J. Gómez Peña
Domingo, 23 de julio 2023, 21:14
Los 115 últimos kilómetros de este trepidante Tour de Francia estaban, en principio, dedicados a la fiesta. Al paseo triunfal de Jonas Vingegaard, que repite triunfo en la Grande Boucle sobre el mismo rival, Tadej Pogacar. Pero ni en este capítulo final, el esloveno renunció ... a dar espectáculo. Atacó a 45 kilómetros de la meta, cuando la carrera ya daba vueltas por los Campos Elíseos. Era una arrancada destinada al público. Diversión.
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Del sprint, casi obligado en una jornada así, se ocuparon los velocistas. Sus equipos anularon las fugas condenadas de dorsales que se retiran, como Devenyns, y de dos corredores españoles, Omar Fraile y Gorka Izagirre, que buscaba a última hora el triunfo que no ha conseguido su equipo, el Movistar. Sin Enric Mas, la escuadra española ha corrido en segunda fila. ¿Fichará a Carlos Rodríguez? Hay un compromiso. Falta la confirmación.
El joven ciclista andaluz llegó a la meta final con el ojo izquierdo amoratado, culpa de la dura caída que el sábado casi le quita todo lo conseguido en tres semanas. Carlos Rodríguez evitó riesgos. Vio el sprint a distancia. Los lanzadores, botando sobre los adoquines de la bella avenida parisina, desbrozaron el camino. Al olor de la pancarta se quedaron los más rápidos. El favorito, el que había ganado ya cuatro etapas al sprint, remontó a Pedersen y Groenewegen por al carril derecho. Pero por el izquierdo, en paralelo, le quitó la quinta victoria con un golpe de riñón el belga Jordi Meeus, que con 25 años firmó el triunfo de su vida.
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Fue tan ajustado que ni se atrevió a celebrarlo. Miró a Philipsen, que le miraba a él. En duda los dos. Entonces comenzó a hablar por la emisora interna. Quería escuchar lo que al final le dijeron. Había ganado. El resto del equipo Bora se le echó encima. Acababa de hacerse un hueco en la ceremonia de clausura de la edición 2023 del Tour.
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Por esa tarima pasaron los tres primeros, Vingegaard, Pogacar y Adam Yates. El rey de la montaña, Giulio Ciccone. El más regular, Jasper Philipsen. Y el mejor equipo, el Jumbo neerlandés. A ellos agradeció Vingegaard su victoria final. «Y a mi mujer y a mi hija. Y a los daneses...». Quería compartir con todo el mundo la felicidad por su segundo Tour, por su victoria ante el inquieto Pogacar, que se divirtió hasta el final.
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