Duro castigo para el Unicaja en Granada

Baño de realidad para el Unicaja Banco Oviedo que vio como se ponía fin a su serie de tres victorias consecutivas con un duro correctivo encajado en la pista del líder de la LEB Oro, un Covirán Granada que no hace prisioneros. También sería justo aclarar que el resultado final fue demasiado inclemente con un OCB que no mereció perder por tanta diferencia, pero que pagó muy caro desaparecer en el último cuarto. Asimismo se notaron las ausencias de Xavier y Kabasélé, reservados futuras batallas, y la lesión sufrida por Lundqvist, que lastimado en su hombro por una «caricia» de Ellisor, tuvo que dejar el partido en el primer tiempo.

Tras un triple inicial de Atencia, el Granada tomó pronto la iniciativa en el marcador gracias a la muñeca de Thomas Bropleh. De todos modos, el Unicaja continuaba con su plan de partido, sin ponerse nervioso, ejecutando sus típicas jugadas de ochos para buscar lanzamientos cómodos. Pero el liberiano Bropleh seguía embrujado con el triple, obligando a Natxo Lezkano a pedir tiempo muerto con el 16-7 adverso. Entraron en pista Meana y Jorgensen como parte de la rotación exterior carbayona. Ambos entraban con buen pie, sumando sendos triples, pero se necesitaba contener la exuberancia ofensiva de los granadinos. El Unicaja se encomendaba a la inspiración de un brillante Paul Jorgensen, que sumó 7 puntos en un primer acto, que terminaba con un tanteador de 24-17.

El conjunto nazarí jugaba al ritmo que marcaba Christian Díaz, que forma junto a Lluís Costa una de las mejores parejas de bases de la LEB Oro. En el bando ovetense Arteaga combinaba muy bien con Elechi en la zona local, donde era castigado con una técnica Gatell, por ser un pésimo actor. El estadounidense Ellisor tomaba el relevo ofensivo por parte del Covirán (30-20). Pero el Unicaja no se iba del partido, todo lo contrario, con los puntos de Hansel Atencia contenía las acometidas del equipo dirigido por Juan Pablo Pin. Aparecía el líder de la manada, Oliver Arteaga, tirando de sus innumerables recursos para dar un poco de aire al Unicaja, pero se seguían recibiendo demasiados golpes en forma de canastas por parte de un Granada con la confianza al 100% desde su posición de cabeza en la tabla. Kamba y Atencia acertaban desde el perímetro, aunque fueron un contraataque fulgurante del base colombiano y dos tiros libres de Arteaga los que dejaron el 46-43 en el final del segundo periodo.

La segunda mitad comenzaba con un parcial de 7-0 a favor de un Granada, al que de nuevo la blanda defensa azul le dejaba campar a sus anchas (53-43). El Unicaja seguía haciendo la goma, alternando buenos minutos con otros más grises y viendo como la desventaja volvía a irse por encima de los 10 tantos merced al acierto de Tomàs y Costa (64-49). Tampoco ayudaba el extraño criterio arbitral que castigaba cualquier contacto bajo el aro ovetense, mientras se inhibía ante la siempre férrea defensa del Granada. Elechi y el propio Lezkano se desesperaron ante la actitud de los colegiados, recibiendo el técnico natural de Portugalete una técnica ya con el tercer cuarto finiquitado (69-55).

La empresa ya parecía harto complicada para un OCB muy fuera del partido y huérfano de la anotación de alguna de sus referencias. Los nazaríes no dejaron de apretar, mientras que el Unicaja bajaba los brazos y la brecha se abría hasta un doloroso 81-56 después de un triple de Christian Díaz. Al Oviedo aún le quedaron 7 minutos para sufrir en uno de esos partidos que uno espera que terminen lo más pronto posible. El parcial del segundo tiempo, saldado con un elocuente 50-25, resulta bastante clarificador de lo que ocurrió tras el intermedio. Afortunadamente el calendario de la LEB Oro no para y el Unicaja ya puede centrarse en los dos importantísimos partidos que tendrá que afrontar la próxima semana en Pumarín ante Prat y Coruña. Seguro que serán una historia muy diferente a lo vivido en Granada.

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