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PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
AVILÉS.
Domingo, 10 de enero 2021, 01:55
Un Teatro Palacio Valdés lleno abrió ayer el calendario de 2021 con un nuevo estreno absoluto, el de 'Diva', el último montaje de Albert Boadella ... . Basada en los últimos días de 'La Divina' María Callas e interpretada por la soprano María Rey-Joly y el tenor Antonio Comas, la pieza sigue la estela de sus anteriores trabajos inmersos en el drama lírico como la dirección escénica de la ópera 'Don Carlo' (2015) o 'Y si nos enamoramos de Scarpia' (2019). El resultado, una obra que probablemente solo podría haber firmado el mítico dramaturgo barcelonés.
Poco en común tiene el Boadella actual con el fundador de Joglars que protagonizó su más aplaudida actuación en la cómica fuga de un hospital penitenciario militar, encarcelado por 'La torna'. Histriónico por elección y transgresor vocacional, parece cómodo reservando sus provocaciones al ámbito de la actualidad política para sacudir a quienes le ovacionaban hace décadas dentro y fuera de las tablas. Su capacidad para convencer subvirtiendo el orden esperable de las cosas y para convertir cuanto toca en algo sugestivo, en cualquier caso, continúa gozando de excelente salud cuando el zapatero vuelve a sus zapatos: los del teatro.
La función que estrenó en el coliseo avilesino muestra hasta qué punto está vivo su interés por seguir explorando el lenguaje teatral en las posibilidades que le brinda el espectáculo total por excelencia del género operístico. Fragmentos de 'El Trovador', 'Madama Butterfly', 'La Wally', 'Manon Lescaut', 'Dido y Eneas', 'Otello' y 'Norma' y algunos clásicos de la música popular ponen banda sonora al ocaso vital de una Callas (María Rey-Joly), empantanada en reescribir su carrera y su obsesión sexual por Onassis (alucinado por ella en el repetidor que encarna Antonio Comas).
Asistido por su ayudante de dirección habitual, Martina Cabanas, y en la batuta musical por Manolo Coves, Boadella consigue una vez más sorprender, emocionar y confundir gratamente con este singular melodrama (si se permite el humor fácil). Humor y farsa, marca de la casa, no faltan en esta crónica cantada del ocaso de una diosa y su tragedia de mujer enamorada hasta el delirio, pero no son los mimbres argumentales los que sostienen la obra, sino la mano maestra del genial 'bufón' catalán manejando los hilos de su creación y la belleza de las arias interpretadas en vivo -con la música grabada de la Filarmónica de Galicia- y el trabajo extraordinario de los dos cantantes, magníficos actores también de versátil registro.
Algo de factura otoñal hay también del propio autor (presente en la sala y en el saludo final) en este musical, que pronto igualmente olvida quien se deja llevar por la grandeza de quien sabe como pocos dramaturgos españoles extraer la eterna novedad del arte de las mentiras verdaderas. Así lo reconoció la cálida ovación del público aprobando el debut.
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