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«Para mí sigue siendo una injusticia». A Laura Fuertes (Gijón, 1999) no se le olvida el combate que supuso su eliminación del pasado ... Mundial de boxeo contra la norcoreana Byol An Kum, en cuartos de final. «Ahora estoy más tranquila, pero si lo pienso me da rabia haberme ido así».
La joven púgil asturiana atendió a EL COMERCIO desde Gijón, donde aún le da vueltas a la cabeza a lo vivido en los últimos meses. Tras convertirse en la primera mujer en ser medalla mundial en la disciplina de los guantes en 2022, Laura Fuertes rompió otro techo de cristal la temporada pasada, convirtiéndose en la primera boxeadora española en sacar plaza para unos Juegos Olímpicos. «Era un objetivo muy importante y con mucho esfuerzo lo pudimos lograr. Es verdad que no salió como queríamos, pero me quedo con la experiencia, algo único», recuerda de la cita en París, en la que tuvo el privilegio de conocer a alguno de los deportistas españoles más afamados. «A Gasol –aunque ya no iba como deportista– y a Nadal los vi, sí».
Sobre su deporte, el boxeo, sobrevuelan varios mantras machistas que ella se encarga de derribar a base de puñetazos. «Intento siempre quitar esa imagen que la gente puede tener de este deporte y sobre todo que las niñas se puedan ver reflejadas en una chica normal, que cumplió su sueño y está haciendo un deporte que le apasiona».
Su llegada a los rings no fue hasta los 16. «Nunca es tarde», bromea. Antes, había practicado otros deportes como la natación. «Fue un conocido el que me animó a probarlo, fui al gimnasio... Y hasta ahora». Su reflejo sirve de inspiración para las generaciones que vienen. Así se lo reconoció este medio, concediéndole el premio EL COMERCIO al Deporte de este 2024 el pasado mes de septiembre. «Ojalá que todos estos logros sirvan para que las niñas me vean como una referente en el boxeo», desea la joven púgil.
Operada del codo el pasado mes de noviembre, el Mundial de Serbia de este mes era su primera competición desde entonces. «Me sentí muy bien y cómoda sin dolores», destaca a la hora de quedarse con lo positivo de la cita en los Balcanes.
Y aunque sigue dolida con la actitud de su última contrincante por «usar técnicas antideportivas como golpes en la nuca y fuera de tiempo» y con el arbitraje del colombiano Juan Fernández, del que dice que «no hizo bien su trabajo, que es que no se incumpla el reglamento», Fuertes afronta con optimismo el año el medio y corto plazo, con la vista puesta en la siguiente cita olímpica: Los Ángeles 2028. Pero antes, toca seguir trabajando.
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