«Tolstoi hizo de su propia vida una novela contada»

García Martínez -profundo conocedor y minucioso lector de la narrativa decimonónica del país de los zares- comenzó subrayando esa aportación innegable al conocimiento de una sociedad en el contexto histórico que le tocó vivir, ya que, afirmó: «Para comprender la Rusia eterna y anterior a la Revolución de 1917 tenemos dos testigos excepcionales: Tolstoi y Dostoyevski. En sus grandes novelas se encuentran todos los perfiles humanos y sociales de la eterna Rusia, que incluso la terrible y cruel dictadura de Stalin no logró borrar». Centrándose en el autor de 'Guerra y paz' y 'Anna Karenina', apuntó que «en ellas aborda un gran número de temas comunes: la frivolidad de la alta sociedad, los cambios sociales que experimenta el campesinado, el problema del cosmopolitismo urbano versus la vida rural, la tensión entre tradición y progreso, los prejuicios machistas, o el sentir de la familia y el matrimonio en los tiempos modernos», destacó.

Sobre el análisis de ambos títulos se extendería ampliamente, aunque antes de abordarlas, junto al resto de su producción novelística más memorable, el ponente quiso detenerse en un breve recorrido por la biografía de Tolstoi, ya que el mismo escritor «hizo de su propia vida una novela contada». Desde sus primeros textos: 'Infancia' (1852), 'Adolescencia' (1854) o 'Juventud' (1856), sus trabajos y sus días correrían en paralelo hasta su parada final en la estación de Astapovo. Sus últimas palabras podría haberlas pronunciado uno de sus inolvidables personajes y García Martínez las recordó: «Amo a muchos y amo a todos», comparándolas con las de la propia Anna Karenina y su «Señor, perdóname».

Acerca de 'Guerra y paz', el catedrático la definió como «un duro alegato contra la guerra en general y contra la invasión napoleónica de Rusia en particular». En ella, al igual que en 'Anna Karenina', observó «mucho más que romances o enamoramientos adúlteros» y destacó su verdadera altura como «una gran epopeya con valor universal, pero en la que el protagonismo se debe al pueblo ruso en un momento crucial de su historia». El novelista encuentra en el relato de él, para García Martínez, «un gran teatro donde se representan todas las dimensiones de la existencia humana, tanto individuales como colectiva; se analizan como en 'Anna Karenina' todas las grandes pasiones y sentimientos de los seres humanos: el amor y el odio, el perdón, la vanidad, el egoísmo, la lujuria, la crueldad, la codicia, la fe religiosa, la ciencia y la superstición». El concepto de grandeza moral para Tolstoi «no es la de Napoleón sino la de aquellos que luchan por forjarse un carácter noble y el ejemplo es Andréi Bolkonsky», señalaría.

El tema central de su otra gran novela, 'Anna Karenina', toca otra de sus obsesiones, a juicio de García Martínez: «El problema de la familia y el matrimonio en la edad moderna» y su convicción de que «cuando el enamoramiento no es guiado por la idea de bien, es una pasión desordenada con terribles consecuencias». De su última etapa, el catedrático quiso destacar la importancia de sus novelas 'Resurrección', «con la que entró en conflicto con la Iglesia Ortodoxa», y 'La muerte de Iván Illich', a la que describió como «una profunda reflexión sobre el sentido de la vida y de la muerte, una especie de testamento personal», el de un genio que sigue siendo noticia.