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'El submarino' es un foodtruck al que acudió el chef Alberto Chicote a intentar, nunca mejor dicho, reflotar con su programa 'Pesadilla en la cocina'.
Así, se desplazó hasta Sant Boi de Llobregat para conocer qué es lo que fallaba en el ... negocio de comida ambulante.
Después de probar el pequeño menú, con el primer plato lo tenía ya claro: «¿Los montaditos? Una mierda».
Al frente del mismo, Manuel, un excontable que, tras más de 40 años de profesión, se quedó en paro y decidió montar este nuevo negocio. Bajo su mando, su pareja, Carmen, y la hija de esta, Verónica, se sumaron a la aventura de la restauración. «Mi familia me quiere mucho, porque sino no lo harían. Había pensado varias opciones. Pensé en un barco, un avión, pero me gustó la idea de hacer un submarino», comentó.
«No tenemos ni idea de este negocio. Lo puso muy bonito y dije, pues vamos para adelante», comentó Carmen, mientras que Verónica aseguró que «Manuel es un cabezón, piensa que lo hace todo perfecto. Eso nos agobia y al final discutimos».
Mientras esperaba Chicote a la comida, Manolo se acercó con unas gafas de realidad virtual. Y es que en 'El submarino', además de dar de comer, había entretenimiento tecnológico de última generación. Pero, al igual que muchas cosas en el restaurante, esas gafas no funcionaban. Mientras el resto del equipo trabajaba a destajo en el foodtruck, Manolo estaba a lo suyo, algo que llegó al desquicie a Carmen en más de una ocasión.
En cuanto a la comida, Chicote comentó que nada de la carta estaba a su gusto. «Hum... que seco», se le pudo escuchar en más de una ocasión. Además, cuando le preguntó por la comida, el chef le dijo a Manuel que lo que más le había gustado era «el pan. Todo lo que metes dentro no me ha gustado nada». Pero es que, además, la higiene del local dejaba mucho que desear.
Tras analizar la delicada situación económica del local, Chicote llegó al establecimiento con la intención de que se cambiara la manera de trabajar. La persona que daría órdenes tendría un brazalete de capitán, y el resto del equipo debería obedecer. Sin embargo, en caso de que el cocinero viera que no mandaba bien, el brazalete cambiaría de dueño.
Sin embargo, al igual que sucedió en el primer servicio, estaba siendo un completo desastre. A tal magnitud llegó la situación que terminaron a gritos en la cocina mientras Manuel continuaba con el brazalete. «Con la boca cerrada. Sino, puerta», decía el dueño en bucle, algo que provocó que se marchara su familia.
«A la puta mierda me voy», dijo Carmen mientras huía de 'El submarino'. Pocos minutos después, era Verónica la que también salía del local. Esto hizo que el servicio no se pudiera dar, pero Manuel en lugar de preocuparse se mostraba impasible con su proyecto y su idea, pero no tenía forma de llevarlo a cabo. «Te has quedado solo», le soltó Chicote en medio de la situación.
Al día siguiente, Chicote intentó quedar con todos los miembros del equipo, pero todo apuntaba que no aparecería. «Es lo peor que me podía ocurrir en estos momentos. Sin Carmen no soy nada. Espero que quiera venir. Mi vida sin ella no me la imagino», comentó Manuel. Pero en el último momento su pareja hizo acto de aparición. «He venido después de meditarlo porque teníamos una conversación pendiente», dijo a cámara.
Una de las sorpresas que se llevaron en pleno programa es que Carmen no hablaba de Manuel como pareja desde hace tiempo. «Manuel no se acaba de enterar que no somos pareja. Quizás es que no lo quiere asimilar. La relación está terminada. Tendría que trabajar tanto para que pudiera sentir algo de chispa que es prácticamente imposible», relató la que fuera pareja del dueño de 'El submarino'.
Sin embargo, Chicote quería saber si ambos seguirían formando parte del equipo de la foodtruck, algo que ambos confirmaron, por lo que habría que continuar trabajando para salvar el negocio. «Espero que esto sea un punto de inflexión», comentó Carmen. «A partir de ahora intentaré recuperarla. Tengo confianza», dijo Manuel.
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