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NACHO GUTIÉRREZ
Lunes, 4 de julio 2022, 01:56
Las mazas de gimnasia rítmica suponen uno de los elementos más difíciles de dominar debido a que la gimnasta debe de controlar los giros, lanzamientos y desplazamientos tanto suyos como de las mazas, estas no se pueden caer al suelo y los movimientos deben de estar en continuidad ya que, sino la gimnasta será penalizada, al igual que si empieza el ejercicio fuera de la línea de ejecución o si utiliza algún otro elemento no apto en este deporte. La de las mazas -de plástico, caucho o madera- es la única modalidad de la gimnasia rítmica que se compone de dos piezas y eso le suma una mayor dificultad a los ejercicios.
Es lo que se puede leer en publicaciones especializadas en uno de los deportes más difíciles, esos que muchos solo seguimos cada cuatro años en los Juegos Olímpicos. Mientras tanto, atendemos el protagonismo que nos ofrecen los clubes y deportistas de la comarca avilesina, centrados hoy en la Escuela de Gimnasia Rítmica Valoe y en su alumna más brillante, Andrea Muñiz Lorenzo, a la que eso de las mazas parece pan comido.
Esta menuda castrillonense es la mejor alevín de España en esa tan difícil modalidad ya definida. En noviembre del pasado se llevó el campeonato en la categoría base alevín y la semana pasada hizo lo propio en la siguiente escala, alevín, la que se corresponde con sus 10 años de edad.
Tras doblar medalla de oro LA VOZ fue a visitarla al pabellón del Quirinal, en el que tantas horas y días practica y practica, junto a todas sus compañeras, bajo la atenta mirada de la entrenadora, Lorena Arbesuk. En noviembre hicimos lo propio en una fiesta organizada por su familia en la que Andrea no pudo articular palabra. Esta vez, en su territorio natural, posa para las fotografías y casi no hace falta arrancarle una respuesta.
«Desde pequeña me gustan las mazas, es el aparato que más me gusta y además de trabajar con ellas en los entrenamientos, en casa también hago repeticiones».
Es casi su juguete preferido y exhibe unas condiciones para el aprendizaje y la competición por encima de la media. Lorena Arbesuk la conoce bien: «Creo que su mejor cualidad es la velocidad, es una gimnasta muy rápida y constante. Tiene una energía que desborda, en los entrenamientos hace muchas repeticiones, le gusta tanto que no se cansa de repetir. Es muy ágil y esa una ventaja respecto a otras competidoras, que tienen un aprendizaje, digamos, más pausado. Ella llega al tapiz y es un terremoto».
Deportes como la gimnasia rítmica exigen un sacrificio máximo, en el que además de condiciones físicas y técnicas con los aparatos, hay que exhibir un nivel mental de concentración del mayor nivel para completar los ejercicios bajo la fría mirada de quienes puntúan: «Está claro que la parte sicológica, la capacidad de enfrentarte a la presión, es fundamental para plasmar lo que has practicado prácticamente a diario porque si no todo el trabajo se va al garete. En ese aspecto Andrea ha madurado mucho en el último año y le gusta tanto que ha llegado al punto de poder disfrutar sin pensar en la importancia de un evento como el campeonato de España. Sus montajes son tan exigentes que necesita mucha concentración y al entrar al tapiz lo pasa mal por los nervios, pero una vez dentro se mete en el montaje, se centra y ejecuta muy bien. Es competitiva, pero sobre todo disfruta cuando hace el ejercicio».
Lorena ha definido las condiciones de su joven pupila y ella misma lo refrenda con sus propias palabras: «Me pongo nerviosa cuando salgo al tapiz, pero en el momento que empiezo a ejecutar ya me siento confiada para hacer bien el ejercicio y se me va el miedo a fallar».
Cuando preguntamos por las posibilidades de Andrea de seguir al mejor nivel con el paso de las categorías, Lorena Arbesuk dice que «el futuro puede ser muy abierto. Ella se ha estrenado a nivel absoluto con las mejores alevines de España y ha estado ahí entre ellas, no solo en las mazas, fue cuarta en aro y eso dice mucho. Este deporte es muy difícil y no pensamos en un futuro a largo plazo, solo en la siguiente temporada porque esto es un proceso de formación. Lo que esperamos es que Andrea siga en ese nivel de estar en la lucha por las medallas, pero el camino es largo y hay que trabajar mucho. El año que viene le tocará demostrarlo en categoría infantil, en la que son tres aparatos, se mantienen mazas y aro, y entra la pelota en ligar del manos libres».
Andrea Muñiz asimila su éxito con la mayor naturalidad y simpatía: «Seguiré hasta que me canse, el deporte es para disfrutarlo. De momento estoy segura de que lo seguiré haciendo muchos años, me encanta la rítmica y claro que a veces sueño con llegar al nivel más alto».
Lo único seguro para Andrea, y sus compañeras en la Escuela de Gimnasia Rítmica Valoe, es el sacrificio asegurado: seis días de entrenamiento cada semana a tres horas por jornada.
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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