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Ni la lluvia deslució esta tarde la esperada subasta del campanu del Narcea, pescado ayer. Tan solo obligó a trasladar el tradicional acto del exterior del Monasterio de San Salvador de Cornellana a una sala interior, lo que impidió el acceso de todos los vecinos ... que acudieron en gran número a esta fiesta que convierte a la localidad salense «en capital salmonera de toda España al celebrar esta tradición a lo largo de los siglos».
Así abrió María Ángeles Fernández Fernández, concejala de Medio Ambiente, directora de la Feria del Salmón-Capenastur y encargada de dirigir la subasta, el acto ante un salón abarrotado de público, entre los que se encontraban también los alcaldes ribereños del Narcea. A ellos, a los políticos se dirigió Enrique Berrocal, presidente de la Sociedad de Pescadores Las Mestas del Narcea, en las palabras que dirigió a los asistentes antes de que empezara la puja para que «ahora que se acercan las elecciones tengan en cuenta la gestión de un bien que debe ser columna vertebral de nuestros ríos, para que esta tradición perdure, aunque pinta mal», en referencia a la polémica por la modificación de la normativa.
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María Ángeles Fernández abrió la puja en 2.000 euros, una cifra que rápidamente fue subiendo por los nueve participantes, entre los que se encontraban varios restaurantes de la comarca y otros de Oviedo y Madrid, así como la empresa local dedicada a la obra civil Trabajos Salense, que al final fue la que se llevó el preciado campanu del Narcea por una cantidad de 10.800 euros, superando los 9.200 que se pagó por el campanu de Asturias en la subasta celebrada en Cangas de Onís el pasado 3 de abril. El gerente de la empresa, José Antonio González, explicó que el destino del salmón será «compartirlo entre compañeros de trabajo y amigos». Se mostró muy feliz por conseguir «algo por lo que ya habíamos peleado varios años y que queremos que sea nuestra ayuda para esta gran tradición del campanu que vivimos toda la vida y para esta gran fiesta, para Cornellana y Salas, Belmonte, Pravia y el resto de concejos».
Por su parte, el joven pescador Mauro Otero Roza, que a sus 17 años y en su tercera jornada en el río echó a tierra el campanu del Narcea, vivió ayer su primera subasta y se mostró completamente «sorprendido» por el desarrollo de la puja, el ambiente y el resultado. «Sinceramente no me esperaba tanto», dijo. «Ha sido increíble, es el mejor día de mi vida y estoy muy feliz», añadió. La intención del joven es dedicar el dinero «a seguir comprando material de pesca y seguir aprendiendo».
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