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FRAN GAYO
Sábado, 26 de diciembre 2020, 03:32
Marta Suárez sigue dando pasos en lo que está llamada a ser una carrera importante en el mundo del baloncesto. Tras militar la pasada temporada en el Segle XXI de Liga Femenina 2, la alero ovetense de 18 años y 1,87 metros defiende los colores de la Universidad de Tennessee, una de las históricas en la prestigiosa NCAA con ocho títulos nacionales en sus vitrinas.
La extraordinaria progresión de la jugadora asturiana, capaz de alternar diferentes posiciones gracias a su versatilidad, llamó la atención de los ojeadores de la entidad universitaria radicada en la localidad de Knoxville, en el estado de Tennessee. Dicho interés se concretó a finales de abril cuando se hizo oficial la incorporación de Marta Suárez a las 'Lady Volunteers', apodo de las de Tennessee, para el curso 2020-21.
De momento, las cosas le están yendo muy bien a la alero carbayona, tanto en lo individual como en lo colectivo. Su equipo marcha con una marca de 5 victorias por tan solo 1 derrota en la potente Southeastern Conference. En lo que se refiere al aspecto individual, Marta Suárez afirma notar algunas diferencias con el baloncesto que se practica en Europa: «La mayor diferencia es la visión de juego más individualista que tienen aquí. En Europa el balón se mueve mucho más y se depende menos de los uno contra uno».
Marta tuvo un debut en la NCAA soñado por cualquier jugador que cruce el charco para aventurarse en la exigente competición estadounidense. Se fue hasta los 11 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias en la contundente victoria de su equipo ante Western Kentucky por 87-47: «Salí al primer partido como si fuera un entrenamiento más, no suelo ponerme muy nerviosa cuando salgo a la cancha. Mi papel dentro del equipo ahora mismo no es destacar en estadísticas si no cubrir otras necesidades más secundarias».
Todo va sobre ruedas para una jugadora que ha llegado a ser habitual en las selecciones españolas de categorías inferiores. En lo personal, su adaptación a la vida en un nuevo país está siendo muy fácil gracias al apoyo recibido tanto por parte del cuerpo técnico como por el resto de la plantilla. En lo que se refiere a los estudios, su primer año en Estados Unidos está siendo muy genérico, basado en las clases online.
Formada en el Colegio Ursulinas de la capital ovetense, Marta Suárez tomó conciencia de la dificultad que entrañaba progresar en el baloncesto, cuando fue convocada por primera vez por la selección asturiana alevín. En ese momento, se dio cuenta que necesitaba un cambio de club para poder dar un salto en su desarrollo y el elegido no fue otro que el Oviedo Baloncesto, club que lleva muchos años a la cabeza de la formación de jugadores en nuestra región.
Marta recuerda con agrado esas temporadas en el OCB: «El Oviedo siempre será mi club, los entrenos en Pumarín, las finales, los campeonatos y torneos». En la pista de Pumarín, Marta Suárez fue puliéndose como un valioso diamante año tras año, hasta llamar la atención del Segle XXI, conjunto de la Federación Catalana especializado en reunir a algunas de las jugadoras más brillantes de España para trabajar intensamente con ellas.
Los dos años en el Segle XXI, donde coincidió con la gijonesa Inés Noguero, le sirvieron a la ovetense para evolucionar como jugadora y prepararse a nivel técnico sin olvidar el aspecto físico y mental. Marta Suárez valora especialmente esa etapa con grandes entrenadores que desarrollaron su vena competitiva.
Su mejor momento en el Segle XXI llegó la temporada pasada cuando ante el Barça CBS firmó una actuación memorable con 32 puntos, 9 rebotes y 39 créditos de valoración. La joven jugadora ovetense estaba promediando por encima de 10 puntos por partido, cuando se produjo el parón en la competición a causa de la pandemia del coronavirus, aprovechado por Marta para prepararse tanto física como técnicamente con vistas a su incorporación a las filas de las Lady Vols.
Marta Suárez tiene muchos referentes en el baloncesto, desde los clásicos Magic Johnson y Larry Bird, influencia de su padre, hasta la estrella nacional Amaya Valdemoro, pasando por el eterno capitán del OCB, Víctor Pérez. Aún le queda mucho trabajo por delante para llegar a emular a sus ídolos, pero está en el camino correcto. De momento, quiere prolongar su sueño americano con Tennessee en una temporada en la que las expectativas son máximas: «Confío mucho en este equipo. Nuestra conferencia es sin duda muy potente, pero tenemos muy buenas expectativas y queremos competir por el título».
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