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Sergio Dalma. E. C.
Sergio Dalma: «Soy un clásico y me siento feliz por ello»

 

Sergio Dalma: «Soy un clásico y me siento feliz por ello»

Sergio Dalma llega el domingo al Teatro de la Laboral con todo el papel vendido. «Estamos con ganas, Asturias siempre es una cita esperada»

M. F. Antuña

Gijón

Jueves, 7 de marzo 2024, 14:13

Treinta y cinco años lleva sobre los escenarios este catalán canoso de sonrisa fácil que responde al nombre artístico de Sergio Dalma. Y no se cansa. El domingo estará en el Teatro de la Laboral con la gira del álbum 'Sonríe porque estás en la foto' con las localidades agotadas. «Estamos con ganas de que llegue el domingo, Asturias es siempre una cita muy esperada».

–Sabe que las entradas están agotadas.

–Sí, qué bien, pero a la vez qué responsabilidad, porque ahora hay que sudar la camiseta, cumplir y que la gente quede satisfecha.

–¿Cómo se consigue un público tan fiel como el suyo?

–Eso es algo que sigo pensando hoy en día. Vivimos en un momento donde todo es muy cambiante, muy inmediato y saber que cuento con ese público que año tras año ha estado ahí y al que se han sumado nuevas generaciones, me parece increíble. Siempre ha habido buena comunicación con el público, un interés por mi parte de conocerle y buscar una evolución que les sorprenda en cada trabajo.

–Jugando con el título de su álbum, ¿cómo se ve en la foto de hace 35 años?

–Lógicamente, veo que han pasado los años, que era más joven, pero la ilusión, esa actitud de sonreír y disfrutar al máximo está intacta. La lucha y tenacidad para seguir buscando un hueco en el mercado nacional que cada vez es más complicado están ahí.

–¿Es más difícil encontrar hueco ahora en este panorama musical tan distinto?

–Ahora uno puede decir de una forma abierta que se ha convertido en un clásico y en esa foto de hace 35 años ni se me pasaba por la cabeza imaginarlo. Ahora puedo decirlo con todo lo que eso conlleva y me siento feliz por ello. Y eso se consigue con años, esfuerzo y trabajo.

–¿Mira atrás con nostalgia?

–Miro feliz de haber vivido esa época y haberla disfrutado al máximo. Sí se mira con cierta nostalgia, pero uno tiene que actualizarse porque si no te quedas colgado y no apareces en la foto. Entonces se hacían las cosas de otra forma, salían pocos discos a la semana, se escuchaban de arriba a abajo, había una ilusión por comprar álbumes. Hoy con las plataformas no te da tiempo escuchar.

–¿Se apunta al Spotify?

–Sí, claro. Al final escuchas las novedades, pero uno recurre también a los clásicos, como con la lectura. Claro que la oportunidad de poder escuchar todo tipo de música también es buena.

–Dice sentirse con menos pudor, menos prejuicios, menos miedo y más atrevimiento.

–Sí. Eso es alejarse de la zona de confort y rodearse de nuevas generaciones que te dan la posibilidad de volar un poco más y quitarte miedos. Cuando preparamos este trabajo, recurrimos a seis productores. Al principio parecía una locura, pero compaginar autores y productores veteranos con gente joven fue muy atractivo y divertido. Redescubrir el sonido de los ochenta con gente de ahora es algo con lo que lo he pasado muy bien. Yo les decía: 'Olvidaos de ese Sergio Dalma de 'Galilea' y pensad en hoy' y creo que hemos encontrado ese punto medio, he evolucionado y avanzado sin perder mi esencia.

–¿Eso es muy difícil?

–Sí, mi obsesión es siempre ¿pero suena a Dalma? Es importante seguir siendo quien eres.

–¿Le apetece embarcarse en alguna senda inédita en lo musical?

–Tengo atrevimiento y cierto pudor, hay cosas que están más alejadas de lo que me gustaría. Siempre que yo esté cómodo y a gusto lo haré.

–Con 35 años en los escenarios, ¿se pierde el miedo o se tiene más?

–Yo te diría que tengo más. Cuando estábamos preparando la gira, en los ensayos, estaba con mucho temor, esa sensación de 'me habré olvidado', te entran todo tipo de inseguridades, pero cuando pisas el escenario se pasa. Es miedo, responsabilidad, exigirte mucho porque la gente ha pagado una entrada y se merece lo mejor...

–¿No se las sabe todas del directo entonces?

–No, y además uno debe tener una clara intención de querer aprender y descubrir.

–¿Tiene rituales antes de?

–Caliento bastante la voz, como un deportista, para no tener averías. Con mis compañeros acostumbramos a tomar una copita de vino, a distendir, y a ser conscientes de que debemos hacer feliz a la gente.

–¿Cómo se queda después? ¿A dormir directamente no se puede ir?

–No, te cuesta, intento hablar poco, algo difícil en mí porque soy charlatán, y en el hotel trato de leer un poco. Necesito esa duchita y esa desconexión, tienen que pasar dos o tres horas, porque tienes el show y las emociones aún en la cabeza.

–O sea, que no se va de copas.

–Eso lo hacía hace treinta y pico años. Uno cuando está de gira tiene que cuidarse la voz.

–¿Los músicos disfrutan más de las giras después del covid?

–En general, todas las personas estamos disfrutando más del día a día, porque nos hemos dado cuenta de lo vulnerables que podemos llegar a ser y que todo puede cambiar de un día a otro. Ahora la función de hacer feliz a la gente y hacerles disfrutar tiene muchísimo significado.

–¿Cómo es su vida en gira?

–Intento viajar con mis compañeros, porque eso te une más, aunque ahora que vivo en Girona es más complicado, pero siempre hay una gira gastronómica paralela. Somos gente que disfrutamos no solo de subir al escenario, también de la convivencia, de la mesa y el vino.

–¿Qué no le falta en Asturias?

–Soy bebedor de sidra, siempre me ha gustado.

–¿Los músicos nunca piensan en la jubilación?

–Tiene que ser difícil. De algo que te da ese premio del aplauso y el calor del público tiene que ser complicado desconectar del todo. Hay que ser inteligente para tomar tú la decisión y que no sea el público el que te quiera jubilar. El día que yo no pueda hacer el concierto que quiero o no disfrute serán síntomas de que algo pasa.

–¿Algún idea en la cabeza? ¿Qué será lo próximo?

–Tenemos que centrarnos en un nuevo proyecto, hay personas que están haciendo ya trabajos de composición, pero ahora estoy enfocado en la gira, porque es con lo que disfruto más.

–Hay acuerdo para la amnistía. ¿Se atreve a opinar?

–Llevo mucho tiempo desengañado y desconectado de los políticos. He vivido 27 años en Madrid y me he sentido muy catalán y muy a gusto allí y ahora estoy en Cataluña y sigo teniendo buenas relaciones con todo el mundo. Estas opiniones se quedan en la vida privada.

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