Los cimientos de un gigante

El modesto proyecto inicial del Mavi, culminado ahora con un brillante título de Copa de la Reina, se sustenta en la seriedad y el acierto económico y deportivo de sus gestores

Martes, 24 de abril 2018, 12:36

La semana se presenta cargada para las jugadoras del Mavi Nuevas Tecnologías La Calzada. Mañana, a las 19 horas, exhibirán el trofeo de la Copa de la Reina de balonmano, ese título tan merecido, desde el balcón del Ayuntamiento gijonés y el domingo harán el saque de honor del partido Sporting-Albacete en El Molinón. Atrás quedará la fatiga de un largo viaje por carretera de más de doce horas desde Málaga y la dulce resaca del éxito copero. De hecho, pese al cansancio, las 'maviguerreras', como las denominan popularmente en las redes sociales, presumieron de corona en una sesión fotográfica organizada, en la tarde ayer, por EL COMERCIO en el paseo del Muro.

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Las jugadoras que dirige Diego Lafuente exhibieron con orgullo en el emblemático escenario gijonés el trofeo y sus respectivas medallas sobre el pecho, mientras algunos curiosos las aplaudían y otros, tras reconocerlas por la indumentaria deportiva, gritaban «muy bien campeonas».

No obstante, al contrario de lo que se pueda pensar, esta Copa de la Reina no es el éxito de un día. La construcción de este plantel campeón ha requerido tiempo. Se ha forjado a fuego lento. El inicio del proyecto se remonta a la temporada 2012-2013. El presidente Miguel Álvarez Baños incorporó esa temporada a Alberto Suárez Braña como director deportivo para que trabajara de forma conjunta con el entrenador Diego Lafuente. Tras varias campañas en la zona media-alta de la tabla sin resultados destacables, se dio paso un puñado de fichajes claramente orientados a dar un salto de calidad y aumentar las aspiraciones.

Las primeras jugadoras en aterrizar en Gijón hace ya un lustro fueron Lidia Novella, Patricia Macías y la brasileña Juceli. Posteriormente lo harían Lidia Jiménez, la rumana Lulú, Fany Monros, Paula Fernández y Carla Gómez. Pero la apuesta firme y definitiva para lograr el billete a la División de Honor femenina se produjo con el fichaje de Marizza Faría y la uruguaya Agus López en la temporada 2015-16, en la que, por fin, se logró el ansiado ascenso en Logroño, después de tres intentos fallidos: 2012-2013 (Córdoba y Valladolid), 2013-2014 (Oviedo) y 2014-2015 (Oviedo).

Para el estreno en la élite, el club gijonés mantuvo a toda la plantilla como reconocimiento al éxito logrado. Sin embargo, a la conclusión de la misma, tras lograr la permanencia de forma holgada, tanto la directiva como el cuerpo técnico tomaron la determinación de construir un grupo más profesional, dedicado solo a jugar al balonmano. Causaron baja, entonces, jugadoras como Vanesa Lozano, Alejandra Argüelles y Marga Salgado, entre otras, que habían sido pilares del ascenso.

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Tanto Alberto Braña como Diego Lafuente comenzaron entonces a forjar una plantilla que terminaría por convertirse en la gran revelación de la División de Honor femenina y que ha traído la Copa de la Reina para Gijón el pasado fin de semana.

En un puesto clave como es la portería se cerró un fichaje clave: la meta Renata Lais. «Solo tiene 18 años, pero con 15 ya la citaron para la Selección Brasileña Absoluta, que es campeona del mundo, lo que para nosotros fue decisivo», apunta Alberto Braña. Como lateral zurda se incorporó a la cubana Lorena Téllez, que venía de hacer dos grandes temporadas en Portugal, en las que llegó a marcar hasta doce goles por partido.

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No fueron las únicas. En el equipo aterrizó la extremo zurda Raquel Caño tras una década goleando en la élite con el Cleba, a la que se unió, en la otra banda, la portuguesa Soraia, que triunfó con el Porriño en la máxima categoría. El capítulo de refuerzos lo completó la asturiana Aida Palacio, que ha aportado un gran potencial en ataque y en defensa, y la pivote argentina Rocío Campigli, que se presentó como una de las mejores en su puesto de los Panamericanos.

Todas ellas, bajo la batuta de la central Marizza Faría, el auténtico motor del equipo, junto a Agus López, la meta Fanny y la pivote Leticia Cobo, son la esencia de un conjunto con gen ganador, que ha demostrado ser el mejor con creces en una Copa de la Reina en la que lucharon por el trofeo los seis primeros clasificados de la Liga, lo que da un mayor valor al título.

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Suárez Braña se muestra satisfecho por la configuración del plantel. «Hasta el seleccionador comentó el acierto que tuvimos con los fichajes», hace hincapié.

Pero el éxito del Mavi radica en la 'familia' que han formado las jugadoras, que ocupan la mayor parte del tiempo en los entrenamientos, aunque Miki Nedelcu, Marizza y Raquel Caño trabajan algunas horas en el gimnasio que posee el entrenador Diego Lafuente. Iris, Paula, Mari Carmen, Aida Palicio, Alba Piñera y Alba Fernández, por su parte, cursan estudios universitarios. Pero el denominador común de todas ellas es el balonmano.

El Mavi, al jugar competición europea la próxima temporada, verá incrementado su presupuesto en unos 100.000 euros más si alcanzase la ronda final, cifra que habría que sumar al presupuesto actual, que ronda los 220.000.

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Diego Lafuente.

«Nunca pensé que la temporada saliera tan perfecta»

Diego Lafuente (Gijón, 1969), entrenador del Mavi, asegura que nunca imaginó, cuando empezaron los entrenamientos, que saliera una temporada tan perfecta. El equipo, a su juicio, fue a más en cada partido y no dejó pasar la oportunidad de ganar una final. Con vistas a la próxima temporada, en la que jugará competición europea, tratará de mantener el bloque jugadoras, aunque es consciente de que algunas serán difíciles de retener por las propuestas que han recibido.

–¿Cómo asimila el día después este gran éxito?

–Con la satisfacción de haber conseguido este primer título para el balonmano asturiano y con el relax que da lograr un éxito tan grande. Ahora podemos bajar la presión y el ritmo de trabajo.

–¿Le había pasado por la cabeza ganar este título a principios de temporada?

–Confeccionamos una plantilla para alcanzar el quinto o el sexto puesto, pero las cosas salieron mejor de lo esperado. A medida que avanzó la competición, crecieron las posibilidades de hacer algo grande. Y así fue. Pero no pensé que la temporada iba a terminar así.

–¿Dedica este triunfo a alguien en particular?

–A mucha gente que me apoyó, pero sobre todo a mi familia y a Miguel, el presidente, que también es familia y no pudo estar allí en Málaga para disfrutar con nosotros de este éxito del club, que consigue el balonmano asturiano por primera vez.

–Apostó unas semanas antes a que ganaría al campeón Rocasa y que llegarían a la final. ¿Pero pensó en superar al Bera Bera?

–Transmití a todo el mundo que se podía por la manera en que estaba jugando el equipo. En mi foro interno sabía que los dos rivales, que aspiran a ganarlo todo, eran dos huesos duros, pero ni mucho menos pensé que saldría tan perfecto.

–Y además ganó todos los partidos, con un control perfecto del rival y con los elogios además del seleccionador Carlos Viver.

–Los preparamos muy bien y las jugadoras estaban convencidas de que se podía desde el primer momento. Luego en cada partido ganamos una mayor confianza.

–Todo el equipo estuvo a un gran nivel, pero la portera Renata marcó las diferencias.

–Por supuesto. Renata estuvo sensacional, pero la labor defensiva la ayudó mucho y precipitó mucho el ataque del rival. Además, la dirección magistral de Marizza y la eficacia de Raquel y Soraia en los extremos resultaron determinante.

–¿Ante este éxito tratará de mantener el bloque del equipo para la próxima temporada?

–Intentaremos quedarnos con el mayor número de jugadoras posible porque todo funcionó a la perfección. Pero habrá algunas que tendrán otras ofertas e igual no llegamos por el tema económico.

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