Rodrigo Cuevas se expone

«El objetivo es intentar sumergir a la gente en las cosas que a mí me apasionan y me sirven como motor creativo», asegura el propio Rodrigo Cuevas, feliz de verse expuesto y comisariado por dos personas muy vinculadas a él como son Ricardo Villoria y Llorián García, que se han encargado de revelarle. «No queríamos que fuese una retrospectiva, es muy joven para eso, queríamos hacer un acercamiento a ese proceso», señala Villoria, que explica cómo han buscado maneras singulares de contarle. Él se ha encargado de la parte más artística; Llorián García, de la teórica. «Lo que hacemos en esta exposición es prestar atención a las prácticas musicales y artísticas y de colaboración vecinal de Rodrigo, que es también su forma de vivir, puesto que se entremezcla la obra y vida, y les damos un potencial teórico», señala y añade que buscan otorgarle relevancia a sus maneras de recuperación del saber popular. «Esto enlaza con la manera en la que Rodrigo se relaciona con la tradición, lo que hacemos es coger los saberes informales que muchas veces se dan en un escenario, que existen en las formas de transmisión de la tradición oral, que muchas veces además estaban feminizadas y por lo tanto no se les daba importancia y nosotros les damos la relevancia al convertirlos en un objeto de una exposición de arte contemporáneo», anota García.

Ese es el punto de vista, esa es la perspectiva que se hace grande en esta exposición, que trasciende al propio protagonista para llegar mucho más lejos, para agigantar el mundo de que se alimenta. Eso sí, todo eso, hay que hacerlo arte. Hay que hacerlo belleza y contarlo de una manera que atrape al público de la misma manera en la que Rodrigo atrapa a quienes acuden a verle en sus conciertos. Sus recetas, que no viene mal aplicarse –apunta Llorián García– son las siguientes: «Todos podemos aprender de una manera de hacer que implica tener una empatía con aquellos con los que estás haciendo. Él tiene esa manera de hacer empática, se divierte jugando con los demás, seduce, le gusta hacer las cosas desde la diversión».

Ese Rodrigo se expone y, relata Villoria, se hará con diferentes piezas. La principal es una instalación audiovisual: «Es una pieza interactiva en la que la gente puede acercarse a Rodrigo, puede hablar con él», señala Villoria. En pantalla gigante el público será partícipe de un juego, podrá hacer preguntas que encontrarán la respuesta de nuestro protagonista.

Será, pues, él mismo, quien se narre en una muestra que permitirá a los visitantes ser partícipe del contenido de sus videoclips o de sus encuentros con esos informantes rurales del folclore en torno a cuyas historias y canciones ha ido configurando su carrera.

Se muestran también fotografías inéditas con estilismos que miran hacia el folclore y se expondrá la pintura original que es la portada del último disco, 'Manual de romería', obra del artista andaluz Javier Ruiz. Habrá un par de vestidos de kÖS y hay una pieza muy interesante que se plantea como una especie de escultura hecha con paneles de cebatu que se realizó en un taller previo.

Los fetichistas podrán disfrutar también de vitrinas con objetos vinculados a su carrera, que van de un pene a unas madreñas o una pandereta.

Hay también interacción abierta a través de un programa que permitirá, a través de un código QR, enviar informaciones, un refrán de su abuela, una canción, un trabalenguas. «Es un poco llevar a la exposición esa forma en la que trabaja Rodrigo y él podrá contestar». Le apetece a Cuevas esa interacción. Y quién sabe si de todo lo que la exposición le brinde podrá salir algo más. Él no cierra puertas a nada y se siente encantado de llegar a Laboral Centro de Arte: «Los artistas de la música igual no tenemos tantas oportunidades de meternos en el centro de creación y me hace ilusión», asegura este hombre siempre con ganas de meterse por todos los vericuetos, también los creativos. Y la investigación de la música tradicional podría ser un campo para él en Laboral y más en este momento de gran interés: «Ahora hay más visibilidad para la tradición pero también es verdad que ya perdimos mucho por el camino», lamenta. Pero no de lamentarse Cuevas. Tampoco de pararse a mirar atrás al año de locura que lleva: «No tengo mucho tiempo para mirar atrás, ya sabes que cuando vas muy rápido en la bici si miras para atrás te la pegas. Ya cuando se me apague la batería lo hago».