Víctor Manuel, reencuentro íntimo con sus orígenes en Corias

Salió el de Mieres solo con su guitarra y en un mar de aplausos arrancó con 'Mis recuerdos', vieja joya del 69, de realista trazo autobiográfico: «Con mi bote de azúcar, sentado en una mesa / Gelín iba a la escuela». Con la nueva ovación se acomodaron a su lado en el altar su hijo, David San José, al piano y Ovidio López, a la guitarra, para arroparlo en su primer hit de cuño asturiano, 'La romería'. Víctor evocó de palabra aquellos años: «El cantante más famoso era Juanín de Mieres, pero a mí gustábame más El Presi». Su forma de interpretar marcó sus primeros pasos y la prueba, el siguiente tema: 'Paxarinos', otro éxito grabado con la Belter. Y sin pausa otra breve remembranza, 'Tengo la moza en Oviedo', de ingenuo encanto.

El ambiente estaba preparado para lanzar piezas ya mayores de esos orígenes: 'El abuelo Víctor', que llenó de otra cálida salva de aplausos la iglesia; 'La planta 14', con amistosa corrección a David por un inicio demasiado débil para la que Víctor presentó como «algo más que una canción»; y un hermoso tema que no tuvo nunca el eco que merecía, 'El cobarde', inspirada en la lectura de un episodio de la guerra de Vietnam. Emocionante también la delicada interpretación de 'María Coraje', como el relato real del valor y dignidad que hay tras él y que contó su autor.

Giro a la otra mina caudalosa del repertorio del cantante, la del amor y el deseo con tres veteranas perlas: 'Quiero abrazarte tanto', 'Canción para Pilar' y 'Nada sabe tan dulce', escritas a su Ana Belén con décadas de distancia y la misma pasión. Un jazzístico y veloz 'Cuélebre' pasó volando antes de llegar de nuevo a la estación de la infancia para su personalísima 'El hijo del ferroviario'.

El viaje de Víctor por su fértil patrimonio musical y emocional iba llegando a su fin. Lo preludió con una esmerada e íntima 'Solo pienso en ti', seguida de otro de sus temazos, 'Un corazón tendido al sol', con palmas y coros del público. Después, 'Digo España', su revisión actual del 'España, camisa blanca de mi esperanza', que compuso para Ana 42 años atrás.

Y los corazones y los teléfonos móviles se alzaron encendidos para acoger 'Asturias', con la poderosa voz del mierense creciéndose en la noche acústica del viejo templo. Y romper en el inevitable estallido de aplausos, con la parroquia en pie. La bendición y el podéis ir en paz los daría con 'Allá arriba en el norte', «una canción que me prestó mucho escribir, que habla de too esto que hay por aquí, bosques, osos... que van detrás de les muyeres... Probe, y el osu también, el sustu que llevaría», presentó con humor.

El propio párroco de Corias, don Herminio, salió al altar para agradecer el concierto y pedir un nuevo aplauso.