Embarcado en su gira 'La Romería', que le llevará los próximos días 22 y 23 de diciembre al Teatro de la Laboral, con todo el papel vendido, el músico Rodrigo Cuevas hacía este domingo un alto en el camino para presentar en la librería ... Matadero Uno de Oviedo su debut editorial: 'La xorda. Nuevos cantares de chigre', una actualización del repertorio popular asturiano con piezas escogidas por el propio artista para ser entonadas a coro en cualquier folixa compartida.
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Ese es el significado de 'xorda', según el diccionario de la Academia de la Llingua: «Axuntanza de persones pa cantar, pa baillar, pa pasalo bien». En su libro, el agitador folklórico, amplía su valor para mostrarla como «ferramienta pa trescender la vida cotidiana» y como «un arte de vivir percima l'abismu». Y bastante de eso tuvo una presentación, rematada con chocolate y churros -como las noches de jarana-, en la que Cuevas dialogó con el escritor Xaime Martínez, responsable del sello 'Cierva y Culiebra' que edita la antología, y con la periodista Aitana Castaño, al calor de una librería llena a rebosar. Y desde luego no faltaron algunos de las piezas presentes en 'La xorda', entonados por el trío de la cabecera con el coriquín del público, ya que, como remarcaría el de Vegarrionda: «Lo guapo que tienen los cantares populares ye que puede cantalos tol mundu. Y eso ye lo que presta, tar xuntos cantando y querese aunque los otros nos caigan mal».
Esa es una de las enseñanzas de este cancionero con vocación de guía espiritual de 'xuntances pa pasalo bien' y que sigue los distintos estados de ánimo por los que suele discurrir una 'xorda', catorce en el libro a modo de estaciones de un vía crucis alegre y disfrutón. En cada una de ellas: de 'La pulsión' a 'L'arrancadera', pasando por 'Tras el matu', un cantar. Algunos con autor: 'La romería' de Víctor Manuel, 'El chamiceru' de Nuberu o 'Muyeres' de Alfredo González, pero también anónimos como 'L'Habanera roja' de octubre del 34, las 'Vaqueiras' que grabó María Dolores Pradera u otra rareza: 'Les bodes de Cimavilla', que Cuevas aprendió de la célebre Mulata, tres de las piezas que entonaron a coro los asistentes.
Número uno de la editorial creada por Xaime Martínez e ilustrado por siete artistas gráficos asturianos, Cuevas confesó: «Yo nun lu escribí, lu falé en les llargues conversaciones que tuvimos Xaime y yo». Su propósito el de ser usado «como un llibru de recetes, un llibru oxetu guapu y qu'hasta se puede llevar en bolsu», ponderaron ambos y en cualquier «folixón d'esos en familia, ente amigos o conocíos que se sabe cuándo empieza pero non cuando va acabar». En él no solo piezas acordes a cualquier momento de una fiesta sino auténticos conjuros «pa neutralizar pesaos d'esos qu'estropien la nueche falando de fútbol o política», para enamorar y enamorarse o para retener al coriquín en esa hora infinita del «bueno, marcho que tengo que marchar». Con el 'Trole del tranvía' pusieron el ramo Cuevas, Martínez y Castaño encabezando a los asistentes hacia la chocolatada que les esperaba para retirar con el mismo buen sabor de boca de esta 'xorda'-presentación.
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