El mundo llora y homenajea a la leyenda

«En las que fueron sus palabras: 'Los héroes van y vienen, las leyendas son para siempre'». La frase de Kobe Bryant la rememoró, «profundamente afectado» por la muerte de «uno de los más grandes» del baloncesto, Nikola Mirotic, la estrella del Barcelona, un equipo muy ligado al mítico jugador que ayer guardó un emotivo minuto de silencio en su memoria.

Es solo un ejemplo de que la dimesión de Kobe Bryant trasciende el mundo del baloncesto. La conmoción que ha provocado su trágica muerte a los 41 años ha alcanzado todo tipo de ámbitos, como icono global que era el exjugador de los Lakers, con reacciones y muestras de condolencia del deporte, la política o la cultura. Así ocurrió también la madrugada del lunes durante la gala de los Grammy, marcados por el luto, precisamente en el Staples Center de Los Ángeles, donde Kobe forjó una carrera memorable. Durante la noche de los Grammy dedicados al legendario Kobe Bryant las camisetas con los números '8' y '24' con las que la 'Mamba negra' marcó una época en la NBA y se erigió como uno de los mejores de la historia y el rostro del malogrado jugador, durante la actuación de la anfitriona Alicia Keys, iluminaron las pantallas del pabellón donde se entregaron los premios de la música.

Allí también triunfó junto al malogrado Kobe otro de los grandes jugadores en la historia de los Lakers, Saquille O'Neal. «No hay palabras para expresar el dolor por el que estoy pasando con esta tragedia. Perdí a mi sobrina Gigi y a mi hermano Kobe Bryant. Te amo y serás echado de menos», escribió O'Neal, consternado también por el fallecimiento de una de las hijas del escolta cinco veces campeón de la NBA, organismo que ha sido criticado por no suspender la jornada del domingo. «Por favor, no. ¡Esto es demasido triste! RIP», escribió Luka Doncic junto a tres emoticonos de corazones rotos cuando el base esloveno se enteró de que Gianna Maria, de 13 años, también había perdido la vida en el accidente de helicóptero.

Michael Jordan también quedó «en shock por la trágica noticia del fallecimiento de Kobe y Gianna». «Las palabras no describen el dolor que siento. Amaba Kobe, él era como un hermano pequeño para mí. Solíamos hablar a menudo y voy a echar mucho de menos esas conversaciones. Era un competidor feroz, de los más grandes que ha habido en este deporte, y una fuerza creativa. Fue un extraordinario padre que amó profundamente a su familia y sintió mucho orgullo por el amor que sus hijas le tenían al baloncesto», destacó Michael Jordan a través de un comunicado.

A casi 8.000 kilómetros de distancia de Los Ángeles, Rafa Nadal se puso una gorra negra de la franquicia angelina y también rindió tributo a Kobe. «Me he despertado esta mañana con esta terrible noticia. Estoy muy triste. Es uno de los más grandes deportistas de la historia y merece un aplauso. Tenemos un gran amigo en común, Pau Gasol, que ha jugado mucho con él. Pau me contó su espíritu de trabajo, de superación, de mejorar siempre y de querer siempre más. Fue una inspiración para todos. Solo puedo desear que tanto él como su hija descansen en paz», proclamó Nadal.

«Helicóptero N72EX vuela demasiado bajo para guiarlo en este momento», le dijo el controlador al piloto del aparato en el que viajaban Kobe Bryant, su hija Gianna y otros seis pasajeros en la última comunicación mantenida entre ambos, antes de que se estrellase contra el suelo y estallase en llamas en las colinas cercanas a Calabasas, en el sur de California. El controlador de vuelo preguntó tres veces al piloto si necesitaba ayuda, pero no obtuvo respuesta, ya que estaba tan cercano a la tierra (a menos de 400 metros) que la señal de radio no alcanzaba para mantener comunicación.

La niebla apunta a ser la principal causa del accidente, más que a problemas mecánicos o del motor del helicóptero, cuyas condiciones, según un expiloto de Kobe Bryant eran «fantásticas», además de recordar que Island Express Helicopters sigue «un muy buen programa de mantenimiento» con sus aparatos.

Al parecer, el helicóptero también volaba muy rápido en el momento del impacto, aproximadamente a unos 260 kilómetros por hora.