Juanma Castaño: «El premio de 'MasterChef' se parece un poco al Balón de Oro, pero yo no voy a ser Messi»

Contra todas las quinielas, el periodista deportivo Juanma Castaño (Gijón, 1977) ha ganado junto a Miki Nadal la sexta edición de 'MasterChef Celebrity'.

-¿Ya ha asimilado la victoria?

-No he tenido tiempo de nada, ha sido todo una locura. Llevo cuatro baterías en el móvil, no sé cuántas entrevistas... es increíble. Me habían dicho la repercusión que tenía este programa, pero ahora estoy dándome cuenta de verdad.

-Empezó, digamos, regular...

-No: empecé mal. Fuera de sitio, cocinando raro, no era yo. No encontraba el sabor ni mi lugar en el programa y la cocina y lo pasé mal. Los dos o tres primeros programas fueron difíciles. A partir de ahí, me situé un poco y disfruté del camino.

-¿Cuál era su base al empezar?

-Cocina de supervivencia, lo que hace cualquiera en su casa: tortilla, ensaladilla, guisos, algo al horno... Pero el problema es que en 'MasterChef' tienes que hacer todo eso y más y con los condicionantes del tiempo, la presión, utilizar determinados ingredientes... Todo son pequeñas trampas de las que ir aprendiendo.

-También buen paladar, ¿no?

-Ahí tengo más que una base. He invertido mucho en él, pero ir a comer a un tres estrellas Michelin no te convierte en alguien delante de los fogones.

-¿Cuántas horas reales echó?

-¡Uf...! Se le echa muchísimas, una locura. Lunes, miércoles y viernes son días de grabación, los miércoles generalmente fuera de Madrid. Y después de cada grabación de 7 u 8 horas diarias, 'masterclass', en la que tratas algún asunto que puede caerte en el futuro. Esto, más las clases particulares y la concentración en Casa Gerardo. El saldo son casi cinco meses de mi vida.

-¿Habló con Craviotto?

-Mucho, porque me servía para saber los agobios por los que había pasado él y que luego fueron los agobios por los que pasé yo. Me tranquilizó saber que acababa hecho polvo, porque si le pasa a él, que es el mejor olímpico español de todos los tiempos, ¿cómo no iba a pasarme a mí?

-¿Cómo preparó la final?

-Dos semanas antes te dicen que tienes que entregar tu proyecto de menú para la final, en el cual tiene que haber un mensaje, un criterio y un hilo conductor para construir una historia. Hablé con Marcos [Morán, de Casa Gerardo] teniendo claro que tenía que existir un guiño a Asturias y Zamora y que el postre tenía que tener manzana porque me apetecía mucho. Le dimos vueltas, lo debatimos, hicimos muchas videollamadas, intercambiamos muchos whatsapp con ingredientes y técnicas y llegamos al acuerdo de que ese podía ganar.

-¿Qué se lleva de la experiencia, además de cocina?

-Una cura de humildad, una forma de romper con los prejuicios y de salir de la zona de confort. He aprendido mucho de los perfiles de mis compañeros para el entretenimiento y a asumir mi responsabilidad, porque aquí cuando te equivocas o haces algo muy mal te echan una bronca pública tremenda y tienes que responder 'sí, chef'. No vale llevar la contraria ni enfrentarte.

-La final coincidió con la del Balón de Oro, sus dos mundos.

-El premio de 'MasterChef' se parece un poco al Balón de Oro, pero en plano. Yo no voy a ser Messi, ¿eh? No voy a conseguir siete, con esto ya doy por cerrada mi participación.

-¿Ya discutió con su madre quién se encargará del menú de Navidad?

-Lo haremos entre los dos y tendré que emitirlo en Instagram porque mi madre se ha convertido en una absoluta estrella.

Promesa en el aire

-Dijo que iba a ganar y casarse, ¿alguna novedad?

-La posibilidad está abierta, hay que esperar a ver lo que piensa la otra parte, que no se ha pronunciado aún (Ríe).

-Premio compartido por primera vez en la historia del concurso. ¿Qué tal le ha sentado compartirlo con Miki?

-La decisión del jurado ha sido justa, viendo la exposición del menú de Miki y el trabajo que tenía cada plato, creo que es lo mejor que le podía pasar al programa. No es medio premio, sino doble premio: dos aspirantes, dos familias, dos grupos de amigos y dos ONGs están felices. Estoy encantado de compartir este premio con mi compañero. Además, hemos tejido una relación muy buena.

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