P. A. MARÍN ESTRADA
Domingo, 8 de agosto 2021, 00:22
Con un guiño a su gira de 2012 'Vivir para cantarlo', Víctor Manuel regresó este verano a los escenarios con un nuevo tour, 'Volver para contarlo', en el que repasa algunos de los principales éxitos de su trayectoria, compartiendo con el público el momento en ... el que surgieron y el motivo que los inspiró en una suerte de autobiografía vital y musical. Y sus fans tienen la ocasión de disfrutarlos en vivo en los dos formatos que combina este verano: el de banda y el acústico, acompañado por su hijo, David San José, al piano, y Ovidio López en la guitarra.
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Así arrancó el pasado 19 de junio en Corias y anoche volvía a su 'Asturias del alma' para hacer doblete en Luanco al mar con una actuación que repetirá hoy, tras haber agotado las entradas de la primera fecha. Es lo esperable en un músico universal que siempre ha mantenido un pie y el corazón en su tierra natal.
Aquí empezó todo y, aunque sus grabaciones pioneras las acuñó en Madrid, las historias que cantaba pisaban realidad asturiana. Y en su cita luanquina abrió con algunos de esos éxitos populares desde que comenzaron a sonar a finales de los 60.
Bajo un cielo de nubes amenazantes abrió el mierense solo a la guitarra con 'Mis recuerdos'.
De los suyos comenzó hablando: nacido junto al Puente de Perra, la poca devoción a los curas en casa y la peregrinación a los Mártires de Cuna que generó su siguiente hit: 'La romería', ya arropado por sus músicos. Memoria de 'El Presi', «heterodoxo pa los puristas, cantaba como Dios», para introducir 'Paxarinos'.
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Temas que cosecharon los primeros y sentidos aplausos, también la sonrisa cómplice de los fans más veteranos, como otros de esta serie inicial: 'Tengo la moza en Oviedo' o su icónica 'El abuelo Víctor', con receta de les patates a la importancia de su güela María incluida al presentarla.
Y, sin salir de la Cuenca, otra joya sucia de carbón, 'La planta 14', y Víctor remarcando con la rabia joven en la garganta «y el más fiero por no irse al patrón llora en suelo». Más rebeldía con causa en la memorable 'El cobarde' y 'María Coraje' (de nuevo la güela y su valor para cerrarle los ojos a dos fugaos muertos), con el orbayu sumándose sutil al concierto.
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Lo conjuró Víctor desgranando unas cuantas canciones de amor: 'Quiero abrazarte tanto', 'Canción para Pilar' o 'Nada sabe tan dulce como tu boca' (estas con destinataria en su Ana) y hasta leyendo una felicitación a una pareja que celebraba sus bodas de oro. Y así, cara al Cantábrico y a un público que le quiere y respeta como en ningún otro rincón del mundo (en las primeras filas, amigos como Edu Galán), irían sonando temas que forman parte del imaginario de varias generaciones.
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