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T. C.
Gijón
Martes, 20 de junio 2023, 14:18
Por el restaurante de 'First Dates' pasan a diario muchas personas buscando el amor. Solteros de todas las edades acuden a su cita con Cupido, que a veces acierta y otras no. En la emisión del programa de ayer lunes, llamó la atención de los ... espectadores el tenso encuentro entre Carolina (25 años), original de Asturias, y el vasco Miguel Ángel (25 años), más conocido como Mángel.
Carolina entró al restaurante mostrándose muy orgullosa de sus raíces y dejando claro de antemano que ella no tiene filtros: «Te digo lo que pienso», anunciaba, algo que Sobera ha relacionado con las personas norteñas: «Mi mujer es de Asturias, eso implica carácter», ha dicho el presentador de televisión.
A Carolina le apasiona el ballet, de hecho es profesora de esta modalidad de danza. Fue al programa en busca de un hombre moreno, guapo y «con vidilla», pero no vio estas cualidades en Mángel y quedó claro en su primer comentario fuera de cámaras: «Vaya gafas que me lleva el hombre», dijo nada más verle. El soltero de San Sebastián tampoco sintió un flechazo y encontró a Carolina demasiado «flaquita». Sin embargo, ambos decidieron darse una oportunidad cenando juntos, ya que en ocasiones las primeas impresiones engañan. No era el caso.
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N. V.
El primer tema de conversación que surgió en la cita es el de sus aficiones y Mángel ha confesado estar «enamorado del entrenamiento y el culturismo». A la asturiana no le ha gustado que no haga ballet y no creyó a su pareja cuando este le ha asegurado que el culturismo y la danza no son disciplinas tan distintas. De hecho, contó que algunos de sus compañeros de gimnasio contaban con profesoras de ballet también.
Para poner a prueba sus habilidades con la danza, tema que parece obsesionar a la soltera asturiana, decidió darle una pequeña clase en la que se llevó una sorpresa: «Qué bonito, me ha encantado, ya puedes decir que sabes algo de ballet», aseguró Carolina.
A lo largo de la cita hubo varios momentos incómodos. Uno de ellos tuvo lugar cuando los protagonistas descubrieron que compartían la afición de montar a caballo. Mángel aseguró que sus tíos tenían caballos en Extremadura y Carolina le preguntó si se le daba bien montar. No era la primera vez que esta utilizaba el doble sentido y el vasco le ha preguntado: «¿Te gusta hacerte la tonta?».
La asturiana siguió haciendo la gracia y llamó a su cita en repetidas ocasiones por el nombre de Armando. Tras recordarle varias veces que ese no era su nombre, el vasco terminó estallando: «Deja de llamarme Armando, no me toques los cojones», advirtió ya sin reparos.
Sin embargo, tras una cita llena de momentos un tanto extraños en los que no se sabe si predominaba el humor o la acritud, el vasco tomó la decisión final de darle una segunda oportunidad a Carolina y ver cómo iban las cosas en una segunda cita sin cámaras. Ella, por su parte, hizo gala de su recurrente sentido del humor para preguntarle qué creía él que iba a responder. Mángel aseguró que la chica querría repetir, a lo que ella espetó un «sinceramente, no» como respuesta.
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