Yolanda Veiga
Jueves, 26 de noviembre 2015, 04:29
No es Richard Gere pero a él también le gritan guapo. «¿A él o a mí?». Pablo Motos tiene todavía más tablas que Albert Rivera, por mucha 'tourné' televisiva que haga el líder de Ciudadanos. Anoche visitó 'El Hormiguero' y echó una carrera de karts con Motos. Quedó segundo, como apunta alguna encuesta, pero le ganaron por poco. Todo tiene explicación: la de los sondeos, que en España se ha acabado el bipartidismo; la de la carrera, que Pablo y los demás habían ensayado antes. Son las ocho de la tarde y por el garaje donde la noche anterior han hecho un experimento en moto con Jorge Lorenzo, asoman tres tipos en unos minicochecitos sin frenos. A la cabeza, Motos, que se ha puesto una careta de Pedro Sánchez aunque no la usará luego en el programa porque tiene los agujeros de los ojos muy pequeños y no ve. Un montón de neumáticos protegen el circuito, pero no hay manera de salvar la rampita de bajada de los coches, que lanza muy rápido a los pilotos a la hora de coger la rotonda. En el primer ensayo Motos se sale del trazado y lo tienen que 'remolcar', para guasa general. A la tercera ya le ha cogido ventaja a Jandro, que más tarde saldrá caracterizado como Pablo Iglesias, y a Fernando Acevedo, uno de los guionistas de 'El Hormiguero', que con la barba y las gafas tiene un parecido más que razonable con Mariano Rajoy.
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«Oye, ¿ese es?». Una chica tuerce la cabeza desde la grada del público. Está en la primera fila, donde la presencia de mujeres es abrumadora (solo hay tres chicos y tiene su por qué). Que no, que no es Rajoy. «Lo vais a pasar muy bien. Móviles en modo avión, por favor, sonrisa con dientes». «¡Como la Panto!», se escucha desde la tercera fila, y el regidor se ríe. El hombre tiene un ánimo contagioso y con la sintonía del programa la gente se viene arriba. Si hubiera sitio, el público se pondría a bailar pero no lo hay porque a los pies, en la parte que no se ve desde casa, hay un follón de bolsos, chaquetas y bufandas. Sobra todo porque dentro hace calor, hasta 25 grados a veces. Caben 120 personas si se aprietan y los demás se acomodan por las escaleras, a cinco metros de Rivera. Porque el plató de 'El Hormiguero' es pequeñísimo, nada que ver con lo que parece por la tele. Así que es habitual la lista de espera.
Cuentan en la productora, 7 y Acción, que recibieron un aluvión de llamadas para ver a Rivera anoche. Les llaman fans y sí, son fans, efectivamente, de los que gritan. Una chica pregunta a otras dos en la entrada si son de Podemos porque llevan algo morado y ellas les aclaran que es un gesto por el 25-N, Día Internacional contra la Violencia contra las Mujeres, que se celebra hoy. En realidad lo ha preguntado solo por curiosidad y siguen charlando las tres. Ya dentro, un grupito de la segunda fila recibe a Albert Rivera al grito de 'presidente, presidente' y otros no iban con la idea pero se acaban apuntando a la bullanga. Entonces el regidor le cuenta a unas chicas de la primera fila que ayer mismo por la tarde estuvo Richard Gere. «¿Richard Gere?». Por un momento las fans de Rivera parece que se arrepienten un poco de la elección. «¡Con lo que nos gusta a las cuarentonas!».
Lo de Gere es verdad, ha ido a las cinco y media para promocionar su película 'Invisibles' y lo han grabado, pero no se puede emitir hasta el día 16 de diciembre. «Esas escaleras se han montado solo para él y ha tenido un momentazo porque ha pedido a la gente que se ponga bailar. Esto que parece una cámara de fotos antigua y gigante es un efecto óptico que hemos hecho con él y va a quedar chulísimo», avanza una responsable de la productora. A ver si el efecto óptico supera el que hicieron con Dani Martín, al que simularon guillotinar. Les quedó tan real que mucha gente se lo creyó.
Pero a las puertas del arranque de la campaña electoral hay que minimizar riesgos y a Rivera le proponen una carrera de karts sin aparente peligro entre los cuatro principales candidatos a la presidencia. Motos hace de Pedro Sánchez porque al líder del PSOE no le han encontrado un clon entre la plantilla y recurre a la careta que luego acabará descartando. «Con Rivera todo es muy fácil, no es nada estrellita y ni siquiera ha preguntado antes qué le vamos a hacer. A veces avisamos, a Mariló Montero le advertimos que la íbamos a tirar en tirolina para que viniera con pantalones, y a los Estopa les contamos que les íbamos a subir a cenar a una mesa a treinta metros de altura. No puedes arriesgarte a hacer un montaje así y que luego te digan que tienen vértigo».
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Rivera cenó antes, en la sala vip, la reservada para los invitados. El resto de las instalaciones son muy domésticas y tienen un delicioso desorden, precisamente como uno se imagina la trastienda de un programa así. Todo es muy real, hasta el 'despacho' de Pablo Motos, una sala junto a la terraza con la puerta siempre abierta que comparte con Jorge Salvador, productor ejecutivo del programa, el que salía con Javier Sardá en 'Crónicas Marcianas'. Una hora antes de empezar (anoche el programa se emitió en 'prime time' porque había Champions) Salvador se entretiene con el partido. La está gozando porque es del Barça y le están metiendo seis goles a la Roma. Motos ha ido a encerrarse y a estudiar el guion y los operarios aprovechan para acabar el circuito de karts. En el plató hay un follón general pero ordenado de cables, papeles, carteles, el 'pronter' (hay dos) ya preparado: «Buenas noches, bienvenidos a 'El Hormiguero'».
Nos dejan sentarnos en la silla de Pablo Motos, pero sin tocarla que ya está regulada, y asomarnos al agujero de donde salen las hormigas, Juan y Damián. Juan (Trancas) es hermano de 'El hombre de negro', un tipo altísimo que parece mentira que quepa ahí dentro. Es guionista, igual que Damián porque allí «cada uno hace diez cosas». En el agujero de las hormigas hay dos asientos de coche, uno con el respaldo apoyado en el suelo porque parece que así es más cómodo y un par de monitores pequeños donde las hormigas ven lo que sucede en el plató. «A Juan y Damián se les cansan los brazos y a veces los apoyan un poco sobre la mesa, entonces parece que las hormigas están tristes», cuenta una responsable de la productora, que hace de cicerone entre las bambalinas de 'El Hormiguero', un laberinto de pasillos y mesas donde se amontonan juguetes, un cartel de 'Jara y sedal', un trozo de pizza que alguien no se ha acabado y otras sobras de comida apresurada, una muleta y hasta una nevera con helados de las hormigas que «saben como el Frigopie».
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La sala vip es otra cosa, sillones de cuero, pantalla gigante y un catering rico: jamón del bueno con picos, brochetas de frutas exóticas y un plato con un montón de uvas y nueces. Aunque el cómico Rob Schneider se presentó con una bols del 'Dia' con pam Bimbo, jamón york y té. Dicen que no tocó el jamón y es una pena porque tiene una pinta Es lo único que les dan a los invitados, que no cobran por ir al programa. El público tampoco, le dan una botella de agua al entrar. Les citan tres cuartos de hora antes del inicio en el garaje donde hacen las pruebas. Por allí entran también los invitados y a cada rato se paran los paseantes. «Mira, los de 'El Hormiguero'. Hoy dicen que viene Rivera, el otro día estuvo Pablo Iglesias, ¿le viste? Por cierto que va a ir a la Uni a dar una charla. ¿Irás, no?». Y los dos chavales siguen con el footing (¿o ahora es running?), que en eso estaban antes de pararse a curiosear.
Dos encargadas del público pasan lista. Piden los carnés y estos días también revisan algunos bolsos. Luego la gente espera diez o quince minutos en un pasillo y se pone a charlar. Jorge cuenta de forma espontánea que es asturiano y que el cachopo, por mucha fama que tenga, no es para tanto: «La mejor comida es la vasca». Ha venido varias veces al programa. Se lo debe, que en ese mismo pasillo, esperando a entrar, conoció hace dos años a su novia, en un programa al que fue de invitado Sergio Dalma. Volvieron de público para celebrar el aniversario y dice medio en broma medio de verdad que igual un día le pide matrimonio en directo. Entre el público hay fans de Motos, de 'El hombre de negro' (que de civil también viste de oscuro), gente a la que le gusta el montaje televisivo y un despistado que cree que 'El Hormiguero' todavía se emite en Cuatro, donde empezó en 2006. En 2011 ficharon por Antena 3, que ha convertido a este espacio en una de sus banderas y en motivo para sacar pecho.
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No bajan de los 3 millones de espectadores todos los días (¡casi nada!) y el techo lo acaba de romper Bertín Osborne: 4.172.000. El presentador de TVE acudió la semana pasada y todavía se ve un cartelote con su nombre que utilizaron para alguna de las pruebas. La mayoría se hacen en el plató, que es pequeño pero está muy bien aprovechado. Durante la entrevista a Albert Rivera hay hasta 23 operarios entre cámaras, especialistas de sonidos, etc Se mueven como en una coreografía, hablan bajito y todo pasa rapidísimo: entra Marron con una mesa, un par de vasos, unas monedas y agua para el experimento. Tres minutos, ni un segundo más, porque tienen comprobado que a partir de ese momento la gente en casa se aburre. Esa es la razón de que todo suceda tan deprisa en el programa, y eso que el de ayer fue largo: 67 minutos y 45 segundos, con dos pausas, una primera de veinte segundos que Motos aprovecha para estirar cuello y hombros y Albert Rivera para ajustarse el único botón de la chaqueta y que no tire y parezca que le queda pequeña y otra casi al final de seis minutos. Motos, Rivera y Jorge Salvador hablan en un aparte, tomando un refresco de lata, y el público se entrega al entretenimiento del WhastApp y envía a la familia las coordenadas: primera fila, al lado de una chica que va de rojo. «¡Me han visto!». Algunos quieren salir a fumar pero no da tiempo. «Todos a sentarse, fuera móviles y aplausoooooooos».
El regidor es fantástico y al final da las gracias a la gente por haber ido. Las hormigas saludan y se dejan tocar un poco y Motos también compadrea con la gente: «Ahora apagamos las luces y soltamos una vaquilla. Lo vamos a pasar de la». Las fotos con él o con Rivera serán a la salida si el invitado quiere, pero ha pasado casi media hora y por ahí no asoma todavía nadie. Estará haciéndose la foto 'oficial'. La hace 'El hombre de negro' a todos los invitados y a veces les retrata en poses cómicas. Como a Mel Gibson, que pone un gesto raro con los ojos. Luego el famoso firma la foto y los cuadros se subastan para causas solidarias ('El Hormiguero' colabora con Mensajeros de la Paz, la Federación Española de Fibrosis Quística y Juega Terapia). «Es el mejor show», les agradece Tom Cruise en la firma de su foto, en este pasillo de la fama donde comparten pared Elsa Pataky y Tom Hanks. Otro que está encantado, por cierto. «Con él grabamos en París y en Berlín. Nos dijo: 'No quiero saber nada de lo que vais a hacer, vengo a pasármelo bien'».
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A los que sí hay que avisar de lo que van a hacer es a los de Porcelanosa, los únicos que tienen garantizada publicidad gratuita en un programa super cotizado. La empresa de azulejos tiene un parking al lado del plató de 'El Hormiguero' y a veces se lo cede. Gratis, pero ya se han ocupado de poner un cartel enorme para que se vea bien por la tele. «Una vez lanzamos un coche desde la terraza, se han hecho hasta pequeñas explosiones. En esos casos avisamos a los vecinos y al Banco Central, que no está muy lejos, para que no se asusten». Todo está cerca porque a diferencia de otros platós, el de 'El Hormiguero' está muy accesible, a tres o cuatro minutos a pie de la parada del metro de Suanzes, en una zona relativamente tranquila y parapetado por Porcelanosa, una gasolinera y un par de bares donde algunos técnicos del programa toman un café o una cerveza antes de empezar a grabar. O quizá fue solo ayer que había partido. Están identificados con sudaderas y camisetas de 'El Hormiguero' y abrigados con plumíferos y gorros, que las noches de Madrid son ya frías y muchas pruebas se hacen en la calle.
Todo se ensaya tres veces (la prueba de la bici a la que se le salió la cadena la noche anterior, con Jorge Lorenzo, se había ensayado siete veces) y aunque ha habido algún golpe los riesgos están controlados. Pablo Motos apareció en septiembre con el brazo en cabestrillo pero se lo rompió durante las vacaciones, ayer estaba ensayando una prueba en la que se explotaba un globo y le obligaron a ponerse guantes para evitar cualquier roce en la mano. De los castañazos pequeños se encarga uno de los guionistas, que hace de médico las veinticuatro horas (el chichón que se hizo Motos en las anillas con Santi Millán y la mala pata de Cayetano Rivera es otra cosa). Y no es una manera de hablar, que cuando hacen edición en 'prime time' les dan las tantas allí y a las ocho algunos ya están de vuelta.
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Las audiencias llegan a las ocho y cuarto y no tienen motivo para dormir mal. Anoche anotaron un 17,1% de 'share' y tuvieron 3.026.000 espectadores. En las urnas ya se verá, pero en la tele sigue teniendo más tirón Pablo Iglesias. El líder de Podemos fue al programa también un martes después del partido de la Champions, el pasado 3 de noviembre (ya está confirmada la asistencia de Pedro Sánchez, pero no han convencido a Rajoy) y aprovechó su visita mejor: 21,7% de 'share' (récord histórico de cuota de pantalla) y 3.823.000 espectadores. Con él tampoco se pactó nada.
Aunque los responsables del programa les entrevistan previamente para que les cuenten detalles que luego se utilizarán en el programa. Si da tiempo... porque Iglesias les contó una anécdota muy bonita y luego, con las prisas, se quedó por desvelar. «Nos dijo que un día le paró una chica en el AVE. Le confesó que su novio era muy fan y estaba en Perú. Le pidió permiso para llamarle en ese momento y que pudieran hablar unos minutos». No hizo falta la anécdota porque con Iglesias la entrevista iba sola. Sucede a menudo, pero no siempre. «En una ocasión nos confirmaron in extremis la entrevista con Russell Crowe. Nos avisaron tres días antes, que para un programa como 'El Hormiguero' es como si te lo dijeran con diez minutos de antelación. Arrastraba fama de hosco y difícil y estábamos nerviosos. La entrevista comenzó dura y no parecía que él tuviera la mejor disposición, pero Pablo le regaló una guitarra española preciosa y el tío se relajó. Al año siguiente volvió a España a promocionar otra película. Llevaba tres meses viajando por el mundo desde Australia y le trajo a Pablo un regalo, una guitarra electroacústica roja maravillosa».
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Con Morata, el jugador del Juventus, no se pudo hacer más, y Justin Bieber «no tuvo su mejor día». La super estrella adolescente se ha mostrado más colaborador otras veces y en una ocasión accedió a hacerse una foto apuntando con una pistola a Pablo Motos a la cabeza. Varios fans de Motos le habían reprochado al presentador el buen rollo que tenía con Bieber y él les demostró que lo hacía 'amenazado'. Bieber suele funcionar y también Hugh Jackman, Melendi, Antonio Banderas que han ido cuatro, cinco y hasta ocho veces. Pero el padrino es Will Smith, una suerte de tío de América, que ha comprado los derechos para hacer 'El Hormiguero' en Estados Unidos. Smith va al programa y lleva a su hijo, coge a Motos en brazos y chapurrea el castellano para que se ría el personal (no es tan susceptible como el actor Jesse Eisenberg, que se enfadó con las bromas). 'Show business', un camino que los políticos se han dado cuenta de que lleva a alguna parte. Para los escépticos con las encuestas, solo un dato: Rivera ha ido tres veces al programa este año y anoche anotó su mejor registro. ¿En qué mitin iba a reunir a tres millones de personas?
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