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Carlos Nieto García
Sábado, 29 de marzo 2025, 18:36
Todo salía a pedir de boca en una Volta en la que Ayuso y Roglic cumplían con las expectativas y corredores como Matthew Bernan -dos ... triunfos de etapa para el joven corredor de 19 años- suponían un soplo de aire fresco. Pero ayer sopló tanto viento que todos los planes de grandeza se fueron al traste. No hubo final en alto en Queralt, teórico juez de la carrera que cede hoy su testigo a Montjuic, y prácticamente no hubo etapa. El sexto y penúltimo capítulo de la ronda catalana se cerró con un trepidante sprint con triunfo de Quinn Simmons que vino a camuflar un esperpento.
Sin subidas reseñables, se cambió hasta en dos ocasiones de planes para al final recorrer 45 kilómetros neutralizados y apenas 25, media hora, de competición. Hubo un sector del pelotón que se plantó, no quería correr, y el director de carrera cargó de forma contundente al término de la jornada al tildar lo ocurrido como «una falta de respeto».
Ráfagas superiores a cien kilómetros por hora obligaron a suprimir la llegada en alto en Queralt, además de otro puerto de primera categoría como la Collada de Sant Isidre y el Coll de la Batallola, de tercera. Esta decisión se tomó a mediodía, antes de la salida, tras suprimirse el viernes el ascenso al Pradell «siguiendo las recomendaciones del Servei Català de Trànsit por riesgo de viento en Cataluña y del plan especial de emergencias Ventcat, que ha entrado en fase de alerta», según informó la organización.
A las 14:15 los corredores se subieron a la bicicleta para empezar la primera de las dos vueltas al improvisado circuito con salida y llegada en Berga, escenario en un primer momento del sprint intermedio que también se canceló, al igual que las bonificaciones en la llegada. Era un recorrido de poco más de 70 kilómetros y la carrera pactó con el pelotón recorrerlo una vez de forma neutralizada y otra con el cronómetro en la mano.
Mientras se rodaba de forma pasmosa por las vías catalanas se vio mucho movimiento y entonces los participantes se dividieron entre los que querían seguir adelante con el plan -Roglic, Soler, Juanpe o Fraile lideraron las conversaciones con el coche de carrera- y los que apostaban por cortar por lo sano. Los argumentos para detener la prueba lo antes posible residían en la logística tras la llegada, con el hotel a unas dos horas de Berga; además de la salida temprana (11 horas) de la etapa final, ya recortada para que no coincidiese con el Barcelona-Girona que se disputa esta tarde (16:15 horas) en el mismo Montjuic. Para más inri, el cambio de hora sufrido durante la última madrugada, en el que el reloj se adelantó una hora, lo que privó de un mayor descanso.
Así que a las cuatro de la tarde se decidió suprimir el segundo giro. Quedaban 25 kilómetros por delante en los que por fin se vio algo de acción con una etapa en juego, aunque los tiempos para la general valieron hasta los últimos cinco, por lo que no hubo ningún cambio y Ayuso llega a Barcelona con el segundo de renta sobre Roglic que consiguió el viernes en Amposta. El madrileño Carlos Verona lideró una fuga de cuatro corredores que fueron alcanzados a falta de diez kilómetros. Lo intentaron Quintana y Carapaz, pero el gato al agua se llevó Simmons.
Después, comenzó el cruce de declaraciones. «Hemos ido cambiando de planes desde el principio. Mejor ha sido neutralizar, mañana veremos a ver qué tal», lamentó Soler. «No teníamos información. No tenía sentido seguir con la carrera neutralizada», añadió Juanfe. «Que solo se hayan hecho algo más de 20 kilómetros no me parece bien. Ha habido corredores que no querían dar otra vuelta», criticó el líder Ayuso.
Después tomó la palabra el director de la carrera, Rubén Peris. «Habíamos pactado con los corredores y no han cumplido. Verona y Fraile estaba por salir y otros no querían. Pactamos dos vueltas y a mitad de la primera han decidido que se paraban. Es una falta de respeto al organizador, a los ayuntamientos y al público. Algunos no han estado a la altura. Se podía haber corrido. Los organizadores estamos de manos atadas con los ciclistas: si ellos no quieren no se corre», sentenció.
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