El público aplaudió la valentía de la artista. FOTOS: CAROLINA SANTOS

Zahara exorciza sus traumas en la Laboral

Catarsis colectiva. El Teatro de la Laboral arropó con fuerzas a la cantante andaluza, que ofreció un espectáculo cargado de sentimiento y denuncia dentro de su gira 'Puta'

FÉLIX PÉREZ

Lunes, 9 de agosto 2021, 01:56

Zahara deslumbró ayer al Teatro de la Laboral. Y, con todo el papel vendido, alrededor de quinientas personas pudieron disfrutar de su concierto. Entre ellas, Iván Gutiérrez y su pareja, Facundo Guinle, a quien el primero había invitado por sorpresa. «Yo no suelo escucharla, pero ... sé que a él le gusta desde hace más de diez años, cuando todavía no era famosa. Es una perfecta música para relajarse», concedía. Aunque, más que relajante, lo de anoche fue catártico.

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Zahara ha pasado con los años de la música acústica -cuando frecuentaba los garitos de Madrid haciendo bolos- a la electrónica, ya subida a los escenarios por toda España. Una trayectoria que ha ido en paralelo a la de su vida. Y, así, el espectáculo arrancó con el vídeo de una pequeña Zahara cantando una copla durante la celebración de su Primera Comunión. Pero, de repente, el escenario descargó todas sus luces de neón y sus juegos de espejos sobre ella mientras la artista, de rojo fuego, tocaba una batería sobre una mesa. Concretamente, el tema 'Berlín U5'. Un claro reflejo del contraste entre cómo empezó y cómo ha ido evolucionando con los años, de la Zahara cándida a una que no le tiene miedo ya a casi nada.

Presentaba en Gijón su nuevo álbum, 'Puta', con un talante reivindicativo y sus características melodías indie-pop. Un disco conceptual, desgarrador y catártico en el que exorciza todos sus traumas. Y eso fue, en gran medida, lo que ocurrió en la Laboral, que se dejó llevar por sus mensajes y sus notas, cargados de fuerza.

«Aquí tocamos el último concierto antes de la pandemia. Es un lugar especial porque, desde entonces, nuestras vidas cambiaron por completo», recordó la ubetense ante sus fans asturianos, a los que hizo varios guiños: «Este clima es una gloria». Y prosiguió con una confesión. «Durante el confinamiento sentí que algo me faltaba, vuestro amor genuino cada vez que me subía al escenario. Sin él, no había euforia. Desde entonces, toda mi vida dio paso a la tristeza. La melancolía por aquellos días. Pero me recompuse y comencé a quererme más a mí misma sin la necesidad de recurrir a nadie más», reconoció para continuar cantando 'Taylor'.

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Fue un concierto con temazos acústicos y otros que convirtieron en coliseo en una pista de baile sin baile. Solo mental. Pero el público premió lo que busca un gran número de oyentes en los artistas contemporáneos: valentía, gallardía, empoderamiento para mostrar los sentimientos (sobre todo, los de los jóvenes, quienes eran los que ocupaban el teatro en su mayoría) que necesitamos expulsar.

Zahara convirtió el ruido de su alma, el provocado por el bullying, las relaciones tóxicas, la bulimia o los abusos, en música. Las canciones le dieron el aliento necesario para sepultar aquello que enturbiaba su corazón. Puro coraje de una artista que llegó a 'Puta' tras hacer terapia.

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Así que el respetable aclamó cada nota y tarareó las composiciones a pesar de las mascarillas. Un ejercicio terapéutico y necesario para poder volver a conectar con la gente a partir de la música como antes de la covid-19, aunque fuese sentados y con distancia de seguridad.

Y la catarsis llegó a su cenit cuando sonó 'Merichane', que tiene ya más de un millón de reproducciones. La enorme bandera que enarbola esta mujer que ya ha hecho historia por la forma en que ha afrontado las cosas que nos duelen y nos matan lentamente. Tan frágil y tan poderosa a la vez.

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