últimamente no es la ciudad donde despuntó en el Sporting su destino favorito en cuanto tiene ocasión. Prefiere dirigirse a Marrakech. Y no, no es que haya comprado ninguna propiedad en Marruecos. Se trata de un ritual que se repite varias veces por semana, de lunes a jueves.
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Según publica el diario ABC, cuando sale del entrenamiento diario en la ciudad deportiva del Real Madrid, se encamina hacia la base aérea de Torrejón de Ardoz (apenas a unos minutos de la ciudad deportiva del Madrid) y allí se monta en el avión privado que adquirió recientemente por 19 millones de euros.
Ni corto ni perezoso, pone rumbo a la ciudad norteafricana, donde reside Badr Hari, un «kickboxer» con doble nacionalidad (holandesa y marroquí) del que se ha hecho inseparable.
Dos horas le lleva plantarse en Marrakech para disfrutar del buen tiempo, largas sesiones de piscina y cocina tradicional árabe. Ya de noche, Ronaldo abandona la ciudad y vuelve a Madrid a tiempo para descansar y no faltar a la mañana siguiente a la cita con Rafa Benítez y sus compañeros.
Obviamente, los fines de semana debe quedarse en España para disputar cada jornada de liga, tanto si es en en el estadio del Paseo de La Castellana como en otra ciudad. Pero Badr ya ha demostrado que no duda en devolverle las visitas en cuanto puede, como ya sucedió el día del 0-4 ante el Barcelona.
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