El Alimerka Oviedo pone contra las cuerdas al líder

Quizá un exceso de fogosidad invadió los cuerpos de los jugadores del equipo burgalés que en menos de dos minutos ya habían cometido tres faltas. Por su parte, de lo que adolecía de salida el Alimerka era de acierto. Se consumían los dos primeros minutos (0-4) cuando un fallo en uno de los marcadores obligaba a un receso de algo más de diez minutos en el Polideportivo de Pumarín. Se volvió a la acción con un tapón de Fischer sobre Lobaco, pero del que instantáneamente se repuso el OCB con un triple de Verplacken, que ya hacía fluir el casillero local (4-5). El resto de cuarto se manejaría con pequeñas diferencias a favor del líder, quien concluía en ventaja este primer periodo (18-22).

Un punto más de energía activó el equipo de Javi Rodríguez en el segundo cuarto, parcial en el que se impuso, con minutos de muy bello cuño. Marc Martí, con un par de acciones de aro pasado marca de la casa, colocaba la primera ventaja para los locales en la contienda (26-25), acciones a las que pronto sucedería un espectacular 'alley-oop' de un desatado Ike Nweke que obligaba a parar el partido a Bruno Savignani (28-27, min. 4, 2Q). Les serviría esto a los visitantes, que crecerían en defensa, colapsando las líneas de ataque ovetenses y poco a poco construirían diferencias con un increíble Dani Diez anotando siete puntos consecutivos (30-37). No obstante, pasó de héroe a villano el propio Diez en escasos segundos con una falta antideportiva, a raíz de la cual el Alimerka Oviedo reaccionó hasta acechar e igualar el choque (37-37) bajo la dirección de un gran Duscak, manteniéndose el equilibrio hasta el descanso (41-41).

Con cierta espesura volvieron los jugadores de los dos equipos al duelo, con un tercer cuarto que no pasará a la historia y que con un escaso tanteo (12-15) no sirvió para clarificar gran cosa sobre el rumbo del partido, más allá de dejar claro que la victoria habría de definirse en el periodo final. Las defensas se imponían a los ataques, que chocaban con un muro de realidad llamado desacierto (53-56).

Ya en el último cuarto, las espadas se mantuvieron en todo lo alto (63-65, min. 5), pero, en los momentos decisivos, los destellos de calidad de una de las mejores plantillas de la Liga, como es la de San Pablo Burgos, marcaron la diferencia. El sempiterno acierto de Dani Díez y el talento de Corbalán hacían mella en la resistencia ovetense. Lucas Langarita fallaba dos tiros libres cuando más importante era anotarlos (con 67-72 en contra) y Gudmundsson con una valiosa canasta (67-74) inclinaba definitivamente el choque, recién entrados en el último minuto. No se rindió OCB hasta el final, pero la enjundia y fortaleza de su rival en los momentos cumbre fue inquebrantable, no pudiendo apelar a la épica a la que ya en muchas ocasiones nos tenían acostumbrados (72-78).

Pese a la derrota, conclusiones más positivas que negativas, evidenciando, una vez más, que este equipo es capaz de tutear y poner en apuros a cualquier rival. Sigue pendiente sellar la permanencia, para la que hará falta 1 o2 victorias más, y a la que se podría acceder virtualmente el próximo viernes si se consigue doblegar a Gipuzkoa.