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Retrato con vaca en una feria de ganado en Pola de Laviana, 1950. Muséu del Pueblu d'Asturies
Vacas sobre papel para mirar atrás

Vacas sobre papel para mirar atrás

La fotografía de ferias y concursos de ganados fue un subgénero en una Asturias rural en la que para cualquier persona era un honor posar junto al animal de la casa

M. F. Antuña

Gijón

Viernes, 26 de enero 2024, 19:44

Vaca engalada, paisano sonriente... Disparo y foto. Sostiene Juaco López, el director del Muséu del Pueblu d'Asturies, que la fotografía ganadera es un subgénero en sí mismo en este arte que documenta la vida. Y en Asturias, donde la vaca es el animal totémico, lo es más aún. Los fondos que atesora la fototeca del espacio etnográfico gijonés demuestran a las claras su existencia y además en una doble vertiente, la de los mercados y ferias y la de los concursos de ganados.

Fue en el año 1857 cuando en Madrid se organizó el primer concurso de ganado de los que se tienen noticias en España. A Inglaterrra habían llegado ya en el siglo XVIII esas competiciones. Pues bien, a aquella cita acudieron animales de todo el país, y también dos vacas asturianas, y una de ellas, de nombre pinta, ocho años, negra y blanca, se llevó una medalla de plata. Muestra ya este hecho la importancia que se le iba a dar a estas competiciones que llegarían a Asturias a finales del siglo XIX. Pero no hay testimonio gráfico de ellas hasta principios del siglo siguiente. A partir de entonces, la profusión fotográfica va in crescendo, a medida también que los concurso llamados a ayudar en la mejora de la raza se iban multiplicando. Y, por supuesto, la vaca ganadora debía ser fotografiada perfectamente arreglada para la ocasión, con su medalla y su escarapela, una vez ganaba. «Estos concursos fueron fundamentales para la mejora de las razas en un mundo rural muy fuerte», asegura López.

Vacas premiadas en un concurso en Salas, h. 1965, de Luis García Cernuda.

Muséu del Pueblu d'Asturies

Concurso de ganado h. 1935 del álbum de Lamuño.

Muséu del Pueblu d'Asturies

Retrato anónimo con vaca premiada en un concurso de ganado, h. 1915.

Muséu del Pueblu d'Asturies

Otra imagen del álbum Lamuño de un concurso de ganado en Tineo.

Muséu del Pueblu d'Asturies

Foto de Constantino Suárez de toro premiado en Gijón, 1928.

Muséu del Pueblu d'Asturies

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En la exposición 'Racionales e ¿irracionales? Retratos con animales (1865-1977)', que hasta el día 28 de este mes se puede visitar en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón y que está previsto que viaje después a Nava, para instalarse en Semana Santa en el Museo de la Sidra, y hará, asimismo, escala reducida en el Museo Etnográfico del Oriente de Asturias, da cuenta de esa realidad fotográfica ganadera de la que fueron partícipes grandes fotógrafos asturianos, como los mismísimos Constantino Suárez o Valentín Vega. En todo caso, muchas de esas imágenes conservadas con mimo en la fototeca asturiana proceden del álbum de Julio Antonio Fernández Lamuño.

Del álbum Lamuño, imagen tomada entre 1935 y 1943. Muséu del Pueblu d'Asturies

Pero más allá de los concursos y de las vacas de campeonato está la vida misma, de cualquier día de feria o mercado, del deseo de cualquier propietario de inmortalizarse junto a ese animal que era fundamental en el medio rural asturiano. «Los fotógrafos de calle, los ambulantes, iban a los lugares donde concurría la gente, a los mercados y las ferias de ganado, y allí hombres, mujeres y niños se fotografiaba con sus vacas, porque era un honor, un orgullo para las familias; la vaca era un animal muy especial en la sociedad rural asturiana, daba la leche, el abono, era fuerza de trabajo para tirar del carro y los aperos», detalla López. Un animal para la foto, para ocupar un lugar de honor en el álbum de la historia cotidiana.

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