La tierrina, portada de Marvel

La tirada más limitada de la historia de 'Wolverine' es la de Metrópoli, y lo hace con Asturias colándose en las portadas de tres grandes del cómic. Los responsables son Whilce Portacio, Scott Kolbish y Todd Nauck. 250 números en color y 65 blanco y negro celebran el cincuenta aniversario de la saga de Lobezno, aprovechando la coincidencia con la salida este año de la tercera entrega en cines de 'Deadpool'. Estas tres portadas, en las que el protagonista nunca está solo, verán la luz en castellano bajo el título 'Lobezno y Masacre'.

«Algo muy nuestro»: así define Suca García, directora del festival, las creaciones de Marvel que los artistas realizaron expresamente para Metrópoli.

Para la ocasión cada uno de los autores ha contextualizado la saga con un elemento característico de la región. El Elogio del Horizonte, las carismáticas letronas de Gijón y el picu Urriellu han servido de musas a los veteranos del cómic.

Esta es también la primera vez que 'Deadpool' y 'Spiderman' interactúan más de dos frases seguidas, y lo hacen en un entorno navideño que a cualquier lector le resultará familiar. A caballo entre el siglo actual y el pasado, las tres historias de 'Deadpool' mantienen su característico enfoque satírico y contienen guiños a la vida analógica de los VHS. Conseguir la calma suficiente para ver una buena película es su objetivo –como el de casi todos los humanos– pero las fuerzas del mal se lo impiden.

En esta edición se han puesto todos los esfuerzos en atraer el talento internacional de estos creadores. En palabras de Pepe Caldelas, responsable de la Cómic Con, por el décimo aniversario de su celebración quisieron «añadir cosas nuevas».

En definitiva, son historias «muy divertidas», tanto de leer como de hacer, como destaca Scott Kolbish. Lobezno, Masacre e incluso el gigante verde Hulk se unen en este homenaje tan asturiano.

Para Whilce Portacio a «lo divertido de hacer estas historias» se une también lo que todos los artistas quieren: «Chulear de nuestro trabajo». Además, confiesa, Gijón le trae buenos recuerdos de su infancia. Le encanta «el olor del mar» y este maravilloso entorno costero se refleja también en su obra.

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