Las dos etapas asturianas de la Vuelta 2023 volverán a ser esos grandes obstáculos a los que se enfrenta el pelotón internacional en la última grande del año del ciclismo mundial. Los aficionados aguardan su llegada con impaciencia. Dos jornadas de alta montaña en las que el espectáculo estará asegurado. El Principado, o más bien sus colosos, será de nuevo juez de una carrera con dominio abrumador por parte del equipo Jumbo.
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La decimoséptima etapa, tras la de hoy entre Liencres y Bejes (120 kilómetros), terminará mañana en L'Angliru, una de las cimas más míticas del planeta desde hace casi un cuarto de siglo. Concretamente, desde aquella primera vez en la que el 'Chava' Jiménez levantó los brazos entre la niebla. Era el año 1999. Y no solo eso. Al día siguiente, el pelotón chocará con las rampas del alto de La Cruz de Linares. Un estreno bajo una gran expectación. Pese a la novedad de este segundo fin de etapa, la que mayor reclamo genera es la que termina en la cota de Riosa, que se celebrará por novena vez. A buen seguro que muchos dormirán el día anterior en la zona. Nadie se lo quiere perder.
A L'Angliru se le compara con el Tourmalet, en el Tour, o el Passo dello Stelvio, en el Giro, con el permiso del Mortirolo, Alpe D'Huez y Mont Ventoux. Su acceso es fácil por la carretera nacional de Oviedo a Mieres, con desviación a Riosa. Se divide en dos bloques de seis kilómetros partidos por el área de Viapará. Los primeros no son de excesiva dificultad, pero luego llega el 'infierno' con un 13% de media de desnivel para cualquier desarrollo.
El aperitivo será Les Cabanes, un cartel que señala que se llega a un tramo en forma de 'chicane' con máximas del 22%. A partir de aquí, el sufrimiento es constante. La Cueña les Cabres, una pendiente del 23,5% que da respeto. Lo peor es su dureza durante un kilómetro al 17,3% de media. Y, como colofón, el Aviru, al 21,5%, y Piedrusines, al 20%. Dos rampas de gran exigencia antes de los 500 metros finales.
Ribadesella, a las doce del mediodía, se estrenará mañana como salida de esta etapa, de 124,5 kilómetros, que ascenderá antes la Colladiella y el Cordal por Pola de Lena.
El exciclista Chechu Rubiera ascendió L'Angliru en cuatro ocasiones y explica que hubo corredores como David Millar que se bajó de la bici en un acto de protesta por su dureza. Además, recuerda, «muchos extranjeros no venían preparados y abandonaban'. Incluso se contrataban mecánicos por lo complicado que eran los desarrollos. «Antes se subía con 30 dientes de plato y 25 de piñón, además de ir con tres catalinas, mientras que ahora con el 'compact' se hace con un 34-34», señala el gijonés, quien afirma que las dos etapas asturianas son duras y pueden decidir el ganador, aunque, a su juicio, el Jumbo tiene demasiado controlada la carrera. «Si no es Kuss, el ganador será Roglic o Vingegaard».
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Al día siguiente, la Vuelta terminará su paso por Asturias en el alto de Proaza. Tampoco tiene dificultad para los que deseen acercarse, respetando las correspondientes restricciones. Por la autovía de Oviedo a Grado se llega a Trubia. Los corredores iniciarán la subida después en San Andrés para pasar por Castañeo del Monte antes de llegar a Linares. Son ocho kilómetros de ascensión, con un desnivel medio del 8,7%, cuyos tramos con mayor dureza alcanzan el 17% de desnivel, con una cima a 800 metros de altitud. La salida de esta etapa 18 de la ronda, de 179 kilómetros, será inédita. Lo hará desde Pola de Allande, poco antes de la una de la tarde, con los puertos de San Lorenzo, de primera, y del Tenebredo, de tercera, antes de encarar la cota proacina.
De los tres asturianos en carrera, Dani Navarro (Burgos BH), el más veterano de la Vuelta, dicen sentirse más motivado, ya que se retirará al final de la misma. Habla de una «brutal ascensión» cuando se refiere a L'Angliru. Sin embargo, pese a su caída de la semana pasada, se ilusiona con la etapa con final en La Cruz de Linares . «Veo factible meterme en una escapada, aunque dependerá de cómo este la general, quiero intentar la victoria».
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El excampeón del Tour 1988, Pedro Delgado, que la ascendió en mayo, hizo referencia a su dificultad. «De aquí puede salir el vencedor de la carrera».
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