«El teatro clásico habla de nosotros en presente»

Este montaje es fruto de la fascinación tanto por los textos, la historia como por el autor. «Hay que dejarse enamorar en global, y este es un trabajo con el que es muy fácil enamorarse porque es poco habitual, tiene el encanto de trabajar sobre lo desconocido y la dificultad de que es un material que no está muy estudiado», revela Zamora. Estaba en el cajón de los textos posibles y «como nunca sabes cuándo es el momento de hacerlo, porque sigue siendo un misterio absoluto qué va a enganchar bien con el público y qué no, a veces hay que dejarse guiar por la apetencia personal», señala Ana Zamora. También tuvo que ver que la Comunidad de Madrid entrara a coproducirlo con ese ánimo de recuperación de textos antiguos del repertorio: «Al contar con colaboración institucional, era el momento de sacarlo del cajón, hay mucha gente que no conoce la tragedia renacentista, y ha resultado que al público le enamora y quiere verla».

La peripecia que narra es, sin duda, atractiva, y se sitúa entre el mito y la historia: «La de Inés de Castro es la historia de la reina coronada después de muerta». Es una mujer gallega en tierras portuguesas en tiempos medievales pero lo que acontece puede perfectamente acercarse al tiempo actual. «Si un texto es un clásico es porque está hablando de nosotros en presente. Y en este nos vemos reflejados en él más fácil que nunca, no estamos hablando de temas como la honra y honor, más allá de la cosa emocional, habla de política, sobre el mal poder político, así que es absolutamente actual», afirma Zamora. «No hubo que hacer ningún esfuerzo, está actualizado por sí mismo, critica al gobernante que no sabe ejercer el poder de cara a su pueblo y acaba siendo un tirano».

Cierto es que el montaje aúna dos textos y que es obligado crear una narrativa escénica accesible y al tiempo respetuosa. «No hay que ponerse pesado, yo me aburro cuando veo que una obra que parece que no se acaba, hay que contarlo en el tiempo idóneo para que el espectador disfrute». Pero manteniendo el ritmo del verso, de la música, de la palabra, que trasladan al espectador a ese mundo exótico que es el pasado. Hay trabajo para lograrlo, para sintetizar y crear una dramaturgia unitaria a partir textos que están a la altura dramática de Shakespeare.

Y hay que poner a trabajar a ocho actores y músicos. «Nuestras propuestas son un absoluto encaje de bolillos, funcionan como mecanismos de relojería muy ajustados», anota la directora, consciente de la complejidad de esa concepción renacentista que hace que los actores canten y los músicos actúen para crear un todo muy particular. «Tenemos un equipo artístico enorme», relata Zamora y cita a la arreglista musical, al asesor de verso, al coreográfico... «El equipo artístico es gigante», concluye.

Una escena muy oscura acompaña la peripecia de esa mujer víctima de su tiempo que lleva a las tablas esta compañía dedicada desde hace veinte años a rescatar piezas del teatro medieval y renacentista. Este montaje, pese a la pandemia, se ha representado y girado mucho y hay ya nuevos proyectos en la cartera para la compañía. «Lo siguiente es seguramente lo más conocido que hemos montado, una coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, 'La Numancia', de Cervantes, que se estrenará en noviembre», anuncia Zamora.