J. GÓMEZ PEÑA
Martes, 31 de agosto 2021, 22:06
El abrazo de una madre. La de Fabio Jakobsen esperaba en la meta de Santa Cruz de Bezana. Su hijo, que acababa de sumar el tercer triunfo en esta Vuelta, cumplía 25 años. Pero no se emocionaron por eso, sino porque ha podido cumplir un ... año desde aquella brutal caída el 5 de agosto de 2020 en la Vuelta a Polonia. Ella le veló en el hospital cuando el ciclista neerlandés creía que se moría, cuando sólo le quedaba un diente, tenía la garganta devastada y el rostro sostenido por 130 puntos de sutura.
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Jakobsen es un milagro. «Les dedico esta victoria a los médicos que me atendieron», compartió ayer cuando se terminaba su trabajo en esta Vuelta que va hoy hacia la lluvia y la montaña asturiana. «Hay que morir con las botas puestas», anuncia 'Supermán' López, compañero de Enric Mas. «No tengo nada que perder», avisa Bernal. Ellos y Haig tienen dos cimas, los Lagos (hoy) y el Gamoniteiru (mañana), para acabar con Eiking y Martin, los dos primeros de la general, y, sobre todo, para probar la resistencia de Roglic, aspirante a ganar su tercera Vuelta consecutiva. En Asturias, y con mal tiempo, todo puede suceder.
Las caídas forman parte del lenguaje de este deporte. Y cada vez más. Landa, por ejemplo, viene de un grave tropiezo en el Giro; Roglic, de un trompazo en el Tour; Valverde tuvo que dejar esta Vuelta por un patinazo... Y Enric Mas perdió el equilibrio nada más salir de Laredo. Cayó de culo. Del mal, el menor. Susto. A su alrededor vio a otro montón de víctimas. Su compañero Oliveira se dolía con un tobillo magullado –el Movistar llega diezmado al tramo clave de la ronda–. Ciccone, con los dientes de un plato clavados en la rodilla derecha, y Vanmarcke tuvieron que retirarse... Sí continuaron, aunque muy tocados, Jonathan Lastra, Aritz Bagües y Joan Bou, que llevaban la piel al aire, roja, tras pasar por la lija del asfalto.
El Deceuninck no regaló nada durante la jornada. La escuadra belga sólo pensaba en celebrar a lo grande el 25 cumpleaños de su baza más veloz, Jakobsen. El trazado sólo tenía un puerto oficial, el alto de Hijas, pero escondía una ristra de repechos tan verticales como la cota de San Cipriano. Josean Fernández 'Matxin' conoce bien los secretos del asfalto cántabro. Mandó al UAE ahogar a Jakobsen en San Cipriano para cimentar la candidatura de su baza, Trentin. Casi. Jakobsen cedió medio minuto. Poco. Le rescató su equipo: gregarios como Senechal a quien había criticado días atrás por no haberle remolcado como él quería. Olvidado aquel encontronazo, sus compañeros del Deceuninck acabaron con la fuga y le llevaron hasta el complicado acceso a Santa Cruz de Bezana. Viento, curvas, subidas cortas... Jakobsen esperó. Aprovechó la descarga precipitada de Meeus y levantó los brazos para festejar su vigesimoquinto cumpleaños.
Y la Vuelta recomienza ahora con dos etapas hechas para que que todo cambie. Hasta el clima. Llegan Asturias y un adelanto del otoño. La meta espera hoy en los Lagos de Covadonga, pero antes hay que conocer a un invitado, la doble ascensión previa a la Collada Llomena, de 7,6 kilómetros al 9,3% de pendiente. Doble subida y doble descenso por carreteras quizá empapadas. Cuidado con el peaje de las caídas.
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