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SANTY MENOR
AVILÉS.
Miércoles, 28 de febrero 2024, 01:00
A un día de cumplir los 32 años, la avilesina Carmen Sánchez Parrondo mantiene la sonrisa con la que el sábado se subió a lo ... más alto del podio en el Campeonato de España sénior disputado en Jaén. La experimentada lanzadora de jabalina, en su día una de las mayores promesas del atletismo avilesino, acumulaba seis platas y cuatro bronces en los nacionales, por lo que por fin pudo cumplir un sueño que perseguía desde niña.
«Era uno de mis grandes objetivos y doy gracias a todos los que me animaron en pista. Son muchos años al pie del cañón y cualquiera que entienda los valores de este deporte se habrá alegrado enormemente de mi actuación y de este logro», valora la protagonista. «A pesar de no 'rascar' un poco más mi marca personal, me he llevado un gran premio, un oro deseado desde hace muchos años».
Su celebración no estuvo exenta de rabia, pues los problemas físicos fueron una constante en la carrera deportiva de Sánchez Parrondo, cuyo nivel en edad juvenil la hacía candidata incluso a poder disputar unos Juegos Olímpicos, con Mercedes Chilla como referente. Tuvo motivos para retirarse, pero no cesó en su empeño y, una vez recuperada, consiguió volver de la mejor manera y demostrarse a ella misma y a los que dudaban que podía ser campeona de España.
Carmen comenzó en el atletismo a los once años junto a su hermano Guillermo en la Atlética Avilesina, de la mano de José Antonio Suárez 'Pepete'. Luego, sin dejar la Atlética pasó a entrenar en Gijón con Francisco Ovies. Sus marcas y resultados nacionales llenaron el ojo de los mejores clubes y a los 16 cerró su etapa en la Atlética para vincularse al Playas de Castellón. En 2010 irrumpió en el nacional absoluto de Avilés con su plata, a la que seguiría el bronce de 2011 y su traslado a La Coruña.
La avilesina se marchó para estudiar INEF, poco después se trasladó a Pontevedra y probó fortuna en Estados Unidos con una beca, pero no se adaptó y regresó a Pontevedra, para retornar de nuevo en 2015 a La Coruña, donde reside, entrena, trabaja y estudia desde entonces. Entre medias, una lesión en el hombro derecho, con el que lanza, y un diagnóstico erróneo la tuvieron dos años en el limbo.
Finalmene decidió operarse, pues tenía un desgarro en un tendón que necesitó de cuatro anclajes, y una vez recuperada retomó la jabalina de la mano del Unicaja Jaén, club en el que lleva nueve años, los mismos que a las órdenes del técnico coruñés Necho Fernández. Las medallas volvieron, pero el oro se resistió hasta este sábado, cuando quedó claro que se puede compaginar la competición de élite, el trabajo como entrenadora personal y la preparación de oposiciones a enseñanza secundaria.
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