'Nuestros actos ocultos', un texto con modos de thriller escrito y dirigido por el argentino Lautaro Perotti, llega mañana al Niemeyer (20 horas) con Carmen Machi encabezando un reparto que completan Santi Marín y Macarena García. Salud mental, maternidad e incomunicación en la familia ... pisan las tablas.
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-¿Se irá corriendo de Avilés para Valladolid a los Goya?
-Sí, tal cual.
-¿Qué expectativas tiene?
-La fiesta del cine siempre la vivimos con alegría, entusiasmo. En esta ocasión no estoy nominada, voy a entregar premio y es un momento muy bonito. Es recibir la cosecha del año de nuestro cine y es una celebración.
-Buena cosecha en general y para las mujeres en particular.
-Cada vez es más notorio que hay más presencia femenina. Hay películas excelentes y miradas maravillosas de ambos sexos, son trabajos magníficos, arriesgados y eso te da orgullo.
-El teatro no exige tanto modelón como el cine, pero sí mucha entrega. ¿Qué le ha exigido a usted el papel de Azucena?
-El cine exige también, no es solo modelón, el glamour es lo de menos, se trabaja mucho. Pero, volviendo al teatro, Lautaro Perotti es un director amigo al que admiro muchísimo y es la primera vez que trabajo con él y la suya es de una manera diferente, en la que se terminan las obras durante el proceso de ensayo. Ha sido muy bonito ir descubriendo más del personaje a medida que avanzaba la tarea con todo el equipo. Azucena es un personaje muy jugoso, disfrutable, gozoso, pero a la vez tiene un viaje muy particular. Es una función muy especial, no tiene una estructura estándar de sentarte como espectador en la butaca y ver qué va pasando, el público tiene que trabajar un poco. Hay que pensar un poquito más de la normal.
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-Trata temas como la enfermedad mental, la maternidad. ¿Qué le ha hecho reflexionar a usted?
-Este trabajo nuestro tiene esa particularidad, que estás haciendo emociones pero en el fondo no las estás padeciendo, de modo que tenemos que distanciarnos. Tú eres el que lo grita, pero realmente para verlo con claridad hay que tomar distancia. Trata asuntos universales, no es la primera vez que se habla de la salud mental o de la maternidad, de hecho hay una inspiración en 'Yerma'. No es nuevo, pero creo que va más allá y habla de una familia que ha tenido graves problemas de comunicación, de frustración, de amargura, de soledad, de dependencia y son temas que todos conocemos. No siento ni quiero que los personajes me dejen poso, porque en el fondo no te molan, a los actores nos gusta hacer personajes abominables. Es una cosa bastante particular, lo que no queremos que nos pase en la vida, nos encanta que nos ocurra en la ficción. Pero sí, esta obra te hace reflexionar.
-Ese título nos apela, todos tenemos nuestros actos ocultos.
-Efectivamente. Uno calla también por costumbre, por comodidad y se va generando dentro mucha basura, oscuridad, al no vomitarlo... Las cuentas pendientes, las cenas navideñas, todas esas cosas que de repente se convierten en catarsis. Ocultamos cosas que llegan a convertirse en problemas sin solución y eso ocurre aquí. Nunca es tarde pero aquí es un poco tarde.
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-O sea que no nos comunicamos nada bien.
-Cada uno tenemos nuestra vida, nuestro mundo y la familia es ese núcleo tan particular en el que tienes por narices que estar vinculado, que estás obligado a quererte, esa sensación de 'te quiero porque llevas mi sangre'... Eso está en la función y es muy interesante. Nosotros cada día vamos descubriendo cosas y al público le pasa que llega a casa, piensa y arma un pequeño puzle.
-Viene de triunfar con 'La Mesías' y como madre de Macarena García, como en la obra.
-Macarena es una actriz magnífica, por el resultado y por cómo vive el proceso. Me fascina su arrojo, entrega, minuciosidad, exigencia... Es casualidad que hagamos de madre e hija en la serie y en la función y no se parecen absolutamente en nada las historias.
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-¿Y qué espera de los Javis para la gala de los Goya?
-Ellos tienen, entre otras muchísimas virtudes, una enorme capacidad de disfrute y eso nos va a hacer disfrutar a todos. Será algo muy sano, muy limpio, hecho con mucho gusto. Va a ser bonita, seguro.
-Tiene localidades agotadas. ¿Cómo sienta saberse tan querida y admirada por la gente?
-Yo no lo pienso mucho, la verdad. Soy actriz de teatro de siempre y voy a Avilés que es ciudad de teatro, de un público que tiene voluntad de acudir a ver un espectáculo porque lo tiene por tradición. No me sorprende que se agoten las entradas porque es un público extraordinario. Es el lugar de estreno. Pero sí, tener el cariño de la gente es emocionante y estoy agradecida, aunque pienso que te quieren a través de tus personajes.
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-¿Hasta cuándo tiene usted la agenda ocupada?
-La tengo ocupada, pero me da entre vértigo y pereza pensar que tengo tanto trabajo, porque parece que ya sabes lo que te tiene que pasar y a mí no me gusta saberlo. Prefiero no mirar lejos.
-Su trabajo en cine, teatro y televisión está muy equilibrado. ¿Cómo lo hace?
-Ha sido todo cuestión de suerte, de que las cosas van encajando de una manera. Sí es verdad que yo solo tenía como aspiración ser actriz de teatro, el audiovisual en mi cabeza no estaba, pero tengo claro que una cosa complementa la otra. Si estoy mucho tiempo haciendo cine, hay un momento en que necesito hacer teatro y viceversa. El teatro te hace que vuelvas a la tierra, porque pisas la calle, pisas la vida, vas andando y no en un coche de producción e ir por la calle es necesario. Equilibra muy bien hacer los dos medios si tienes oportunidad, y yo he tenido la suerte de subirme al carro de gente genial que me pone mucho trabajar con ellos porque puedo aprender de ellos.
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-¿Cómo ve esto de las cancelaciones de obras?
-Fatal, es triste y me suena de otra época. No tiene ningún sentido. Dice mucho de las cabezas pensantes que lo provocan. No ha lugar porque no. Hay cancelaciones que no tienen ningún porqué. Yo tuve una por 'Juicio a una zorra' y era por la palabra zorra.
-Pues mire ahora la que está liada por la palabra zorra.
-Por la canción de Eurovisión, no me he enterado mucho. Es de otra época, ir hacia atrás. A mí me da risa, lo que no quiere decir que me lo tome a broma.
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-Hablábamos de esa agenda suya a tope, pero hay otros actores en cierta precariedad. ¿En qué medida el audiovisual reduce esa situación?
-Hay precariedad en muchos sectores no solo en este. Las plataformas lo que han traído ha sido mucho trabajo, aunque las condiciones no sé cómo son, y ese trabajo ha beneficiado no solo a los intérpretes, sino también a los equipos técnicos. Tenemos una industria que da dinero y eso es lo que hay que apoyar. También pienso que tendría que haber un sistema diferente de apoyo cultural que acabe favoreciendo a los actores. El de las plataformas es un sistema diferente al que nos estamos adaptando, pero siempre es poco.
-También es cierto que las plataformas dan visibilidad a lo hecho en España.
-Sí, porque tú llevas la cara de algo que ha salido en una plataforma y cuando viajas por el mundo eres consciente. No te imaginas. El producto español es admirado y valorado más de lo que se sabe. Tenemos que estar muy orgullosos.
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