¿Se imaginan los monumentos del Prerrománico asturiano revocados? Si las pruebas que realizarán los expertos en Santullano salen bien, quizás ese sea el futuro del templo que recibe a la entrada de Oviedo. El Consejo de Patrimonio del Principado aprobaba este miércoles ... iniciar los estudios para encontrar la mejor forma de salvaguardar las pinturas del interior de San Julián de los Prados, y el Instituto de Patrimonio Cultural de España, que es quien lidera el proyecto, apuesta por revestir el exterior de los muros con mortero antes de restaurar los pigmentos, pues es la humedad exterior la que provoca su degradación.
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Lo que tienen claro los expertos es que, en origen, todos los monumentos de esa época estaban enlucidos, revocadas sus paredes exteriores. Sin embargo, desde hace siglos en muchas ocasiones, desde 1916 en el caso de Santullano, cuando Fortunato Selgas optó por dejar entonces la piedra vista cuando recuperó el templo y salvó, además, las pinturas de su interior. Desde luego, volver a revocarlo serviría para aislarlo del exterior, y eso podría garantizar la conservación de un conjunto mural único en Europa.
Para el restaurador Jesús Puras, que ya en el año 1996 recomendó esa solución –«rechazada entonces por los mismos que hoy la proponen»– es una buena idea. Que se hace por criterios de conservación, no por criterios estéticos. «Esa es la clave, lo que importa es salvar las pinturas, y es cierto que todos los monumentos, incluida Santa María del Naranco, tenían al menos un enlucido finísimo compuesto de cal y yeso con un pigmento amarillo. Como recuerda que también lo estaba la Catedral de Oviedo, «a la que para uniformizar los distintos tipos de piera que tenía le dieron un color ocre que se asocia al oro. Para ellos esa piedra vista sin pulir era como para nosotros ahora el hormigón o el ladrillo, no tiene sentido no enlucirlo». Y considera además que, en cuanto a la estética, «lo que vemos ahora es el hollín de la contaminación, así que esa solución nos acerca a lo que era en origen.Además, apunta, «este tipo de morteros son reversibles y no dañan el edificio». Tampoco descarta que fuese una buena solución para San Miguel de Lilló.
Opinión similar tiene la restauradora Natalia Díaz-Ordóñez, para quien «lo importante es atender a la conservacion. Y se hará siguiendo unos criterios que, una vez explicados, pueden ser entendibles por todo el mundo. Pone como ejemplo la iglesia prerrománica de San Salvador de Priesca « que está perfectamente enlucida y a nadie le llama la atención, el cambio no será tan drástico», opina.
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Eso no significa que haya que revocar todo el Prerrománico. «En Santa María del Naranco no hay pinturas que proteger, así que igual que no tiene que volver a colocarse el mármol en el coliseo de Roma o policromar los templos griegos, tampoco es necesario revocarla. En Santullano se actúa para proteger una pintura mural de relevancia europea. En el caso de San Miguel de Lillo se pueden utilizar hidrofugantes, aunque llevan mucho mantenimeinto, o enlucir. Pero en cualquier caso hay que estudiar primero cada 'paciente' y aplicarle el tratamiento que necesite».
Lorenzo Arias cree sin embargo que el impacto visual será importante. «Se pueden restaurar las pinturas como se hizo en San Miguel de Lillo sin revocar el exterior, no creo que sea una intervención obligatoria», opina. «Yo creo que lo primero que hay que hacer es un drenaje perimetral, encalen o no encalen. No niego que deba de estudiarse la posibilidad, pero no lo creo imprescindible», concluye el historiador del arte de la Universidad de Oviedo.
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