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COLPISA/AFP
Domingo, 9 de agosto 2015, 16:25
«Conocemos al entrenador. Es capaz de todo. Lo hemos visto», dijo el capitán del Olympique de Marsella Steve Mandanda el sábado, tras la sorprendente dimisión de Marcelo Bielsa, el último capítulo de una carrera a la altura de su sobrenombre: El Loco. Dos días después de haber confirmado su continuidad y tras responder a todas las preguntas de los periodistas acerca de la derrota ante el Caen unos minutos antes, llegó el último golpe de Bielsa: «Acabo de dimitir de mi puesto en el Olympique de Marsella».
Ocurrió tras disputar el primer partido del campeonato francés 2015-2016, pero no fue su dimisión más precoz. De regreso al Atlas de Guadalajara en 1997 el técnico de Rosario dimitió al inicio de su conferencia de prensa de presentación por un desacuerdo sobre la formación. Desde el inicio de su carrera como entrenador, el argentino ha desarrollado tres características: un juego espectacular, el amor de los aficionados y el desafecto con los directivos.
Campeón de Argentina en su primera experiencia en el banquillo, con Newells Old Boys, el club de su corazón, perdió la final de la Copa Libertadores en 1993, por penaltis frente al Sao Paulo de Rai. En el club de Rosario es una leyenda. Desde 2009 el estadio de Newells lleva su nombre, a pesar de su sorprendente salida de la entidad en 1993 para formar parte del centro de formación del Atlas.
En su largo historial de dimisiones también destaca la que protagonizó en 1998, cuando dirigió al Espanyol durante seis jornadas. Tan sólo había ganado un partido antes de decidir dejar el club catalán para tomar las riendas de la selección argentina. «No salgo de aquí para ir a otro lado», aseguró el sábado Bielsa, rechazando cualquier contacto con la selección mexicana, en búsqueda de entrenador después de despedir a Miguel Piojo Herrera hace tres semanas.
VÍA TWITTER
La inesperada dimisión de Marcelo Bielsa como entrenador del Olympique sorprendió "enormemente" al alcalde de la ciudad francesa Jean-Claude Gaudin, que lamentó la decisión del argentino este domingo en su cuenta de la red social Twitter. "Lamento la decisión de M. Bielsa, me sorprende enormemente porque coloca al OM en dificultades", escribió Gaudin.
Para su rival en las elecciones municipales Patrick Mennucci "es tiempo de que el propietario venda al club a un inversor que busque el Top 10 europeo".
Bielsa anunció su dimisión el sábado en la conferencia de prensa posterior a la derrota 1-0 ante el Caen, en la primera jornada del campeonato francés.
También al frente de la albiceleste tuvo una salida tumultuosa. Antes, en 2002, vivió su mayor decepción, cuando el equipo argentino, liderado por Gabriel Batistuta y Hernán Crespo, llegó al Mundial de Corea y Japón como uno de los grandes favoritos y no fue capaz de superar la primera ronda. A pesar del fracaso, siguió a los mandos del equipo y en 2004 se colgó el oro olímpico en los Juegos de Atenas. Ese mismo año, en las eliminatorias para el Mundial de 2006, decidió dejar el puesto por razones personales. En realidad mantenía un conflicto con la federación por la disponibilidad de los internacionales que jugaban en Europa. Después, el antiguo futbolista y profesor de deportes aceptó el proyecto de Chile (2007-2011), país en el que dejó una gran huella.
Conflicto en el Athletic
Incluso cuatro años después de su salida, reconocen a Bielsa como el padre del triunfo de la Roja en la Copa América que finalizó en julio, primer triunfo del país en el fútbol de selecciones.
Su aventura siguiente fue el Athletic de Bilbao y tras dos temporadas (2011-2013) esta vez fue el club el que decidió no renovarle, con un comunicado vengador de su presidente Josu Urrutia, en el que se subrayaba que no había «unanimidad» para mantenerlo en el cargo.
En su primer año en el Athletic el equipo maravilló y alcanzó la final de la Copa del Rey de la Europa League, perdidas ante el Barcelona y el Atlético de Madrid, respectivamente. El segundo curso estuvo marcado por sus problemas con los dirigentes, especialmente por la disparidad de criterios con respecto a unos trabajos de reforma del centro de entrenamiento.
Difícil de gestionar por sus dirigentes, Vincent Labrune sabía lo que llegaba cuando decidió contratarlo. Al inicio de la temporada pasada, cuando llevaba pocos meses en el cargo, Bielsa cargó duramente contra él por no haber cumplido sus promesas con respecto a los fichajes que había solicitado. Después de una larga tregua salpicada por algunos desencuentros, llegó el divorcio.
«El timing no es el ideal», señaló el sábado Mandanda. Un eufemismo para situar la última dimisión inesperada del Loco.
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