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CARLA COALLA
GIJÓN.
Sábado, 9 de septiembre 2017, 04:21
Con los órganos se han interpretado obras maravillosa de compositores que han hecho historia. Pero es que, además, muchos de estos instrumentos, adoptados por la Iglesia para los oficios religiosos ya en el siglo VII, son obras de arte en sí mismos, resultado de horas de trabajo y dedicación completa de minuciosos y comprometidos artesanos. Asturias atesora muchas de estas reliquias musicales, de las que once aspiran a ser declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de bienes muebles.
El Ciclo de Órgano de Villaviciosa, que cada verano reúne a centenares de personas atraídas por las hermosas melodías y majestuosidad del órgano que se encuentra en la iglesia de Santa María de Valdediós, es prueba del valor que se confiere al instrumento. Este en particular es obra del organero Alejandro Brache, data de 1713 y fue restaurado en 1985.
Monasterio de Santa María de Valdediós Su origen se remonta a 1713, es obra de Alejandro Brache y fue restaurado en 1985.
Puerto de Vega Restaurado en 1988 por Gerhard Grenzing, podría ser del siglo XVIII.
Santa María La Real de la Corte en Oviedo Su fabricante es anónimo, pero data de 1705. Ha sido restaurado.
Colegiata de Covadonga Un órgano realejo, el único que se conserva en Asturias, fue construido a finales del siglo XVIII o a principio del XIX.
Colegiata de Pravia Data del año 1781 y es de Felipe de la Peña. Fue restaurado entre 2002 y 2003.
Monasterio de Corias Hay dos. Uno data de 1758, del organero asturiano Alberto de Peña. El otro es de 1889 y ha sido intervenido.
Iglesia de San Isidoro Data de 1678 y es de Alonso Menéndez Forzinas. Es el más antiguo.
Catedral de Oviedo Fabricado entre 1903 y 1905 por el organero Aquilino Amezua.
Iglesia de Luarca Órgano obra también de Amezua hecho en 1923.
Basílica de Santa María del Conceyu (Llanes) El órgano, de 1923, está en uso. Ha sido restaurado por Federico Actores.
No es este el único órgano que hay en el Principado que ha sido renovado. También lo está el de Puerto de Vega, cuyo registro en madera lo convierte en una obra admirable. Pasó por el taller del organero alemán Gerhard Grenzing en 1988 y con él, también, se ofrecen conciertos a cuantos quieren maravillarse con el oído, además de con la vista.
En cuanto a arreglos se refiere, cabe hacer una distinción entre restauración e intervención. La primera es la tarea que lleva a cabo un organero que previamente hace un estudio del órgano en cuestión, investiga sobre los problemas que pueda encontrar en él y, una vez localizados, trabaja para ponerles solución y devolver al instrumento a su estado original. En cambio, en una intervención, los arreglos no corren a cuenta de ningún organero, es decir, de ningún profesional del instrumento.
Dos veces ha sido restaurado el de Santa María La Real de la Corte, en Oviedo. Es el mayor de todos los órganos barrocos que se conservan en Asturias y puede presumir, además, de tener aún su tubería original. También fue reparado, este en fecha más reciente, entre los años 2002 y 2003, el órgano que se encuentra en la Colegiata de Pravia, cuyo origen hay que buscarlos en el siglo XVII. Es de finales del barroco, es decir, de principios del siglo XVIII, y destaca por sus muchas posibilidades sonoras. Eso sí, no es tan peculiar como el órgano de la Colegiata de Covadonga, que es el único órgano realejo -es decir, de reducidas dimensiones- que se conserva hoy en día en Asturias.
Sin restaurar encontramos los dos órganos del monasterio de Corias, de 1758 y 1889. El más moderno, ya de estilo romántico, sí que ha sido intervenido. Del más antiguo, solo queda la caja.
De casi un siglo antes, de 1678, data el órgano de la iglesia de San Isidoro, en Oviedo. Este es, de hecho, el más antiguo conservado en la región si se atiende exclusivamente a las fechas conocidas. Como curiosidad, cabe destacar que perteneció a la Catedral de Oviedo y que esta lo donó en el XVIII a la parroquia. Ahora, del original solo se conserva la caja. Por su parte, la Catedral atesora un órgano que habría sido fabricado entre 1903 y 1905 por el organero Aquilino Amezua.
En Luarca y Llanes también hay órganos. El de la iglesia luarquina también lleva el sello de Amezua, pero es posterior, de 1923, del mismo año que el que está en la basílica de Santa María del Conceyu, de Llanes, que fue restaurado por Federico Actores y aún está en funcionamiento.
Estos son los once órganos que más suenan a día de hoy en el Principado de Asturias, pues todos ellos están a la espera de que se tramiten sus expedientes de protección patrimonial. De lograrlo, estas joyas, ocultas para la mayoría, sonarían aún más.
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